Una vez más, Andrea Fiorino colaborará para que la agenda cultural de la ciudad no se desvanezca en los meses de verano. Mañana, a las 19.30, la actriz reunirá entonces algunos de sus monólogos para ofrecer un espectáculo en el patio abierto de Baraka (Callao 120 bis), donde continuará con funciones hasta fin de febrero. Así lo anticipó Fiorino en su diálogo con Rosario/12, en el que profundizó además en torno al rol que cumplen (o, mejor dicho, deberían cumplir) los medios de comunicación locales, como así también sobre el comportamiento del público rosarino.

"La idea es utilizar ese espacio al aire libre que tiene Baraka, con árboles, y armamos algo como para que la gente a la tardecita se tome una cerveza y pueda comer una picada, mientras escucha monólogos surtidos --explicó Fiorino--. La idea era ofrecerle a la gente distintas cosas para comer y escuchar, algo que surgió a partir de la demanda del público, que me pedían algunos monólogos puntuales. En función de éso hago parte de mi último espectáculo, Para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, aquel stand up que hice hasta el 2009, y en el medio inserté otros dos personajes que eran de Pequeñas terapias ilustradas".

En ese marco, la experiencia de actuar en el verano rosarino no es nueva para la actriz y directora, que desde hace más de una década ha generado distintas propuestas en los escenarios de la ciudad. Sin embargo, y consultada sobre la posibilidad de desterrar esa visión instalada que denuncia un letargo cultural veraniego, la actriz amplía el análisis: "En el 97 fue novedoso que con Andrés Leyton, un titiritero chileno que vivió muchos años acá y ahora está en España, decidimos hacer el verano en el bar La Muestra. Después, y salvo algunos veranos en los que fui a Mar del Plata, siempre trabajé en Rosario. Pero no sé si la demanda aumentó, porque creo que en general con el tema del espectáculo local en los últimos tres años el público disminuyó. Hasta hace tres años se venía gestando algo, pero creo que lo de la Gripe A terminó de aniquilar esa historia. Yo estaba en la Mateo Booz y fue llamativo cómo la gente, aun después de pasada esa paranoia, dejó de ir a los espectáculos".

"De hecho, ya no hay tantos bares con espectáculos como había hasta el 2006, 2007 --amplió Fiorino--. Lo digo con dolor, pero de hecho hace un año y medio, casi dos, que hago cosas esporádicas en Rosario, porque es muchísimo esfuerzo hacer que la gente se entere que uno está en la ciudad y que puede ir a ver los espectáculos. Entonces lo de los veranos es una opción, porque la gente sale más, el que no se fue de vacaciones se da el gusto, siempre como un pequeño lujo. Todavía no está instalada la idea de decir: `A ver qué vamos a ver hoy`. Uno siempre sigue intentando, como artista, ir al lugar donde está el público, pero no porque el público no se acerque, sino porque no se enteran. Hay muchos medios, al menos los más masivos, que no están abiertos a transmitir esa información".

- Pensando además en el accionar del público, la gente va buscando nuevas paranoias: si no se trata de la Gripe A, será entonces la inseguridad...

- Exactamente, y si no tiene que ver con que no consigue taxi. Que son cosas reales, que a mí también me pasan, pero creo que si se instalara otra situación, de ver más para adentro, de ver más espectáculos de Rosario... Pero reitero: no es culpa del público, porque ha demostrado que cuando se entera de algo va a verlo, acepta y agradece al artista rosarino. El tema es que nadie da una mano. No quiero entrar en polémica, pero es verdad, entonces el verano por ahí aparece como una buena opción, porque además la mayoría de los espectáculos de Buenos Aires están en temporada, entonces no hay nada acá para ver. Con Juan Pablo Geretto hace dos veranos hicimos teatro en la Mateo Booz, él en un horario, yo en el siguiente, y se llenaban las dos cosas. No sé ahora cómo funcionaría éso. Pero siempre es una buena opción trabajar en verano.

- Durante algún tiempo tuvo una participación activa en medios radiales y televisivos de la ciudad, como actriz y conductora. Su última aparición tuvo lugar hace ya algunos años. ¿Su alejamiento tuvo que ver con alguna circunstancia particular o con un cansancio general respecto al medio mismo?

- Tiene que ver con esto último. A ver, yo no me quejo por mí. Quizás por el hecho de haber trabajado en las AM más escuchadas, o en los canales, la verdad es que siempre los periodistas me hacen notas, me escuchan y comunican lo que necesito decir. Pero digo ésto por el resto de los compañeros. La sensación es que uno, en lugar de trabajar, va remando y luchando contra la corriente. Por éso digo lo de la Gripe A, como una marca, porque me acuerdo que en la televisión o algunos diarios comentaban todo lo de la reprogramación de las funciones de los espectáculos que venían de Buenos Aires y a mí, a Silvina Santandrea, a Muchas Muchachas, nos querían ver y nadie sabía si estábamos o no, porque nadie se encargaba de transmitir esa información. Tiene que ver con cierto cansancio, con el cansancio de que ciertas instituciones instalen en Rosario esto de la mirada siempre afuera. Hace mucho tiempo que lo vengo diciendo. Espero que algún día cambie.