Aprobada el pasado 28 de noviembre, la Ley Nacional de la Música resultó un auténtico triunfo de organización colectiva de parte de los muchos y muy diversos artistas que, durante años, se abocaron al seguimiento, redacción e impulso del proyecto. Ya superados los festejos, la normativa deberá ahora probar sus bondades en el terreno, abriendo el espectro y generando nuevas posibilidades; fundamentalmente, para los músicos independientes de todo el país. Andrés Abramowski, presidente de El Qubil, y Sergio Barrilis, ex titular de la Asociación de Músicos Independientes de Rosario (Acmi), evaluaron el posible impacto que la normativa tendrá en una escena local de característica fuerza autogestiva.

Para Abramowski (uno de los principales impulsores de la fundacional organización de músicos independientes rosarina El Qubil) la implementación de la ley de la música "será gradual". En ese marco, el cantante de El Regreso del Coelacanto analizó el posible funcionamiento del Instituto Nacional de la Música (Inamu), organismo estatal cuya creación está precisada en la normativa. "El funcionamiento del Inamu va a depender mucho de lo que los músicos organizados podamos aportar --indicó--. En principio, no habrá una inyección de recursos muy visible, al menos los primeros tiempos, ya que el presupuesto a priori es escueto comparado con lo que se maneja en otros organismos similares. Sin embargo, es interesante la nueva racionalidad que se puede gestar a partir de la aparición de este órgano de fomento en la escena rosarina. Una racionalidad en la cual el músico ya no será sólo un artista que se queja de falta de apoyo o que va a manguear, sino que genera propuestas y proyectos que ahora pueden tener en parte financiamiento o estímulo desde el sector público".

Detallada en el sitio www.musicosconvocados.com, la Ley Nacional de la Música --que allá por 2011 despertaba expectativas en los músicos de la ciudad, tal como evidenciara la nota firmada por Matías Querol y publicada por Rosario/12 el 24 de septiembre de ese año-- plantea además la creación de sedes regionales del Instituto, repitiendo así el carácter federal que impregna a su par teatral y, con otras características, al Incaa. ¿Podría Rosario resultar elegida para alojar una de esas sedes? Para Sergio Barrilis, "las ciudades sedes tendrán las lógicas ventajas de la localía de funcionarios a cargo de recepción, evaluación e implementación de proyectos. Rosario tiene todas las condiciones para pretender la capitanía del NEA".

"La ley prevé a futuro la creación de subsedes, en caso de ser necesario --apuntó al respecto Abramowski--. Como sea, todas las organizaciones de músicos (y en algunas instancias, de otros sectores vinculados con la actividad) con personería jurídica en estas tres provincias (Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos) podrán participar de la distribución de recursos que prevé el instituto para la música en vivo, la producción discográfica".

Para Barrilis, no existen dudas que la normativa, a través del Inamu, le dará un impulso directo a la generación de fuentes de trabajo. "Hay mucha actividad posible que hoy no llega a las oficinas de gestión gubernamentales y sí puede hacerlo a las sedes del Inamu. Obviamente, en la vida real, ningún gestor, productor ni funcionario va a la casa de ningún artista a buscarlo, habrá que pelear por los lugares como siempre", aseguró.

Abramowski, en cambio, es más cauto: "Me parece que el Inamu aportará un fomento para mejorar las condiciones de producción artística y musical, al tiempo que ofrecerá una alternativa distinta para que los músicos puedan ir pensando su actividad desde otro punto de vista que no sea el actual, con su escala de valores determinada por el mercado y sus variables cuantitativas".

"No obstante --agregó el presidente de El Qubil--, la Ley de la Música y la de Servicios de Comunicación Audiovisual pueden tomarse como un conjunto de herramientas para los músicos que pueden derivar en nuevas formas de producción que en un punto pueden suponer más trabajo. O más fuentes de recursos para la autogestión, teniendo en cuenta, por ejemplo, que en algún momento la Afsca arbitraría los mecanismos para que las radios pasen las planillas de los temas que difunden y los músicos podríamos cobrar los derechos intelectuales devengados que hoy sólo percibe un porcentaje muy acotado que es el que está inserto en lo que queda de la industria musical".

Mucho camino queda todavía por recorrer. Por lo pronto, los músicos independientes de la ciudad se verán ante el desafío de sacar provecho de una Ley histórica, fruto de las luchas colectivas de innumerables protagonistas. "Ahora la deuda es de los músicos para con la sociedad en el hecho de responder con inteligencia a este nuevo panorama que se nos presenta", advierte Barrilis.

Para Abramowski, además, la lucha debe continuar: "Me parece relevante todo lo que conduzca a los músicos a organizarse para mejorar las condiciones de producción musical. Ya está demostrado que la atomización de los artistas, en estas condiciones actuales en la que se inserta la actividad musical, abre el juego a actores que no piensan en la música y con el tiempo la van degradando hasta que se la terminen de comer (después, total, pueden cambiar de rubro). Al menos eso parece ir pasando en todas la actividades del arte y la cultura que son abordadas desde una lógica exclusivamente empresarial o de negocios".