El Festival BlueArt tendrá hoy su segunda edición, con la participación de tres artistas del sello surgido en Rosario: los pianistas Ernesto Jodos y Paula Shocron y el cantante Adrián Abonizio. El encuentro se desarrollará a las 21.30 en el teatro del Centro Cultural Parque de España, con entrada libre y gratuita.

En esta nueva actuación, Shocron continuará con la presentación de su disco Urbes, que registrara junto al contrabajista Jerónimo Carmona y el baterista Carto Brandán. Claro que sería absurdo pensar que ésas obras sonarán tal como fueran registradas en la placa, a partir de la impronta de improvisación que rige al trío. "Nunca suenan iguales, están hechas para que no suenen igual", reconoció la pianista, que además resaltó la importancia del conocimiento entre los componentes del trío: "Creo que la idea es que cuanto más sigamos tocando va a ser mejor. No sé en este momento si mi próximo disco va a ser en trío, pero en un punto me gustaría, para poder mantener la continuidad y que la música vaya sintiéndose cada vez más cómoda".

"Personalmente podés conocer muy bien a alguien, pero después musicalmente es otra historia, y acá ya hay cosas que, respecto a un tiempo atrás, noto que están mucho más asentadas. Aunque hay mucho más por hacer, no podría sentarme y decir que todo lo que podía hacer ya está. Creo que da para mucho más, la idea es que nos sigamos conociendo cada vez más, y me encantaría poder grabar otro trabajo con ellos", resaltó la pianista y, en ese sentido, las nuevas composiciones de Shocron tienen al trío como objetivo, pero siempre pensando en las posibilidades de ampliar la instrumentación: "Algunas cosas que estoy componiendo ahora potencialmente podrían ser para una formación más grande. Pero todavía no tengo nada en concreto, porque este es un año en el que quiero dedicarme a tocar más esta música, por ahí saliendo un poco de Buenos Aires para ir a tocar más al interior".

Por su parte, Abonizio subirá a escena en soledad para interpretar en su formato más primario canciones clásicas como "El Témpano", "Mirta" o "Dios y el Diablo", ésas que fueran registradas en Extraño conocido, último disco del trovador publicado justamente por BlueArt. Es por ello que el compositor aclara: "Soy un perro verde dentro del sello de Horacio Vargas, que creo que lo hizo por una cuestión de que había que cerrar un círculo con estos temas, así que hicimos el disco. Pero no pertenezco al color definido que tiene el sello. Soy una excepción y, como tal, voy a abrir el recital y hacer las veces de presentador".

"El jazz me merece un respeto enorme, y fundamentalmente cuando está hecho por gente nueva y joven --agregó--. Porque la llamada Trova Rosarina experimentó otro tipo de cosas, más vinculadas a la letra, mientras que el jazz está más vinculado fundamentalmente a lo musical. Yo le debo mucho respeto y es un privilegio compartir el escenario con gente que está en una búsqueda tal vez más difícil que la mía... o será que uno ya se acostumbró. Pero lo mío es una excepción en la regla".

Bajo ese marco, así como el jazz contemporáneo encuentra en el sello rosarino un espacio donde cobijarse, la canción urbana sigue sin poder encontrar una línea editorial que la ampare. "No lo tiene porque no saben dónde ponernos --analizó Abonizio--. Porque no hacemos rock, que para mí, como yo lo entiendo, tiene mucho que ver con lo político, desde la sonorización que uno hace de un tema hasta la intención que uno tiene de provocar algo en la gente. Ese rock definitivamente ya murió y se travistió en un rock un poco más light. Entonces nosotros como nunca fuimos decisivamente light, no pertenecemos a ese rock. Tampoco pertenecemos al canto folclórico que vive a los gritos en los festivales. Entonces hay un nicho, como le llaman los comerciantes o publicistas, que no está usado, y en el cual nosotros ahondamos por nuestra propia voluntad".

"Pero no hay un sello para los trova-autores, por decirlo de alguna forma, donde se meten exiliados cubanos, cantautores que han sido echados por cuenta propia del folclore o del rock, aunque esto para mí no es nuevo, porque desde que tengo 17 o 18 años, cuando empecé a tocar, siempre fue lo mismo. No encajaba en las peñas ni tampoco en otros lugares, así que lo mío y lo de otros será no encajar del todo, porque así como el jazz experimenta con nuevos sonidos, yo por lo menos me alimento experimentando con nuevas formas de escritura en cuanto a contar historias, que es lo que más me interesa", resaltó.

Completando el programa, Jodos volverá al mismo escenario en el que registró su elogiado disco de solo piano. Sin embargo, no serán ésas las obras que atraviesen su actuación: "Desde que grabé el disco y lo presenté, para mí no fue una cosa muy asidua la de tocar solo, lo hago un par de veces por año nada más. Así que es una oportunidad especial de poder tocar música nueva, porque el disco ya es viejito y van a haber otras cosas. En principio voy a tocar algunas cosas de Monk, algunas músicas de Lenny Tristano que estamos haciendo últimamente con el trío, y alguna música mía de formatos diversos, porque algunas son más standard y otras más improvisatorias".

"Tocar solo me divierte mucho. Ahora para mí es más relajado estar solo, puedo tomar decisiones más personales. Puedo llevar la música a donde me va pareciendo en el momento. Eso en principio también se puede tornar aburrido para mí, porque no tengo la energía de los demás. Pero tocar solo es una posibilidad más para expresarse a uno mismo en relación a la música y nada más", concluyó el pianista.