CULTURA / ESPECTáCULOS › ESSE EST PERCIPI Y SU HOMENAJE A AQUELLAS MATINEE
Mucho pochoclo y recuerdos
Con la obra "Pop Choclo" el grupo festeja su décimo aniversario
y teje una historia entrañable con personajes como Magoo, Popeye,
Heidi, Los Tres Chiflados, El Gordo y el Flaco y Betty Boop.
Por Julio Cejas
Con el estreno de la obra Pop Choclo, Esse Est Percipi cierra este año el ciclo de festejos por el 10º aniversario de uno de los grupos locales más inquietos a la hora de experimentar con materiales propios. Este trabajo que viene madurando hace tiempo en la cabeza del director y creador del grupo, Gustavo Di Pinto, marca un punto de inflexión sobretodo en su rol de dramaturgo. Según el autor de obras como "Victorino Pacheco" o "A la gran masa argentina", "el objetivo principal de la obra es recuperar la risa como una emoción transformadora, pensamos que la función primordial del teatro es emocionar, trasformar al espectador, conmoverlo". Esto pareciera estar pautado desde el momento preciso del ingreso a la sala que incluye la pintoresca posibilidad de retirar un paquete de pochoclo que ya viene incluido con la entrada.
Camino al tradicional carrito de la popular golosina uno puede encontrarse con la entrañable figura del Flaco que deambula preguntando por su inseparable compañero de aventuras: "¿Y el Gordo no vino?".
Una vez más el cine y la televisión proporcionando su inagotable material a una propuesta teatral que cierra filas sobre la historia inconclusa de inolvidables personajes que acompañaron la vida de tantas generaciones.
"Aparecen los personajes que todos añoramos de la forma que nunca imaginamos verlos, argumenta Di Pinto, la obra habla de un lugar de encuentros, de matinée de los sábados, de revisitar esos lugares de la infancia y buscar dónde el sin sentido perdió la partida ante el mundo que crecía con nosotros".
Publicitada como "un policial animado", Pop Choclo, pretende envolver a personajes emblemáticos de series televisivas como Mister Magoo, Popeye, Heidi, y Los Tres Chiflados junto a otros clásicos del cine de todos los tiempos como El Gordo y el Flaco, ¿Quién engaño a Roger Rabitt? y Betty Boop en una intriga que se desata a partir de la desaparición del popular Oliver Hardy (El Gordo).
Muchos de los actores que animaban estas series eran artistas de variedades, herederos del circo, el music hall y el vaudeville; géneros que parecieran conformar en parte el formato de esta obra.
"El café concert, el vaudeville, la TV, la revista, el musical, el cine "pop corn", sirven al fin último de entretener, la idea es pasar un rato divertido, dejar el cerebro en reposo y comer palomitas de maíz", plantea el director a la hora de despejar incógnitas acerca de su última puesta.
Desde este lugar resulta difícil plantearse una mirada crítica acerca de un espectáculo que pretende embriagar al espectador con una catarata de escenas que parecieran ser disparadas desde algún oculto proyector y que por momentos saturan la "pantalla".
Esto pareciera no pesar demasiado a la hora de "darse el gusto" y apoyarse fundamentalmente en una categoría cinéfila que vendría a legitimar la ausencia de una estructura dramática o el desarrollo de determinadas secuencias argumentales.
"El título de la obra remite a las películas categoría "pop corn" aquellas cintas cuyo fin primordial es entretener y enajenar, sin pretensiones de educar, reflexionar o profundizar, ni mucho menos participar en festivales de cine".
Por momentos la impecable construcción de los personajes a cargo de un plantel de actores y actrices entrenados en la técnica del clown sostiene esta línea de trabajo. Pero el teatro siempre invita a la reflexión, y para aquellos que siguen de cerca la preocupación de Esse Est Percipi por la exploración en nuevas formas de dramaturgia, este trabajo pareciera quedarse a mitad del camino. En todo caso los objetivos de la dirección están cumplidos: "Privilegiar el trabajo del actor y su relación con el espectador".