Jorge Crespillo y Osmar Villaba, son dos presos de Coronda que participan de la redacción de la revista Ciudad Interna, que se hace en ese penal provincial. Dieron a conocer una crítica carta sobre la vida en la cárcel a más de dos años de la llamada "Masacre de Coronda", cuando el 11 de abril de 2005 un sangriento motín costó la vida de 14 internos del penal. Y señalan que además de esos muertos, "se suman otros 90 caídos en el transcurso de 10 años, con lo que llegan a un total de 104 vidas humanas devoradas por esto que llaman `Instituto Modelo' que, en todos los años de detención que llevamos nunca pudimos saber de qué", aseguran.

El texto recuerda que "dos meses antes de la tragedia se dio aviso a todos los estamentos del poder en forma oral y por escrito de que el Servicio Penitenciario estaba tratando de generar un motín o algo similar con intenciones de derrocar al entonces Director del Servicio Penitenciario Dr. Fernando Rosúa al no compartir la línea de diálogo que intentaba implementar. Recordamos que los motines no solo producen muertes de internos, traen aparejado con ellos fuertes sumas de dinero y también desestabilizan gobiernos".

También señalan que "después de los cruentos hechos y al querer intervenir la Nación el penal santafesino y implantar fuerzas de Gendarmería Nacional, Obeid le salió al cruce a Kirchner y le dijo "dejame que esto lo arreglo yo". Para llevar adelante esta tarea buscó a un conocedor del terreno el Dr. Jorge Bortolozzi, puesto que llevaba varios años desempeñándose como Director de IAPIP, lo que resultó un acierto del Gobernador santafesino". Pero agregan que "nunca se buscaron las responsabilidades penitenciarias y políticas de la tragedia y hasta la fecha todo lo absorbe la imperante impunidad llevada adelante a los largo de los años".

No dejan de advertir en la carta que "Bortolozzi y un puñado de oficiales con ideas progresistas y sabedores de las irregularidades y de la corrupción del personal penitenciario, optaron mantener la política de diálogo y contar con el asesoramiento de los detenidos, que cuenta con delegados de los diferentes pabellones los cuales, conocedores de las problemáticas carcelarias y cansados de ser siempre los perdedores entre las disputas interinas del personal penitenciario, se propusieron a llevar adelante un cambio y terminar con el caos reinante. Se comenzó con un saneamiento en las filas del Servicio Penitenciario de todo el personal involucrado en los diferentes sucesos irregulares muchas veces cruentos y se los empezó a trasladar a los corruptos y ineptos a las diferente unidades de la provincia, todo esto fue llevado en conjunto con la Coordinadora de Trabajo Carcelario. También se solicitó la incorporación de un civil al frente de la unidad lo cual fue puesto en práctica y designado para tal cargo el Dr. Claudio Bertero, esto último fue uno de los golpes más duros que pudo recibir el Servicio Penitenciario. De esta forma `peligrosos convictos ayudaron a establecer el orden quebrantado por funcionarios encargados de llevar adelante esta tarea'. Hoy como hace dos años advertimos un principio de desgaste y calentamiento producido por omisión, inacción o algo más peligroso aun, `intereses políticos'".