Medio millar de hinchas de Ñuls acudieron ayer, al última hora de la tarde, a la convocatoria a Moreno y Córdoba para reclamar por más localidades para el clásico del domingo. Para el mismo horario, en sede de Gobernación, autoridades del Ministerio de Seguridad de la provincia citaron a directivos de ambos clubes para reflexionar sobre la decisión de Horacio Usandizaga de ceder menos de cuatro mil localidades a la parcialidad rojinegra. Durante el forzado diálogo el Vasco no aceptó consensuar una medida con su par de Ñuls, Guillermo Lorente, a lo cual los simpatizantes del parque Independencia decidieron movilizarse hacia la sede céntrica canaya para extender su protesta, lugar donde se encontraron con un centenar de hinchas auriazules, librándose una batalla con palos, botellas y piedras en plena peatonal Córdoba que arrojó como saldo tres heridos que requirieron atención médica, 31 detenidos en la seccional segunda, y serios destrozos en comercios y la sede de la entidad de Arroyito.

"Antes de quitarle a los hinchas de Central seis mil entradas para dárselas a Ñuls, yo renuncio", desafió Usandizaga, al concluir la reunión promovida por autoridades de la cartera de Seguridad. El cónclave, al que asistieron funcionarios municipales, provinciales y autoridades policiales (ver aparte), tenía como objetivo analizar entre las partes la distribución de las localidades para el encuentro del domingo en Arroyito.

El ámbito de debate propuesto por el ministro de Seguridad Daniel Cuenca estaba condenado al fracaso, con las declaraciones vertidas por el Vasco durante la mañana de ayer, donde jamás dejó abierta la posibilidad de rectificar su anuncio. Conocidas las palabras del presidente de Central, los rojinegros que se habían reunido en Córdoba y Moreno marcharon hacia la sede céntrica de Central para trasladar su exigencia, lugar donde se habían encontrado un centenar de canayas para respaldar la determinación dirigencial.

Alrededor de 500 simpatizantes leprosos tomaron calle Córdoba a la altura de Dorrego, pero al cruzar Entre Ríos se encontraron con el grupo de canayas, cruce que en un santiamén hizo de la peatonal un caos de gritos, corridas y piedrazos, donde los transeúntes atinaron a refugiarse en los comercios, que al mismo tiempo no dudaron en bajar sus persianas.

Los enfrentamientos se suscitaron a lo largo de 300 metros, dado que la supremacía numérica de los leprosos llevó a que el avance de los violentos leprosos no se detuviera, llegando a las puertas de la sede auriazul, donde la policía había emplazado un vallado de seguridad sostenido por una docena de efectivos. La turba que animaba la pelea calleja intimidó a la propia policía, que ante la llegada de las facciones en pugna se recluyó en los comercios de la galería lindante a la sede de Central, hasta la llegada de los refuerzos pedidos, que a fuerza de disparos al aire ahuyentaron a los jóvenes, lográndose 16 detenciones.

En los pocos minutos que duró la refriega los irracionales rompieron con todo a su paso, principalmente vidrieras de comercios, dañando además el mobiliario de la peatonal con leyendas en aerosol alusivas al presidente de Central. La policía fue a la búsqueda de hinchas de Ñuls, deteniendo en los alrededores a todo aquel que tuviera una camiseta rojinegra.

Los serios episodios de violencia no fueron previstos por las autoridades policiales, quienes al cierre de esta edición evaluaban las medidas a tomar, contemplando incluso la posibilidad de disputar el clásico a puertas cerradas. Usandizaga presentará esta mañana en Tribunales una denuncia en la fiscalía advirtiendo de posibles actos de violencia el día del partido, para prevenir al club de una posterior sanción de la Asociación del Fútbol Argentino. Además, el Vasco elevará un pedido a la empresa que transmite los partidos para que la emisión del clásico no sea por el sistema codificado, a fin de evitar la concurrencia masiva de hinchas en bares, que podrían provocar más actos de violencia.