Despertar Ciudadano, la Multisectorial del Agua y otras organizaciones no gubernamentales y de consumidores lanzaron ayer una campaña para el Estado recupere el control de la empresa Aguas Provinciales. "El agua es un derecho, no un negocio", será una de las consignas. Uno de los dirigentes, Alberto Muñoz, advirtió sobre los antecedentes del grupo que capitanea el empresario Sergio Taselli que puja por quedarse con el capital accionario del grupo Suez. "Ya hemos tenido una larga experiencia con el señor Taselli en la Argentina, que empezó muy humildemente y se convirtió en forma acelerada en un rematador de empresas. Eso ha hecho a lo largo y a lo ancho del país. En estos momentos, los trabajadores de Parmalat están peleando porque hace dos meses que no reciben los sueldos. Estamos hablando de un señor que se mete en muchísimos negocios sin conocer ninguno. Y que en el caso del agua, en especial, no tiene absolutamente nada que ver", afirmó.

Según Muñoz, la venta de Aguas Provinciales reedita "el mismo esquema de alianzas del menemismo. Y que produjo en la Argentina cosas totalmente atípicas. Por ejemplo, en el mundo hay 300 millones de habitantes que tienen su servicio privatizado, el 5 por ciento de la población mundial, pero en esos lugares los sindicatos se opusieron a la privatización cuando no lograban frenarla. Pero en la Argentina, los dirigentes sindicales se convirtieron en promotores de la privatización".

"Pruebas al canto, solamente en la Argentina, los sindicatos tienen el 10 por ciento de Propiedad Participada (PP). Cuando venían los gerentes de la Suez al país, primero hablaban con el señor Lingeri, no porque era el secretario general del Sindicato de Obras Sanitarias de la provincia de Buenos Aires, sino porque tenía el primer nivel en acciones minoritarias. O sea, estamos hablando de una situación absolutamente incomprensible que después de diez años en Santa Fe y doce en Buenos Aires nos deja un saldo muy claro de cuáles son los niveles de eficiencia, competencia, calidad del servicio, responsabilidad en el cumplimiento de los contratos y aumentos de tarifas. Hay un balance muy claro en el país sobre lo que pasó con el servicio de aguas y no solo ocurrió con el grupo Suez, en Santa Fe. También pasó con el grupo Vivendi, en Tucumán y con el grupo Azurix, el brazo sanitario de la Enron norteamericana, en provincia de Buenos Aires, donde todavía están frescas las imágenes de los vasos marrones en Bahía Blanca, hace cuatro o cinco años atrás. Esta es la consecuencia de darle a la empresa privada que solucione el problema de los sectores más humildes", concluyó Muñoz.