Domingo, 16 de abril de 2006 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › TRAMA DE UN FIN DE AÑO QUE INVITA A REFLEXIONAR
"De nuevo la furia" es una obra que surge del trabajo de taller
coordinado por la directora Claudia Cantero con la colaboración
del dramaturgo Leonel Giacometto. Las deudas con la historia.
Por Julio Cejas
Desamparada como está, enrarecida por la interpretación que de ella hace "el reality-show", el talk-show, los noticieros de turno, la globalización de la incomunicación; la realidad busca en algunas miradas teatrales encontrarse para demostrar que está viva. Hay una generación de teatristas que en los últimos años intenta ir al rescate de un lenguaje que pareciera hacerse cargo de la historia oscura de un país que todavía no ha saldado sus deudas con el pasado. No es casual entonces que retorne la furia a escena, un estallido del encapsulamiento producido en adormecedoras frases como "¡está todo bien!", tan del gusto de las generaciones postmenemistas.
De un proceso de taller que comenzó el año pasado coordinado por la actriz y directora Claudia Cantero y que contó con la colaboración del dramaturgo Leonel Giacometto; nace la obra "De nuevo la furia", estrenada el viernes pasado en la Sala de La Morada.
Al igual que en el film "Felicidades" (2000) de Lucho Bender, o la obra teatral "A mamá" (2005) del porteño Guillermo Cacace, el entorno de esta propuesta se desarrolla en el marco de las tradicionales fiestas de fin de año.
Este 31 de diciembre aparece sugestivamente extrañado y vaciado de uno de sus componentes básicos: la familia, núcleo ausente que pareciera estar simbolizado por un grupo de amigos y desconocidos que accidentalmente se encuentran en un lugar de encrucijada.
El espacio austero y realista se apoya en una pequeña mesa donde algunos están dispuestos a cenar apresuradamente una fuente de fideos, mientras el resto de los personajes se apretujan alrededor con la secreta convicción de que no hay nada que celebrar.
La angustia de estos seres enfrentados más allá de sus propias voluntades los hace deambular permanentemente por el espacio, abriendo y cerrando puertas en un intento desesperado por no escuchar lo que al fin de cuentas será dicho.
Por momentos los nombres de algunas mujeres como Berta o Raquel nos instalan en el imaginario de una familia judía, pero esto apenas alcanza para alguna reflexión acerca de cierto rasgo discriminatorio que dispara uno de los ocasionales comensales.
Un eje dramático atraviesa la obra y es la cuestión generacional que insiste sobre el tema de los que "se fueron y los que se quedaron", de los que vivieron cierta época de compromiso y los que se acomodaron a las mieles de la tan mentada "muerte de las ideologías".
Hay un reproche que se descarga permanentemente sobre los que "se quedaron en el tiempo", a los que no se enteraron de que el mundo cambió sin necesidad de posturas heroicas. Posturas como las que todavía sostiene Ciro, personaje setentista que irrumpe con una campera de cuero, muy al estilo del desesperado militante peronista de "Unidad Básica", dirigida por Pompeyo Audivert.
"¡Prócer!", le grita uno de los personajes de "De nuevo la furia"; a este exaltado revolucionario que ingresa a la reunión para juzgar a todos los que no han estado a la altura de las circunstancias "históricas". Una generación que le reprocha a otra su anacrónico heroísmo, la otra que se defiende apelando a viejas consignas que incluyen "el deber histórico" o "la falta de conciencia".
Un trabajo de impecable resolución escénica logrado a partir de una inteligente disposición de los actores en el acotado espacio en el que despliegan una energía avasalladora. Todos los personajes están atravesados por esa furia dramática a la que hace mención el título de la obra, un difícil desafío para jóvenes actores que han aprovechado una experiencia de taller que se convierte en un trabajo a seguir perfeccionando con el correr de las funciones.
"De nuevo la furia" cuenta con la participación de un numeroso elenco integrado por Nancy Barbero, Carlos Chiappero, Elisabet Cunsolo, Maximiliano Fonseca, Marina Giani, Carla Gordillo, Florencia Lattuada, Julia Logiodice, Julieta Meinero, Alexis Muiños, Julián Ramaciotti, Andrés Rovetto, Carla Saccani y Alejandra Tineo.
La asistencia de dirección corresponde a Leonel Giacometto y la dramaturgia y dirección es de Claudia Cantero y se puede ver todos los jueves a las 23 en el Teatro "La Morada" de Buenos Aires 990.
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