A partir de mañana y hasta el 15 de marzo, Cine Club Rosario ofrecerá una retrospectiva del director lituano Sharunas Bartas, particularmente desconocido en nuestro medio y motivo de un ciclo que tuviera lugar en Capital Federal, Córdoba y Salta en circuitos de cine alternativo. Este evento cuenta con el auspicio de la Embajada de la República de Lituania y se presenta de manera conjunta en cines de las ciudades mencionadas.

Es a partir de marzo de 1990 cuando Lituania restaura su independencia, hecho precedido por los cambios de 1988 que marcan el giro que señala el movimiento de la Perestroika. Se puede considerar esta fecha como el lugar de pasaje entre una cinematografía anterior sujeta a los cánones de las reglas soviéticas y las nuevas búsquedas que plantean los nuevos tiempos. Fue a partir de la segunda post guerra cuando la Unión Soviética comienza a ejercer un control y dominio sobre este país que debió, hasta la muerte de Stalin, fechada en 1953, producir noticieros y films de géneros según los esquemas ideológicos del régimen.

A mediados de los años 50, comienzan a plantearse ciertos interrogantes y necesidades en el campo cinematográfico y serán los jóvenes nacidos en los 60 los que lleven al plano de la crítica y de la realización sus nuevos principios artísticos. Serán los representantes de los años 60 los que finalmente en los 90 lleguen a presentar sus films en festivales internacionales tales como Berlín, Cannes y Venecia donde merecieron un amplio reconocimiento.

Nacido en 1964 Sharunas Bartas forma parte del grupo de los cineastas independientes, junto a A. Matelis, E. Navarsatis y A. Stonys. En todos ellos hay una voluntad manifiesta de explorar las posibilidades del arte cinematográfico, dejando finalmente de lado las pretensiones didácticas de la cinematografía anterior. En conjunto, el cine de estos realizadores apunta a explorar las configuraciones que ubican al hombre en sus espacios, el trascurrir del tiempo, las vacilaciones de la existencia. Enmarcado en un cine de corte filosófico, en donde el acento se enfatiza en la cuestión de la mirada, el cine de esta joven generación mira a Robert Bresson, Michelangelo Antonioni, Alexander Sokurov, Ingmar Bergman, entre otros referentes que son citados de manera manifiesta en sus entrevistas.

El ciclo que anuncia Cine Club Rosario se abre con su film de 1991, opera prima Tres días y en este como en casi la totalidad de la obra de este realizador se explicita una manera de narrar que huye de lo argumental, que prescinde de todo diálogo explicativo y que evita los tradicionales cierres. Cine altamente reflexivo, la obra de Sharunas Bartas se puede pensar, desde el texto de Roger Alan Koza como "un cine que falta y necesita ser conocido, lo que implica intentar contextualizar su ascetismo violento propenso a devenir hermético, imágenes que evidencian un mundo, lejano aunque siempre bello".

En Tres días, film que abre el ciclo, y que se anuncia para el martes 11 a las 20 en único horario, vemos a dos jóvenes de un pueblo de provincia en camino hacia el puerto de Konisberg, espacio que es indagado desde una actitud existencial; allí donde Bartas "recorre el vacío humano por paisajes igual de sórdidos y poéticos como quienes lo circulan" según comenta Ana Fernández Comes.

Para el miércoles 12 a las 20, esta programado el film del 94, El corredor, espacio físico y metáfora igualmente de un lugar de búsqueda y que puede partir de una pregunta, tal como lo ha formulado otra estudiosa investigadora del cine de este director: ¿puede uno emprender un camino y luego detenerse a más de una hora y no saber siquiera si se encuentra antes del punto de partida? Galardonada en Turín y en Viena, el film traza un sutil puente con la obra de Andrei Tarkovski y su transcurrir nos acerca a las figuras familiares, a lo recuerdos y la proximidad con las preguntas limites.

A su termino, el mismo 22, se proyectara Pocos de nosotros del 96, film premiado en el Festival Internacional de Bruselas y que nos lleva a preguntarnos por esa joven que sostiene todo el relato, que mira a través de un helicóptero, que descubre un paisaje montañoso del sur de Siberia. Allí, -en palabras del critico Juan Bianchini- "como se puede/como sale encontramos tiempo/encontramos vida/es el circulo nevado que/en el aire duerme nuestras esperanzas...".

El sábado 15, el día de cierre de la muestra, se podrán ver dos films. El primero, La casa de 1997, film que en sus dos horas de duración explora no ya un mundo desde una perspectiva más opaca, sino más atento al mundo perceptivo que provocan las imágenes desde su primer acontecer. Según las palabras del director, "lo que narro es mi casa. No puedo decir exactamente donde está, en qué región del mundo. Sencillamente se que es mi casa. Mucha gente vivió en ella. Algunos solo vinieron y se marcharon, algunos se quedaron más tiempo. Algunos siguen viviendo".

Este mismo día, a las 22 conoceremos su film del año 2000, Libertad, definido por la revista "Kinas Cine" como un film "que plantea la cuestión de si los esfuerzos por elegir un rumbo son siempre queridos y llevan a algún lugar; de si el mundo es un juego de casualidades o un universo armonioso en que se unen trayectorias separadas". Para esta misma crítica, Libertad es una obra que mira al cine, a los elementos fundamentales que definen este arte, en el que, para su realizador y en relación con este film "el ritmo se convierte en lo mas importante".

En el espacio de las reflexiones estéticas sobre la obra, la filmografía de Sharunas Bartas podemos apuntar su reconsideración sobre el cine llamado documental, su lenguaje particularmente cifrado en las imágenes, su naturaleza decididamente minimalista.