Fue el ladero de Gerardo Martino a lo largo de los inolvidables últimos 18 meses. Convivió con el Tata durante todo el brillante ciclo, que se cerró hace pocos días. Jorge Pautasso fue ayudante de campo de un Newell's que será recordado por décadas como un fiel protector del buen juego, del defensor acérrimo de una idea, de una expresión. En diálogo con Rosario/12, el ahora ex integrante del cuerpo técnico leproso se animó a hacer un balance de todo el proceso.

-¿Pudiste trazar y dimensionar un balance del proceso?

-Imaginate. Viendo hacia atrás, un año y medio, la situación en la que estaba el club en la tabla posicional del descenso, era un desafío muy grande. Pero en el análisis previo uno veía que si se daban algunos resultados se podía salir. No de forma tan cómoda como la que salimos, pero creíamos que podíamos salir. Luego, a medida que fue pasando el tiempo, el Tata se fue dando cuenta que los jugadores cada día daban más, se fue arriesgando más en la forma más ofensiva de jugar. Un poco fue el mismo plantel demostrando que podía hacer eso. Se fueron consiguiendo resultados, en el primer torneo, que fue bueno, nos caímos en las últimas fechas. En el segundo pasó lo mismo, pero llegamos al subcampeonato. Por suerte en este semestre, más allá de los últimos partidos que se perdieron, se fueron consiguiendo cosas más importantes. El saldo es súpero positivo, sobre todo creyendo que uno en principio vino por un objetivo y terminó coronando todo con brillantez.

-¿Había un convencimiento de los jugadores para con el estilo que pregonó Martino?

-Porque nosotros viéndolo desde afuera cuando dirigía (Javier) Torrente, veíamos que el equipo, más allá de no ganar, estaba la intención de juego. Eso se fue mejorando, se fue jerarquizando el plantel, fueron llegando jugadores que fueron verdaderamente refuerzos. Vinieron pocos pero todos han aportado lo suyo a medida que se fueron adaptando a lo que es el club, la competición. Era algo que a medida que iba pasando el tiempo, iba a madurar y se iba a coronar con el título. No teníamos duda de eso. Desde que llegó el primero, que fue Víctor López, que lo demostró el otro día. Sin tener una continuidad permanente, entró en el partido más complejo y demostró su jerarquía sin tener tanta continuidad. Cuando jugó lo hizo con creces.

-¿Qué tiene Newell's de especial para que varios ídolos hayan decidido regresar en un momento complicado?

-Es evidente que el sentido de pertenencia hacia el club es fundamental. Es evidente que la escuela de Newell`s da esa posibilidad de que los jugadores que vistieron en su momento la camiseta y tienen la chance de irse a Europa, después quieran volver. Ellos concretaron ese deseo y vinieron a dar una mano en el momento más complicado. Pero también hubo otros nombres que estuvieron a un paso de venir y no llegaron por equis motivos, pero sí querían darle una mano al club para zafarlo de la situación que estaba viviendo.

-¿Te sorprendieron la cantidad de homenajes, reconocimientos y ovaciones que se llevó Martino?

-No, era algo lógico, que iba a suceder. Para mí es el jugador con más historia en vestir la camiseta de Newell's, con más logros obtenidos, con más partidos jugados. Era de esperar sabiendo el momento en el que había venido. El reconocimiento siempre existió desde que llegó y más allá de los títulos. Y con los títulos acrecienta más todo lo que representa para la institución.

-¿Cuál fue su mayor virtud, la que supo trasladarle al grupo?

-Supo explotar cada una de las virtudes de cada jugador del plantel. Les hizo entender que dentro de la cancha sólo ellos podían resolver los partidos, con sus condiciones. Ellos expresaban todo lo que sentían dentro de la cancha, tratar de jugar cuando tenían la pelota, hacerla circular, tener situaciones de gol, y cuando se perdían tratar de evitar que nos hagan un gol, marcar lo más cerca posible del arco rival. Son detalles, pero convenció a un plantel de 32 jugadores de que se podía, que tenían virtudes y que solo tenían que expresarlas dentro de la cancha, ante la gente que iba a verlos o los rivales que los enfrentaban- concluyó Pautasso.