0 Central: Alvarez (7); Azconzábal (4), Raldes (5), Ledesma (6); Costa (5), Borzani (5), Cristian González (4), Papa (4); Damián Díaz (4); Vizcarra (4), Arzuaga (3). DT: Carlos Ischia.

2 Vélez: Montoya (6); Pellerano (5), Uglessich (5), Bustamante (5), Méndez (5); Bustos (6), Lima (6), Ríos (5); Zapata (7); Balvorín (5), Silva (5). DT: Ricardo La Volpe.

Goles:PT: 36m Lima (V). ST: 49m Ríos (V).

Cambios: ST: Desde el inicio Núñez por Balvorín (V), Castillejos por Vizcarra (C) y Messera por Papa (C), 31m Coria por Silva (V) y 34m Cabral por Zapata.

Arbitro: Diego Abal

Cancha: Central

Expulsados: PT: 37m Méndez (V). ST: 20m Cristian González (C) y 23m Arzuaga.

Una crisis de éxodo tiene atrapado a Central en lo profundo de la tabla. Es que todo se escapa de Arroyito: los puntos desaparecen sistemáticamente cuando el equipo juega del local, también se van los jugadores, como ayer debieron dejar la cancha Cristian González y Martín Arzuaga por creerse más pícaros que el juez, meses atrás se habían ido los dirigentes --expulsados por la crisis que construyeron--, y se irán los interventores en el mes que vienen. De esa coyuntura escapista se prendieron al unísono los hinchas, que tras consumarse la derrota con Vélez reclamaron por la salida de Carlos Ischia, entrenador que ve comprometido por una extensa secuencia de esquivos resultados.

Los pioneros de esta tendencia evasiva que azota al equipo de Arroyito son los propios puntos, que en lo que van del Apertura nunca fueron tres los que se quedaron alguna tarde en el club. Central no gana ante su gente, y para peor, pierde seguido. El verdugo de ocasión fue el contrariado Vélez de La Volpe, que salpicó pizcas de talento en la jerarquía de Zapata.

La llamativa lentitud de Azconzábal puso rápidamente en duda la credibilidad de la apuesta táctica del equipo, que salió a jugar con línea de tres para inundar el mediocampo de volantes, suponiendo de la enjundia que allí volcarían los jugadores rivales. La imaginación de Ischia en la pizarra no fue lúcida: a las limitaciones del Vasco, en el fondo se sumó un agotado Raldes y en el medio se confundieron los creativos con los de marca, pasando desapercibida la figura de Damián Díaz.

En cuanto a situaciones, el partido arrancó con un cabezazo de Ledesma al travesaño, una mediavuelta de Balvorín controlada por Alvarez, y un zapatazo de Lima al horizontal, tras descuido de Raldes en el área chica. Todo se alteró con un preciso tire libre de Lima, que clavó la pelota sobre el palo de la barrera tras infracción de Papa al borde del área. Vélez ganaba, pero acto seguido Méndez vio la roja por una inexistente agresión a Díaz.

Central nunca sacó provecho de su hombre de más en el campo de juego. Ni siquiera en el segundo tiempo, donde en vez de abrir los caminos a la recuperación deportiva con los ingresos de Messera y Castillejos, el equipo cayó en su propia crisis, aquella donde todo se le escapa de la manos. Fue entonces cuando en el momento que había que agrupar fuerzas, al equipo se le fueron sus jugadores de mayor responsabilidad: primero el Kily, que insultó el árbitro y el juez de línea en jugada intrascendente, y luego Arzuaga, que al derrumbarse en el área vio su segunda amarilla por simulación.

Pero hubo nueve jugadores que se quedaron en cancha. Y la pelearon con recursos más pasionales que racionales, doblando esfuerzos y ganas. Como Ledesma, que jugó de defensor, volante y win derecho al mismo tiempo, o Costa, que con un tiro libre que despejó Montoya produjo lo más importante para el equipo. Con todo Central pisando el área rival, recién en tiempo de alargue la visita lo liquidó de contra, con una corrida de Ríos que la empujó al fondo luego de robarle la pelota a Alvarez en el mediocampo. Fue así como cayó el pitazo final y todo se fujó del Gigante: otros tres puntos, el resto de los jugadores e Ischia, pero él bajo un prolijo coro que bramaba por su salida.