Domingo, 26 de junio de 2016 | Hoy
SANTA FE › PANORAMA POLíTICO
El gobernador ya marcó los límites y la supervivencia del Frente Progresista en Santa Fe. A la vez atiende la propia interna del socialismo y avizora que volverá a haber en el país un espacio para la centroizquierda, en manos del kirchnerismo en los últimos años.
Por Pablo Feldman
"No me pongan en la lista de los sepultureros del Frente Progresista", dijo hace unos días Miguel Lifschitz al hacer un balance del primer semestre de gestión, en un acto rodeado de la plana mayor de su partido y de la Unión Cívica Radical. La frase, estudiada para cerrar el discurso, fue precedida por una serie de consideraciones tan irrefutables como anacrónicas. "Esta experiencia única, que no existe en otro lugar de la Argentina, de una verdadera coalición política que gobierna, se presenta a elecciones, avanza, se consolida y gestiona en municipios, comunas y en toda la provincia", sostuvo el gobernador ante la mirada de José Corral, Presidente de la UCR a nivel nacional, Julián Galdeano -presidente de la UCR en Santa Fe- Mario Barletta, su vice gobernador Carlos Fascendini y los cuatro ministros radicales que integran el gabinete. Horas antes, Corral había anunciado que para las elecciones nacionales del año que viene "la UCR va mantenerse dentro de Cambiemos" y por tanto va a enfrentar a la nómina que presente el Frente Progresista, o lo que quede de él. A partir de ese momento, comenzaron una serie de cruces verbales que incluyeron a otros dirigentes -como el ex-vicegobernador Jorge Henn- que pidió la renuncia de los miembros del gabinete que reportan a Corral, o el titular de la cartera de Seguridad Maximiliano Pullaro que anticipó que "habrá más de una lista de la UCR". Desde las filas del socialismo, prefirieron marcar las diferencias con los socios del PRO y "marcarles la cancha" a tal punto que más allá del discurso componedor de Lifschitz, la ruptura parece inevitable. "Será la conveniencia y no la conciencia lo que defina a los radicales" dijo a Pagina/12 un alto dirigente del socialismo que calcula que la salida o la permanencia de los radicales en el FP dependerá del humor social, y del "éxito o fracaso" del gobierno nacional y provincial. Hasta entonces, sostiene el dirigente "los radicales van a seguir cobrando en las dos ventanillas" tal como lo sintetizó el dirigente santafesino del PRO con mayor llegada a Mauricio Macri, el diputado provincial Federico Angelini. Un párrafo aparte en la actualidad del Frente es la interna de los socialistas, que habitualmente se dirime sin sobresaltos, pero que esta vez tiene un condimento excepcional como lo es la reforma constitucional -que todos apoyan incluida la reelección del gobernador que es lo que provoca el enfrentamiento-.
"No es tiempo de internas y no me entretengo con chismes" dijo en la semana a Rosario/12 el gobernador Lifschitz tratando de poner fin a rumores y reyertas entre los integrantes de distintas facciones del FP. Anticipo que "en el corto y mediano plazo, no hay riesgo de fractura" aunque no precisó su medida de los tiempos. Si se toma 2016 como corto y mediano, es probable que el gobernador no se haya equivocado, si se piensa en 2017 -elección de diputados nacionales- el margen de error se amplía, y para 2019, nadie se atreve a ningún pronostico. Lo cierto es que los postulados del FP se chocan de frente con la gestión del PRO y más allá de los esfuerzos por mantener una buena relación, las definiciones políticas plantean necesariamente un escenario de confrontación: "A veces nos olvidamos que cuando llegó el FP al gobierno veníamos de 24 años de postergaciones, de abandono, se había transformado en una provincia conservadora, ustedes se acuerdan de la ciudad de Santa Fe después de las inundaciones y de la corrupción" rememoró el gobernador, "no tenemos que olvidarnos de defender la educación pública, la salud pública, lo que pasó con nuestra empresa de Aguas o el banco de Santa Fe. Nuestro proyecto debe ser identificado como progresista, bien cívico y bien social", remato Lifschitz delante la plana mayor que aplaudió sin entusiasmo.
En la UCR prefieren evitar las declaraciones, las acciones marcan un rumbo que por ahora marcha a compás del gobierno nacional. Es difícil de precisar el nivel de adhesión en las bases, pero la dirigencia se hamaca del tal modo de evitar dar un mal paso. En alguna medida, la definición de Angelini -quien apuntó a Lifschitz de ser "más opositor que Alicia Kirchner"- cobra sentido cuando José Corral le cuenta a quien quiera escucharlo qué será candidato a gobernador en 2019, pero no dice con el FP o contra el FP. El intendente de la ciudad de Santa Fe es un entusiasta macrista, y suele ser el anfitrión de los funcionarios nacionales en la provincia, aun por delante de los propios dirigentes del PRO.
"En el armado nacional al PRO le cierra que Corral encabece, sobre todo porque los que hicieron las otras campañas perdieron y no tienen manejo de territorio", dice un dirigente de la UCR que adscribe a la estrategia de "esperar y ver qué va pasando". Lo cierto es que Miguel Del Sel es embajador en Panamá y que ya nadie piensa en otra candidatura, y la segunda oleada del PRO en Santa Fe tiene poco recorrido.
"No hay 2019 para nosotros si no ganamos el 2017", dice la fuente socialista que vio cómo por apenas 1500 votos (el 0,1%) su partido ganó los últimos comicios en Santa Fe.
Para eso, es altamente probable que el candidato a diputado nacional sea el ex-gobernador Antonio Bonfatti, que ganó cómodamente en su elección ese mismo día para ser legislador provincial. Es actualmente presidente de la Cámara de Diputados y sus definiciones son seguramente las más críticas frente al gobierno nacional. Alrededor de Lifschitz sostienen que "Bonfatti tiene otro margen, el no tiene que reunirse ni tratar con el presidente o los ministros". Eso es así, pero también Bonfatti fue el único dirigente del espacio que dijo que "jamas votaría a la derecha" en las horas previas balotaje. Si bien públicamente no lo ha dicho, no se opone a la reelección del gobernador, pero sí a que se habilite en este turno. Sus aspiraciones son volver a la Casa Gris dentro de 4 años, la de Lifschitz son tener la chance de permanecer. Tampoco el gobernador se ha encerrado en el discurso reeleccionista, pero cree que le asiste ese derecho. En rigor, Santa Fe es una de las dos provincias de la Argentina que no ha reformado su carta magna en más de medio siglo, y para el gobierno este es el momento indicado. No es un dato menor, tal vez microclimático, pero a la vez decisivo de lo que pueda suceder en Santa Fe, con el Frente Progresista, un espacio político que el gobernador pretende proyectar a nivel nacional, ante la mala hora que atraviesan otras fuerzas que lo conducían: "No tengo dudas de que tarde o temprano va a llegar el momento de una fuerza alternativa progresista en la Argentina. Tenemos que ser inteligentes, tenemos que saber construir nuevas mayorías, no se construye de un momento para otro, no se improvisa, las improvisaciones terminaron siempre mal en nuestro país. Por eso tenemos que cuidar este gran capital que hemos construido en Santa Fe, que tiene futuro y deseos de crecer en todo el país", se ilusiona Lifschitz.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.