Martes, 3 de febrero de 2009 | Hoy
SANTA FE › LOS HERMANOS ROSSI FUERON AGREDIDOS POR PRODUCTORES AGROPECUARIOS
Un manotazo estrelló un huevo en la cabeza del mayor de los Rossi, mientras que se hermano llevó la peor parte al recibir dos puñetazos por la espalda. Y otro golpe hizo añicos el parabrisas del automóvil oficial de la Cámara de Diputados.
Por Juan Carlos Tizziani
Los diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín y Alejandro Rossi sufrieron ayer una encerrona en las puertas de la Municipalidad de Laguna Paiva, donde unas 30 personas que se identificaron como productores agropecuarios de Emilia y Llambi Campbell los esperaron durante dos horas y media, rechazaron dos veces la posibilidad de reunirse con los legisladores que estaban dispuestos a dialogar y después los atacaron a huevazos, piñas y patadas. Un manotazo estrelló un huevo en la cabeza del mayor de los Rossi, mientras que se hermano llevó la peor parte al recibir dos puñetazos a traición, por la espalda. Y otro golpe hizo añicos el parabrisas del automóvil oficial de la Cámara de Diputados de la Nación en el que se movilizaba Agustín. "Esto no fue una cosa espontánea porque la información de que íbamos a estar en Laguna Paiva estaba en la prensa. Que la intolerancia derive en una agresión física es una línea que la sociedad no tendría que permitir que sobrepase", dijo el jefe del bloque oficialista. Alejandro advirtió: "Sepan todos aquellos que creen que pueden hacer lo que quieran, que este es el último hecho que nosotros toleramos pacíficamente".
Rossi llegó a la Municipalidad de Laguna Paiva a media mañana, donde se reunió con el intendente Norberto Trossero; los presidentes comunales de Emilia, Monte Vera, Nelson y Arroyo Aguiar -todas, cercanas a Santa Fe- y directivos de la Cooperativa Agrícola La Lucila. Lo acompañaban su hermano Alejandro, el vicepresidente del Partido Justicialista de la provincia, Jorge Fernández; y el jefe del bloque de diputados provinciales del Frente para la Victoria, Luis Rubeo. La actividad era conocida, porque el día anterior la prensa local informó que Rossi y Trossero tenían previsto recorrer un centro de salud que se remodeló con fondos nacionales.
Los manifestantes esperaron a Rossi en las puertas del municipio durante dos horas y media, hasta que saliera. El legislador ofreció dos veces la posibilidad de recibirlos, aunque sin éxito. "Los invitamos a entrevistarse para ver si tenían alguna voluntad de dialogar o expresar algo en términos normales y pacíficos, que yo estaba dispuesto a recibirlos, pero nada de eso sucedió", comentó Agustín después del incidente.
El primero en salir fue, precisamente, el mayor de los Rossi, que se convirtió en blanco de insultos que lo obligaron a subir a la carrera a un Bora gris metalizado -propiedad de la Cámara de Diputados de la Nación-, que lo esperaba en la puerta. Una mano le estampó un huevo en la cabeza y aún hoy, Rossi no sabe si fue una piña encubierta. Uno de los más exaltados se montó a bordo del capó y destrozó el parabrisas de un puñetazo, y cuando el vehículo emprendía su marcha otro sujeto lo despidió a patadas.
A Alejandro Rossi le tocó la peor parte. Aguantó los insultos, pero no pudo impedir que otra lluvia de huevos y bosta lo echastrara. En el trayecto, sufrió dos puñetazos en la espalda, pero no respondió: prefirió emprender la marcha al volante del auto, aunque antes de alejarse bajó el vidrio de la ventanilla, sacó la mano izquierda y se la mostró a los manifestantes con el dedo mayor apuntando al cielo.
"La verdad es que sentimos mucha impotencia", dijo después el jefe del bloque oficialista, quien consideró el ataque como un hecho planificado. -¿Cree que hubo una organización? -le preguntó Rosario/12.
-No sé si había una organización, sí que estaban organizados, que fueron a esperarme a las 10 de la mañana. Apenas entré a la Municipalidad de Laguna Paiva, ellos se congregaron en las puerta y esperaron dos horas y media hasta que yo saliera. En dos oportunidades, la gente de la Municipalidad, por solicitud mía, salió y les propuso dialogar y dijeron que no. Y aquí está la gran contradicción, mientras ellos estaban afuera para agredirme, yo estaba adentro reunido con dirigentes de la Cooperativa Agrícola La Lucila, de Emilia. Así que ellos estaban decididos a agredirme. La sorpresa quizá fue el nivel de violencia, la verdad es que yo había ya vivido lo de la puerta de mi casa (en Rosario) que fue una agresión verbal, pero aquí hubo mucha violencia -contestó Rossi.
-¿Le pegaron?
-Me reventaron un huevo en la cabeza y no sé si fue el huevazo o una piña. Enseguida cerré la puerta. Pero a Alejandro le pegaron dos puñetes en la espalda. Lo grave es que la intolerancia derive en una agresión física, esa una línea que la sociedad no tendría que permitir que se sobrepase -contestó el legislador.
Su hermano confirmó también que fue golpeado. "Todo parecía una protesta de las que todo el mundo tiene derecho a hacer. El problema es que pasa a verde oscuro cuando estas personas creen que son amos y señores de la tierra. Rompieron el parabrisas del auto de Agustín, me golpearon a mi. La verdad que fue una situación desagradable por calificarla suave", dijo por LT9.
"Nosotros somos diputados nacionales electos por la voluntad del pueblo de Santa Fe, tenemos derecho constitucional y legal a la protección del Estado federal y provincial. Vamos a seguir haciendo política. Estamos convencidos que este método autoritario fue el de los progroms en la Unión Soviética y del nazismo en Alemania, donde determinados grupos se arrogaban la verdad y nadie que pensara distinto podía transitar o hacer. Y vamos a ejercer legítimamente el derecho a defendernos que tenemos. Sepan todos los dirigentes rurales de la provincia de Santa Fe y todos aquellos que creen que pueden hacer lo que quieran que éste es el último hecho que nosotros toleramos pacíficamente", concluyó Alejandro Rossi.
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