En el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires, una delegación de funcionarios y editores cubanos llegó a la ciudad con el objetivo de estrechar vínculos con entidades culturales locales, con vistas a la Feria Internacional del Libro de La Habana. El encuentro, que tendrá lugar en la isla en febrero del 2007, tendrá como invitada de honor a la Argentina y, por supuesto, la cuna del Che Guevara tendrá un lugar de privilegio.

"Vinimos a invitar a los sellos rosarinos porque, como es de imaginar, para nosotros es muy importante que Rosario tenga una representación especial dentro de lo que será la embajada cultural de argentina en Cuba", explicó Orestes Hernández, secretario de prensa de la Embajada de Cuba en la Argentina. "Pero además de venir a presentar algunas colecciones, nos hemos reunido con la secretaria de Cultura municipal, Chiqui González, para ampliarle la invitación. Queremos que Rosario esté representada no solo a través de los libros, sino también y sobre todo a través de la plástica y el cine, al que le dedicamos un apartado especial. Esperamos que el envío rosarino se convierta, más que en un intercambio puramente comercial, en un hermanamiento cultural y académico".

Considerado el evento cultural más importante de la isla, solo el año pasado la Feria del Libro de La Habana convocó a más de un millón y medio de visitantes.

"Los libros que se hacen especialmente para la feria, en tienen una tirada que no baja de 50.000 ejemplares, una cifra que, aunque es la mitad de lo que se tiraba previo a la caída del campo socialista, sigue siendo un número interesante dentro de los parámetros internacionales", apunta Julio Cubría, representante del sello Capitán San Luis, que por primera vez se presenta en la Feria del Libro porteña.

Claro que cuando se habla de la industria editorial en Cuba, una actividad subsidiada por el Estado a partir de la Revolución, no se circunscribe solo a los más de 60 sellos editoriales que tiene la isla, sino que se debe incluir movimientos como el de Librerías Populares, el de Bibliotecas Escolares y toda la movida editorial asociada a la educación, con más de 200 programas vinculados a la escuela primaria, secundaria y universitaria.

"Con la caída del campo socialista hubo un gran bajón en la producción editorial --explica Cubría cuando se lo consulta sobre las dificultades para publicar en la isla--; sin embargo a partir del cambio de milenio los sellos en Cuba rediseñaron sus políticas de venta y empezaron a salir a flote. El año pasado, por ejemplo, se vendieron más de 52 millones de libros en Cuba, lo cual, para un país con apenas 11 millones de habitantes, creo que es un número más que interesante".

Fundado en 1989, el sello Capitán San Luis posee varias colecciones, entre ellas una infantil y una destinada a editar a los jóvenes talentos de la literatura policial, pero sin duda, su punto fuerte es "Denuncias", una serie destinada a "hacer públicos los actos terroristas que viene sufriendo Cuba en estos últimos años", concluye Cubría.