La Fernández Fierro podrá tener mucho de orquesta, pero eso sí, de típica nada. Con rastas, barbas, bigotes y demás pilosidades al natural, vaqueros gastados, remeras estampadas y zapatillas de lona, el look de la F.F. dista mucho del perfil de aquél músico que impecablemente trajeado y engominado se alistaba en las filas de orquestas como las de D'Arienzo, Troilo o De Caro. "Ehhh..., pero sí respetamos la formación, y también hacemos la misma música", se ataja Charly Pacini, responsable de la viola del descontracturado ensamble porteño que esta noche arriba al escenario del anfiteatro Humberto de Nito para ponerle música al ciclo municipal "Rosario Bajo las Estrellas" (ver recuadro).

La Orquesta Típica Fernández Fierro nació con este nombre, en 2001. Con algún antedecente menor, la formación actual --una docena de músicos de sesión, casi todos en sus 30--, se conoció estudiando en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Con algunos cambios --idos y agregados-- a lo largo de estos siete años, hoy la formación se compone de la siguiente manera: Federico Terranova, Pablo Jivotovschi y Bruno Giuntini en violines, "El Ministro" Martín Sued, Pablo Gignoli y Julio Coviello en bandoneones, Alfredo Zucarelli en violoncello, Yuri Venturin en contrabajo, Santiago Bottiroli en piano, Walter "Chino" Laborde en voz y Pacini en viola.

Con cinco discos en su haber (y uno en camino, que probablemente vea la luz en octubre de este año), la muchachada de la F.F. llega a Rosario para presentar lo último: "Mucha mierda".

"Los primeros discos eran como más tradicionales", termina por confesar Pacini. "Ultimamente, con la incorporación de temas nuevos hay más flexibilidad, pero siempre influenciados por la vertiente 'pugliesiana' o si querés 'decariana', que es la de experimentar con las cuestiones sonoras y rítmicas, de expandir los horizontes musicales. Después, por supuesto, están los aportes personales; los que crecieron escuchando folklore, escuchando rock. Eso hace más que nada a lo que cada uno hace con su instrumento".

El resultado de tamaña amalgama es el sonido Fernández Fierro, un estilo desprovisto de electrónica. "Sólo usamos la tecnología para grabar", advierte Pacini. Respetando las premisas del género, cada uno imprime su impronta personal. Así, alguno podrá escuchar que un violín suena como una guitarra eléctrica, "pero eso no quiere decir que siga siendo un violín. Tratamos de que no se deforme el género. Por eso no diría que hacemos tango experimental, porque el fin del tango experimental es romper la estructura tradicional, y nuestra intención es darle una sonoridad tradicional pero de esta época, un sonido tradicional pero aggiornado".

Fundada con alma cooperativa, la F.F. editó sus primeros trabajos de manera independiente. El año de su debut la orquesta sacó "Envasado en origen", una placa "fiel" al género que hasta contaba con un recitado a cargo de Horacio Ferrer. Siempre salpicados de Troilo, Lepera, Manzi, Discépolo y Piazzolla, entre otros, luego vendrían "Destrucción masiva" (2003), "Vivo en Europa" (2004), grabado exactamente como su nombre lo indica y "Tango antipánico" (2005), donde ya se advierten las primeras modificaciones operadas sobre aquel estilo de "Vieja Guardia", con algunos temas "propios" (Venturin es el que más aporta en este sentido) y algunos de compositores contemporáneos como Alfredo "Tape" Rubin.

Alentados por el espíritu de trabajo en equipo y la masiva respuesta del público, la orquesta creó su propio club: el Atlético Fernández Fierro, o C.A.F.F, ubicado en el corazón del barrio del Abasto. Hasta allí, todos los miércoles por la noche, llegan milongueros de distinta traza para sacarle lustre al piso al peculiar ritmo del dos por cuatro que le imprime la joven orquesta.