Muchos acontecimientos separan a "Dios los cría" de su última visita a Rosario, que tuvo lugar --con carácter de debut-- allá por el 2002 en la sala Lavardén, a partir de una invitación de Cielo Razzo. Desde ese momento, dos nuevos discos nutrieron la discografía de la banda, el homónimo publicado en 2003 y Justo cuando nos estábamos quedando sordos, la placa lanzada este año y que ha motivado el retorno del grupo marplatense, que esta noche a las 21 se presentará en la Plaza Cívica (San Lorenzo 1949), en un recital gratuito que contará también con la presencia de Degrade, que celebrará la reedición de su disco Agua por el sello Mon Musique, y que logrará distribución nacional por Epsa Music.

Por su parte, "Dios los cría" centrará esta nueva visita en su flamante cuarto disco, en un concierto que también permitirá un repaso por los clásicos de sus anteriores realizaciones. A diferencia de aquellos antecesores, Justo... se ofrece como una muestra clara del fructífero presente del hoy quinteto que conforman Alfredo Martínez (bajo), Hugo D'Intino y "Niño" Torres (guitarras), Mariano Mendoza (batería) y Pato Duhalde (voz). Fue precisamente el cantante el que, en diálogo con este medio, distinguió: "A medida que pasa el tiempo uno va encontrando más lo que quiere decir y cómo quiere decirlo, la personalidad de su sonido. Creo que este disco termina de redondear a nivel de concepto estético y sonoro lo que es `Dios los cría', obviamente con su sello".

"Lo que más nos gusta de hacer discos es que vamos logrando que las canciones transmitan lo que tienen que transmitir, que es lo más difícil de lograr para un músico en un estudio --agregó--. Creo que en donde mejor lo logramos es en este disco. La música es una cuestión absolutamente emotiva, intuitiva y necesita esa inspiración al tocarlo. Un estudio friza todo eso, es como que lo racionaliza, uno lo tiene que desglosar, hacerlo por partes, y a partir de eso lograr la emotividad del final es lo más difícil. Por eso creo que en este disco logramos que las canciones guardaran esa emotividad, esa llamita que hace que las canciones digan lo que tienen que decir".

En esta nueva experiencia en estudios, los marplatenses trabajaron junto a Gustavo Iglesias, ingeniero de Babasónicos, buscando "un sonido de grabación más inglés, más empastado, de válvula, muy acústico". Sacando además provecho del estudio Circo Beat --que tomaron como propio durante algo más de un mes--, el grupo terminó logrando un material que reflejó "ese espíritu muy arriba, de una vivencia muy satisfactoria". Finalmente, esa energía se terminó trasladando a las presentaciones en vivo, según concluyó Duhalde: "El vivo supera al disco, y eso es algo que siempre te planteás al momento de grabar. Si querés en el estudio podés grabar cincuenta violas, pero siempre que entramos buscamos la medida justa, como para que el vivo termine rindiendo".