0 Central: Alvarez; Espinoza, Raldes, Ribonetto, Papa; Costa, Borzani, Méndez, Cristian González; Arzuaga, Vizcarra. DT: Leonardo Madelón.

0 Colón: Blázquez; Fernández, Aguilar, Goux, Rivarola; Romero, Falcón, Prediger, Iriarte; Cardetti, Gandín. DT: Leonardo Astrada.

Cambios: ST: Desde el inicio Imperiale por Papa (RC), 20m Damián Díaz por Costa (RC) y Morales por Cardetti (C), 27m Zelaya por Vizcarra (RC), 33m César González por Iriarte (C) y 45m Rodrido Díaz por Falcón (C).

Arbitro: Javier Collado

Cancha: Central

Expulsado: ST: 43m Raldes (C).

Lo único que sumó Central en la noche de ayer fue el punto obtenido en el empate con Colón. El resto de análisis se extiende con balance negativo para el auriazul. Porque el equipo de Leonardo Madelón sigue sin moldear su cara ofensiva y pareciera haber detenido su evolución deportiva en los aciertos defensivos que inculcó el nuevo conductor táctico. El canaya, que debía ganar para salir de la promoción, nunca fue más que el débil rival y terminó temiendo por una final dramático para su gente. Y en aquel cierre donde la visita se animó a pensar en la victoria, el equipo se quedó con diez por la expulsión de Ronald Raldes. Delanteros perdidos en las áreas y volantes sin imaginación para jugar con la pelota llevaron al partido al terreno de la fricción y la intrascendencia, propio de dos equipos que pelean por no descender. La posición en el promedio de canayas y sabaleros da cuenta, por sobre todo, de que no juegan bien al fútbol. Esas dificultades brillaron en la noche del Gigante, donde la obligación de la localía puso a los auriazules más tiempo en el terreno rival, al menos en la primera parte. Con Cristian González ganando todas las pelotas divididas en el medio, Central pisó firme en el arranque del partido. Colón tenía dificultades para salir de las adyacencias de Blázquez, aunque al arquero lo llamaron a intervención en algunos centros lanzados por Papa y Costa. Es que Central buscó sorprender por los laterales, aunque ningún desborde desacomodó al fondo rojinegro.

Similares problemas tuvo la visita en la ofensiva. Con Falcón perdido entre el Kily y Méndez, se generó dependencia en lo que podían hacer Prediger y Romero, y sabido es que ninguno de ellos se distingue por el talento. Entonces Gandín quedó peleando el soledad, aunque el ágil punta de las ingenió para generar infracciones a su favor cerca del área de Alvarez. Y fue en uno de esos tiros libres donde Espinoza debió poner la cabeza sobre la línea del arco para evitar el gol.

Entre centros a la cabeza de los defensores y con Arzuaga y Vizcarra jugando siempre hacia atrás, el que se encargó por romper el tedio fue el Kily, quien inclinado sobre la izquierda sacó un zurdazo cruzado pisando el área mayor que se estrelló en el palo derecho. Eso fue lo más peligroso de toda la noche.

En el complemento Madelón debió de prescindir de Papa, afectado por una dolencia muscular, mientras que González aceptó seguir jugando a pesar de acusar una evidente molestia en el gemelo de su pierna izquierda. Estas dificultades encogieron el protagonismo del equipo en materia ofensiva. Más aún con los intentos mostrados por Colón en la segunda parte, donde fue a la búsqueda del dominio del juego y se propuso jugar más minutos en terreno auriazul.

En parte, la visita cumplió con aquellas pretensiones. De hecho, Central no volvió a inquietarlo. Los auriazules no lograron gestar una sola acción de riesgo, ni siquiera algún remate que le diera intervención al uno rojinegro. Pero con las ganas no le alcanzó a Colón para llevarse los tres puntos. Porque su dominio se repitió en centros para los defensores locales, y sólo con un derechazo de Romero desde 30 metros que sacó Alvarez los dirigidos por Astrada se arrimaron al gol.

Con el Kily saturado físicamente, Arzuaga sin una maniobra de desequilibrio, Costa perdido por la marca adversaria y Vizcarra lejos de la pelota, el final encontró a los jugadores de Madelón sosteniendo un empate que lo mantiene en zona de riesgo.