Miércoles, 14 de junio de 2006 | Hoy
La editorial Bajo la Luna, nacida aquí y consencuente con sus orígenes, tiene en su catálogo obras de Diana Bellessi, Aldo Oliva, Concepción Bertone, Beatriz Vignoli, Patricia Suárez y Osvaldo Bazán, entre otros.
Por Sonia Scarabelli
Hace pocos días, el sello editorial independiente Bajo la Luna, que actualmente llevan adelante Valentina Rebassa y Miguel Balaguer, lanzó en Buenos Aires la colección "Poesía en obra", dirigida por el poeta Yaki Setton. Y lo hizo con dos títulos que no pueden sino deparar los mejores augurios para este emprendimiento: Variaciones de la luz, de la santafesina Diana Bellessi y El muchacho de los helados y otros poemas, de Osvaldo Bossi.
La editorial, nacida en Rosario allá por los `90 y que ha mantenido desde entonces una relación consecuente con poetas y narradores de Santa Fe y, en particular, con los artistas de esta ciudad, cuenta en su catálogo con obras de autores tales como Aldo Oliva, la misma Diana Bellessi, Mirta Rosenberg, Concepción Bertone, Beatriz Vignoli, Patricia Suárez y Osvaldo Bazán, entre otros.
Resulta indudable que la aparición de un libro de poemas siempre es un acontecimiento dichoso y está dotado de cierto encanto propio, más aún cuando, es sabido, son comparativamente escasos los proyectos editoriales que acompañan este género de publicaciones. Pero el anuncio de una colección dedicada con exclusividad a la poesía, más precisamente, a la poesía que se está haciendo ahora mismo y, por así decir, entre nosotros, es una circunstancia que no puede considerarse menos que feliz, y merece ser saludada y recibida con el mayor entusiasmo.
En este sentido cabe destacar la singularidad de la propuesta, ya que con "Poesía en obra" se desea poner al alcance de los lectores unos materiales que están en proceso de alumbrar nuevas y más extensas producciones, de modo que tengamos la posibilidad de "acceder a poemas despojados, fuera de una gran estructura que los enmascare, los limite o contenga", según palabras del director de la colección. Yaki Setton se ha referido igualmente a algunas de las expectativas que se vinculan al origen del proyecto, a saber, "reflejar una tensión entre lo nuevo y lo inacabado" y prometer con ello "un presente y un futuro distintos para esas mismas obras". A este respecto aclara que se trata de "materiales cuya vida transitoria no está dada tanto por lo que son sino por lo que les falta", aludiendo así a "los poemas que todavía no se han escrito y que serán sus compañeros futuros, o los poemas de los que han sido quirúrgicamente separados".
Y es desde esa situación de tránsito, desde el corazón de esa escena inaprensible casi y luminosa, donde lo definitivo no tiene cabida, que se nos han venido a brindar estos dos bellos libros. Ambos, cada uno a su manera, refrendan aquello que también se nos advierte en cuanto a lo que no hay que buscar en esta colección, es decir, "algún gesto que nos exhiba el laboratorio o taller del poeta", visto que, si bien estaremos "cerca de la escritura de los poemas, de sus primeras huellas, inclusive de alguna cicatriz", estaremos, por otra parte, "lejos del poeta, de sus secretos y de su intimidad".
Por supuesto, más allá del sentido riguroso de esta afirmación, una vez asomados al interior de Variaciones de la luz, de Bellessi, o de El muchacho de los helados y otros poemas, de Bossi, parecerá muy difícil experimentar ningún tipo de distancia. Sino que de inmediato nos sentiremos llevados hacia un lugar en el cual el misterio simultáneo de la ausencia y la visión, de una forma radical y a la vez amorosa, saldrá a nuestro encuentro en las voces particulares de estos dos grandes poetas. Los primeros versos del poema que abre el libro de Bossi lo anuncian claramente: "Diez veranos pueden convertirse/ en un solo verano eterno"; y de este modo inician la saga delicada y conmovedora de una infancia que reúne el descubrimiento del deseo, la amistad y la pérdida, bajo el signo de una lírica tan rica como absolutamente personal. Y no menos ocurre con los poemas de Bellessi, cuando alzando en sus versos "...el lujo frágil y ardiente de cada cosa/ que en la memoria halla su sola y única fortaleza erguida// como materia más sutil que tarde conocemos y es el vivo/ recuerdo intacto de lo amado...", algo, como la paradojal transparencia de una sombra preciosa y querida toma forma ante nosotros, allí donde la voz ahonda en música los reinos poderosos de la imagen.
Mucho podría decirse de estas dos maravillosas muestras de la poesía argentina que está 'en obra', y en las cuales poemas como La Corona, de Bellessi, o La casa de cartón y madera, de Bossi, inscriben zonas memorables, pero más justo encuentro invitar a cada lector a disfrutarlas por sí mismo. A comprar los libros y a acompañar, de aquí en adelante, la propuesta, que lo vale. Entre los títulos que están ya en preparación, se cuenta Notas al pie de nada ni de nadie, de Alberto Szpunberg.
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