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X-MEN: LA BATALLA FINAL 7 puntos

(X-Men: The Last Stand)

EEUU, 2006

Dirección: Brett Ratner.

Guión: Simon Kinberg, Zak Penn, a partir de la historieta creada por Stan Lee y Jack Kirby.

Fotografía: Philippe Rousselot, Dante Spinotti.

Música: John Powell.

Montaje: Mark Goldblatt, Mark Helfrich, Julia Wong.

Intérpretes: Ian McKellen, Patrick Stewart, Hugh Jackman, Halle Berry, Famke Janssen, Ana Paquin, Kelsey Grammer, Rebecca Romijn.

Duración: 104 minutos.

Aunque la tercera parte de X-Men no se encuentra a la altura de sus predecesoras (dirigidas ambas por Brian Synger, el responsable de la inminente Superman regresa), La batalla final constituye un buen cierre para la historia de los mutantes. Claro que hablar de último capítulo no deja de ser impreciso, ya que son varias las aristas argumentales que permiten pensar en un nuevo film y, quizá, la mejor de ellas tenga que ver con el guiño que hacia Días del futuro pasado -uno de los mejores arcos argumentales del comic- el film ofrece, con los gigantescos y mecánicos cazadores de mutantes de nombre centinelas.

En La batalla final el nudo lo ofrece la posibilidad de "cura" que se les ofrece a los nacidos con el gen-X, situación que dividirá las aguas, nuevamente, entre la postura pacífica del Profesor Xavier (Patrick Stewart) y el frenesí vengativo de Magneto (Ian McKellen), sobreviviente del nazismo que no duda en mostrar la marca numérica que testimonia su pasado. El enclave lo constituye Jean Grey (F. Janssen), discípula predilecta de Xavier que, resucitada como Fénix, puede dar rienda suelta a todo su poder y convertirse en el arma letal para la victoria sobre el "Homo Sapiens". Vistas las premisas, el juego de ajedrez entre ambos contendientes -leit motiv de los films- vuelve a comenzar.

Conviene destacar que la actual X-Men, a diferencia de las anteriores, deja de lado los mecanismos xenófobos de los candidatos políticos y delinea la imagen de un presidente norteamericano que atiende los reclamos de los diferentes y que permite, también, que éstos integren las filas de su gobierno: tal es el caso de Hank McCoy, la "Bestia" (K. Grammer). Desde el actual clima bélico, no deja de ser ello un rasgo no casual, que determina además el posicionamiento de los X-Men al momento de desencadenarse la batalla. Situación final que, alegóricamente, el mutante llamado "Angel" sabrá cómo concluir desde su vuelo libertario. Aunque con esta diferencia significativa de por medio, X-Men III puede, como parte de una trilogía, continuar un mismo ritmo narrativo y reelaborar aquellas historias memorables que, durante los años '80, pergeñaran artistas del comic como John Byrne y, fundamentalmente, Chris Claremont.