A días de haber logrado la aprobación de la nueva normativa para construir en el área Central y el "primer anillo" perimetral de la ciudad, la Municipalidad se apresta a enviar esta semana al Concejo una normativa similar para el denominado "segundo anillo", que modificará las regulaciones actuales -vigentes desde 1968- hasta calle Marull al norte; las vías del ferrocarril Belgrano al oeste y bulevar Seguí al sur. Aun más, el objetivo de la Secretaría de Planeamiento es cubrir en los próximos seis meses la totalidad de la ciudad con los cambios en el Código Urbano. "Buscamos evitar que se construya en altura en lugares raros", resaltó la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin, destacando que "estamos avanzando muy rápido en la regulación de sectores que sufren alta presión" por parte de los inversionistas en propiedad horizontal, como sucede en barrio Echesortu (ver aparte).

Como para dejar en claro que es uno de los principales ejes de su gestión y aprovechando la inercia de haber logrado la aprobación de los cambios en el Código Urbano para el área central y el primer anillo, el intendente Miguel Lifschitz se apresta a enviar al Palacio Vasallo en los próximos días un nuevo paquete de medidas destinado a actualizar las regulaciones para la construcción vigentes desde hace 40 años en la ciudad de Rosario. Ahora es el turno del denominado "segundo anillo" urbano, que tiene su límite interior en las avenidas 27 de Febrero y Francia, y el exterior en calle Marull al norte (a la altura del parque Alem), las vías del FF.CC. Belgrano al oeste (en paralelo a calle Felipe Moré) y bulevar Seguí al sur. De este modo, se cubrirá con los cambios a importantes barrios de Rosario como Arroyito, Industrial, Echesortu, España y Hospitales y San Martín, entre otros.

Los criterios regulatorios que se aplicarán en ese amplia franja urbana de Rosario son prácticamente iguales a los ya vigentes para el primer anillo que tiene límite interior en Oroño y Pellegrini y exterior en 27 de Febrero y Vera Mujica. Se apunta a preservar la altura de edificación que históricamente presenta cada uno de los barrios, de una o dos plantas como máximo, con predominio de viviendas residenciales.

Por otro lado, se habilitan mayores altura en "corredores" identificados como avenidas o calles troncales de ancho superior al resto de las arterias. También alienta el desarrollo de proyectos especiales donde estén disponibles -o se puedan unificar- terrenos de mayor magnitud. A diferencia del área central, en el segundo anillo prácticamente no existen "áreas de preservación histórica" o tramos de valor arquitectónico que deban salvarse de cualquier modificación.

La secretaria de Planeamiento, Mirta Levin destacó que el espíritu de la normativa es desalentar que barrios tradicionalmente de viviendas unifamiliares, aireados y soleados, vean crecer "en lugares raros" edificios en altura de varios pisos -como está sucediendo al oeste de Francia entre Pellegrini y Salta-, lo que altera en forma notable su perfil urbano. Esta posibilidad hoy todavía está abierta por la vigencia de normas de 40 años atrás, que permiten construir en propiedad horizontal, prácticamente sin límites de altura, en cualquier barrio.

Por otro lado, el segundo anillo presenta particularidades que merecen planes particulares -como los asentamientos irregulares en Villa Banana-, asociados a la problemática de la vivienda social.

Frente a las críticas del lobby inversor de la construcción respecto a que ya no habrá donde levantar edificios, Levin replicó que "quedarán infinidad de lugares para encarar planes especiales, frente a parques o plazas, en avenidas y calles principales. Nosotros creemos que la inversión debe apuntar a determinadas características que contemplen el entorno y no solamente la renta resultante de la inversión".