Cinco años tenía Vanesa Bacelliere cuando comenzó con sus clases de canto. En paralelo con la educación de su voz, la niña heredó de su padre la afinidad por los viajes, y a los 17 abandonó Venado Tuerto para tomar a Rosario como ciudad de residencia. Una residencia que tendría sus baches, a partir de las travesías que la cantante sostuvo por Europa y Estados Unidos. Y fue esa distancia, el abandono temporal de estas tierras, la que disparó la necesidad de darle forma a un repertorio que reflejara su condición latinoamericana. "A mí la lejanía fue la que me llevó a la pampa --comenta--. Toda la cultura de los pueblos de alrededor de Venado la tengo bastante embebida. A veces uno reniega de todo éso, y cuando te vas necesitás plasmar la diferencia como una cuestión identitaria. Yo soy de la pampa, soy argentina y tengo ciertos atravesamientos latinoamericanos que me pegan".

Aunque, lejos del tradicionalismo, el abordaje de ese repertorio tuvo un giro en 2008, cuando Baccelliere se puso al frente de un trío de sangre jazzera --Sebastián Romero en piano, Mariano Sayago en contrabajo y Sebastián Mamet en batería-- para darle forma a Pampa Jazz, el grupo con el que mañana (a las 21.30) brindará su primer concierto en la sala Lavardén de Sarmiento y Mendoza. "Tenía mucho deseo de meterme un poco más en lo que era nuestra música. Pero la idea no era hacer algo tradicional, porque no tengo una formación folclórica o tanguera, sino más bien contemporánea, ciudadana", explica la cantante en relación al proyecto.

Y agrega: "La idea de Pampa más que nada es una cuestión latinoamericana. Hace un año que estamos juntos, entonces también empezamos a probar, fue una búsqueda, una prueba, un ensayo, y entonces hay temas que ya no tocamos más. Hoy el límite es más claro, porque sabemos cómo queremos sonar. Yo me siento más cómoda en esta idea de bucear en lo latino, en ritmos como el landó peruano, la bossa brasileña o la cueca mendocina. Me parece que el desafío es más grande. Ahora el eje está mucho más fortalecido".

Mientras iba afianzando su propia sonoridad, el grupo sostuvo un ciclo de funciones en Notorius, al que retornarán en breve. Sin embargo, no hay un objetivo de explotar el mercado porteño: "Creo que Buenos Aires aporta ciertas cosas, ciertos lugares donde estar, e inclusive abre puertas en el interior. Más que nada sería éso, pero lo que nos importa es tener un mensaje compacto". Establecido el rumbo, el cuarteto ya planifica la grabación de su primer disco. Previamente, Pampa Jazz tendrá su primer concierto en un teatro rosarino, marco que permite apreciar las sutilezas musicales del proyecto, según concluye Baccelliere: "La acústica del bar por ahí no está armada para ésto. Además en el teatro la gente está expectante, y éso está bueno. Estamos muy animados".