Ayer tuvo lugar la primera reunión entre el secretario de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario, Horacio Ríos, y el autor del proyecto ganador del concurso de la nueva imagen para los silos Davis, un nombre que recién con esto ingresa al campo del arte: Martín Agüero. Participaron de la reunión representantes de la empresa Tersuave, responsable de aportar la pintura de los silos, los cuales llevarán una identificación institucional de la firma. La idea es que el cambio de cara del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario esté listo antes del día de la Bandera, 20 de junio.

Cuando el miércoles pasado, en un concurrido acto celebrado en el séptimo piso del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Oroño y el río), el intendente Miguel Lifschitz, el secretario Horacio Ríos, y la flamante directora del Museo, Marcela Römer, presentaron al ganador, se confirmó la sensación de que los concursos realmente están abriendo el juego. El proyecto elegido es obra de un rosarino de 26 años que trabaja como operario de balanza, mensual y temporario, en el muelle del puerto de Rosario y que estudia una tecnicatura en Química: se encuentra cursando el segundo año de la carrera de Técnico Universitario en Química en el Instituto Politécnico San Martín. Entrevistado por Rosario/12, dijo no tener formación artística y contó, con una modestia genuina, cómo llegó a esta instancia: "Formación, no. En sí, no. Y es algo pendiente. Siempre me ha gustado el arte. Visité la página de la Municipalidad y vi en concurso de los silos. Y como siempre me gustaron los silos, me gustaba el arte que estaba hecho en los silos, fue como un desafío y dije, bueno, voy a participar, voy a hacer algo".

¿Te gustaba el arte de la fachada, el arte que estaba adentro...?

Sí, el de la fachada. Y también he visitado el Macro. Y bueno, decidí participar, miré el reglamento, todo, y me animé.

Vos desarrollás todo un concepto en la obra. ¿Cómo surge este concepto?

Surge desde la primera visión. Al ver los cuatro silos, quería formar algo que fueran cuatro cosas. Y busqué cuatro cosas que fueron los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones del año, los cuatro períodos del día y las cuatro etapas de la vida. Y después busqué cómo expresar cada cosa, en colores. Y traté de buscar una armonía de colores.

Así, los nuevos colores en bandas verticales, que reemplazarán en la fachada exterior del edificio proyectado por Ermete De Lorenzi a los cuatro tonos claros de la propuesta de Cintia Prieto (que tanto le habían gustado a Agüero, y que lo inspiraron) tienen un sentido alegórico. Representan las cuatro estaciones del año y las cuatro horas del día (mañana, medio día, tarde y noche). Las escalas de grises, las cuatro edades de la vida; los cuatro puntos cardinales se simbolizan mediante puntas de flechas negras.

La propuesta de Agüero fue seleccionada de entre los 173 presentados ante un jurado de premiación integrado por los prestigiosos artistas Luis Benedit, Edgardo Giménez y Clorindo Testa, además de Guillermo Castiglioni, director general de Diseño de la Vía Pública y Equipamiento Comunitario, en representación de la Secretaría de Planeamiento; Roberto Echen, del Museo Castagnino+macro, en representación de la Secretaría de Cultura y Educación. En la misma ceremonia se otorgaron dos menciones honoríficas: la primera correspondió a Alejandro Alfano Curbelo y la segunda fue otorgada a Martín Goldberg. "Con el resultado de este concurso ratificamos la confianza en los jóvenes, en las nuevas generaciones, que demuestran el talento y también la fuerza para aceptar los desafíos que se les plantean", declaró Lifschitz en el acto de la presentación de los resultados del concurso. "Pero a la vez ratificamos también el mecanismo de selección a través de los concursos, que funcionan muy bien, y que es una herramienta que nos facilita una participación amplia y democrática", agregó.

En resumen, para quienes aún tenían alguna duda, realmente se viene una nueva etapa de igualdad de oportunidades que parece ser el presente y futuro del campo del arte local. Cabe destacar este ida y vuelta con el público local, que de algún modo revela cómo el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, desde su fundación en 2004, no sólo ha logrado su cometido de formar un nuevo público para este tipo de arte: además, ha propiciado que de allí (de entre ese público joven) surja quien asuma el desafío de acompañar a la institución en su permanente transformación de sí misma. Y que lo asume además, en alguna medida, en sus términos: desde el gusto y desde el concepto. Hay que aclarar que aún para quienes no estén informados de la significación particular de cada elemento de la obra, las bandas de colores armoniosos podrán ser disfrutadas en sí mismas, como una monumental figura geométrica y abstracta, de ritmo vigoroso e intensa energía, todo un símbolo de la expansión y el progresismo de la ciudad actual.