Hasta el 17 de este mes, en la planta baja del Centro Cultural Bernardino Rivadavia (San Martín y San Juan), puede verse la 1° Muestra Invitación Reporteros Gráficos del Interior del País, que reúne más de 100 obras, publicadas e inéditas, de profesionales residentes en distintas provincias argentinas.

Exponen, en formato 40x50 con tres fotografías cada uno, 30 reporteros gráficos residentes en distintas regiones argentinas, más los invitados especiales Eduardo Di Baia (The Associated Press), Daniel García (Buenos Aires), Leonardo Zavattaro (Télam) y Miguel Rajmil (Nueva York).

La fotografía periodística es un arte joven, más o menos de la misma edad del cine. El siglo veinte ha legado su memoria en imágenes gracias a la mirada alerta de los fotoperiodistas, y el oportuno clic que detecta e inmortaliza aquello del presente que mañana será historia. Hay mucho de esto en esta muestra y también hay poesía visual. Tanto para atrapar el gesto revelador de una gran figura pública como para dar cuenta en un registro testimonial de la infracción, la aberración o el heroísmo, los reporteros gráficos producen invalorables documentos. Se ve el trabajo de los socorristas en el choque de la Línea Sarmiento, rescatando a los heridos de entre los hierros retorcidos, gracias a que Zavattaro soportó estar ahí; se admira el coraje de Marcelo Cáceres (Córdoba, Clarín) jugándose la vida en plena calle con otros colegas ante una situación con rehén. Abundan los fouls deportivos y también los festejos en la cancha.

Pero también hay imágenes que con la perspectiva que da el tiempo se pueden leer como proféticas: tal el retrato de Domingo Cavallo por Daniel García. Un cartel detrás del entonces ministro de Economía parece anunciar "el verdadero riesgo país"; las mentiras que siguen a la frase quedan tapadas por la cabeza de otro periodista. La ironía de la propaganda queda hoy expuesta y muestra su verdad: esa es la mirada al sesgo (irónica también, pero inteligente) que los reflejos del fotógrafo no dejan escapar.

Julio Pantoja (Tucumán, freelance) fue a México a buscar imágenes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La foto periodística es narración épica pero también es poesía de lo cotidiano, cuya realidad es a veces de una crudeza que espanta. Hay sinécdoque (metonimia de la parte por el todo) en una de las imágenes con que José Almeida (Santa Fe, Diario Olé) resume las condiciones infrahumanas de una institución de reclusión de menores: los bracitos flacos de los chicos, como el de Hansel en la jaula de la bruja, asoman por ínfimos agujeros desde las celdas de castigo. La injusticia social y el abuso de poder son denunciados con sutileza por Carlos O. Carrión (Rosario, Clarín), en una composición impecable donde el machete del gendarme forma un ángulo recto con la flecha donde se lee "Frágil" en una caja transportada por un chico al que le cabe el adjetivo, y la diagonal que cierra el triángulo es el brazo del muchacho; no importa saber qué hecho se registra aquí, la universalidad de los signos los trasciende. La mirada sobre lo frágil se amplifica en un fotomontaje de Carrión, un seguimiento de una paloma con su pichón en el nido. Incluso en lo banal del día a día pueden articularse en una lectura lúcida las famosas "constelaciones" a las que hacía referencia Walter Benjamin, esos emblemas a los que reúne el azar objetivo, y el objetivo capta.

Mauricio Garín (Santa Fe, El Litoral) logra una obra de arte que recuerda a las de Marcos López, o a la poesía de los años noventa, con el buscavidas callejero que limpia un parabrisas echándole agua desde una botella de plástico y lleva una remera donde se lee "Paraguay"; en la composición, el dedo del dueño del auto evoca aquel dedo de Dios en el fresco de la creación del hombre para la Capilla Sixtina por Miguel Angel. ¿Qué mejor retrato de la desigualdad social que éste?

Hay metáfora en la composición de Carlos Alberto Gentilcore (Rosario/12), quien en lugar del retrato frontal de Cristina Kirchner junto a Agustín Rossi envía una toma desde los sitios de orador vacíos, donde cada objeto es elocuente: en primer plano, nítidos, se ven los dos micrófonos, las dos botellas de agua mineral; al fondo, en el espacio que enmarcan estos objetos, se ve a la masa de público sosteniendo las pancartas con los dos apellidos. La información está, pero se la presenta al sesgo. O de perfil, como en el retrato casi expresionista de un muy expresivo Miguel Lifschitz.

Esta cronista es testigo de cómo trabaja Gentilcore, una vez resuelto lo urgente, sacando esas fotos secretas que guarda en su computadora a la espera de una ocasión como ésta. Son la obra personal del reportero gráfico, la poesía anotada a vuelapluma en los márgenes de la prosa épica del día. La prosa probablemente será olvidada, y la poesía perdura.

Participan además José Granata (Rosario), Sebastián Granata (Rosario/ 12), Mauro V. Rizzi (Mar del Plata, La Nación), Enrique Galletto, Marcelo Manera, Marcelo Martínez Berger y Juan García (El Ciudadano), Luciano Galletto (Rosario, freelance), Diego Izquierdo (Mar del Plata, El Atlántico), Alejandro Guerrero (Rosario, Diario Olé), Alejandro Colcerniani (Paraná), Eduardo Seval y Guillermo Di Salvatore (El Litoral), Daniel Cáceres (Córdoba, Clarín), Luis Cetrato (Santa Fe, Télam), Juan Pablo Faccioli (Corrientes, Epoca de Corrientes), Angel Amaya, Sergio Torrigino, Celina Mutti Lovera, Alfredo Celoria, Sebastián Suárez Meccia y Marcelo Bustamante (La Capital), César Arfeliz (Rosario, freelance) y Mario M. García (Rosario, La Nación).