Sancor, la cooperativa que durante 68 años fue símbolo de la industria lechera nacional y una de las más pujantes de Santa Fe, pasó a manos extranjeras. El capitalista húngaro George Soros adquirió el 62 por ciento el paquete accionario a cambio de 120 millones de dólares. La noticia, difundida a última hora de ayer, causó sorpresa en los círculos económicos santafesinos, al punto de que el ministro de la Producción, Roberto Ceretto, prefirió no omitir opinión hasta tanto conocer hoy más detalles de la operación. Mientras tanto, Gustavo Colombero, titular de la Mesa Provincial de Lechería, consideró ante Rosario/12 a la novedad como "una señal muy dura para el sector", ya que el 80 por ciento de la producción está concentrado en una decena de empresas extranjeras. Entre las grandes solo queda una nacional, Williner de Rafaela, que explota la marca Ilolay. SanCor es la compañía láctea más grande del país, formada por 70 cooperativas que representan a 2300 productores y facturó 1452 millones en 2005.

A través de una carta enviada por SanCor -cuya principal planta está en la ciudad de Sunchales- a la Comisión Nacional de Valores (CNV), se conoció la novedad. La compañía aceptó una carta de intención que "tiene por objeto llevar adelante negociaciones de buena fe tendientes a alcanzar acuerdos de asociación para la explotación del negocio de lácteos que actualmente SanCor lleva adelante".

Se trata de la venta del 62,5 % del paquete accionario de la firma láctea al grupo Adecoagro, del magnate de origen húngaro George Soros. Justamente, en el sitio web de ese grupo un comunicado de prensa indicó ayer que "siendo uno de los productores de leche más importantes del país, Adecoagro encuentra en SanCor un socio ideal para apalancar su fortaleza financiera en proyectos de inversión destinados al crecimiento productivo y al desarrollo de energías renovables vinculadas con la actividad lechera".

Así SanCor dejará de ser una cooperativa y se convertirá en una sociedad a la cual aportará los pasivos y activos asociados directamente al negocio lácteo. El aporte de Adecoagro será utilizado para: 50 millones de dólares a la capitalización de una nueva sociedad destinada al giro ordinario del negocio y 70 millones de dólares a la cancelación parcial de la deuda financiera de la firma, reestructurada en marzo de 2005. De todos modos, la carta de intención de la operatoria accionaria quedará sin efecto si no se logra una reestructuración de la deuda, cercana a 167 millones de dólares.

SanCor y su principal competidora, La Serenísima, difundieron recientemente las dificultades financieras que enfrentan por culpa "de los acuerdos de precios que pactaron en diciembre pasado con el gobierno nacional", según manifestaron ambas compañías. A fin de septiembre pasado SanCor anunció que no podía pagar 10 millones de dólares de una cuota de capital y los intereses de una Obligación Negociable. SanCor, al igual que La Serenísima, atravesó por largas renegociaciones de sus pasivos tras la crisis económica que se desató en diciembre del 2001, ya que endeudadas en dólares, pero con el grueso de sus ventas en el mercado local, la pesificación le planteaba un problema de difícil solución. Además de acordar con los acreedores, deben renegociar con sus acreedores, las usinas lácteas tienen un segundo frente de conflicto, debido a que las asociaciones de tamberos reclaman una recomposición de los precios de la materia prima.

El ministro de la Producción santafesino, Roberto Ceretto, se manifestó sorprendido cuando este diario lo consultó respecto a la operación. "Estoy cerca de Venado Tuerto, participando de reuniones, y preferiría contar con más datos antes de dar una opinión", se atajó.

Más contundente fue el titular de la Mesa Provincial de Lechería, el rafaelino Gustavo Colombero. "Sería lamentable que una de las cooperativas que fue bastión en la defensa de los productores argentinos -dijo- pase a manos privadas extranjeras, es una señal muy dura para el sector". Luego detalló que el 80 por ciento de la producción láctea está concentrado en una decena de empresas con capitales extranjeros integrados en forma mayoritaria o minoritaria. La única genuinamente argentina que queda es Williner (Ilolay) de Rafaela. "La lectura es preocupante, porque rompe con la mística y el fundamento por la cual fue creada SanCor, generada por cooperativas primarias. Me produce una tristeza muy grande, independientemente de que estamos en una pendiente muy grande respecto a la extranjerización de la economía argentina, con el petróleo, los ferrocarriles, la tierra, entre otros, en manos de transnacionales", concluyó Colombero.