"Es realmente un disparate cumplir medio siglo de lo que sea", admite, como sorprendiéndose una vez más por el peso del tiempo. Pero, sobre todo, por lo que en ese lapso ha ocurrido, y allí están las más de 1200 canciones compuestas por el rosarino, que el próximo sábado presentará una selección de medio centenar para celebrar, claro, sus cincuenta años con la música. El concierto en cuestión se desarrollará en el Teatro Príncipe de Asturias, donde a la banda estable de Nebbia (Aire libre, conformada por Daniel Homer en guitarras, Leopoldo Deza en flauta y teclados, Gustavo Giannini en bajo eléctrico, Daniel Colombres en batería y Nebbia en voz, piano, órgano y guitarras) se le sumarán las voces de Los reyes del falsete, original trío que pronto se sumará al inmenso catálogo de Melopea, sello fundado por Nebbia a fines de los 80.

Y serán dos horas y media de show las que permitirán concretar un recorrido que Nebbia ha bautizado como Música de todos los tiempos, y que es también el repertorio que nutre al disco doble que se lanzará formalmente el mismo día de la actuación del octeto en Rosario. "Como cualquier selección, fue arbitraria. Puse al inicio los temas más populares y luego fue creciendo la lista porque amigos, fanáticos o mi mujer me decían: 'ese no debe faltar', '¿cómo no vas a poner este otro?' Sin embargo es lógico que faltan muchos bien populares", adelanta Litto, consciente de la inmensidad de su trabajo y, también, de lo que esa obra ha generado en la historia misma de la música en castellano, ésa que tuvo como momento fundacional la edición en 1965 del disco debut de Los gatos salvajes, punto de partida de estos cincuenta años que siguen sorprendiendo a Litto, que reconoce: "Es bien extraño y emocionante cumplirlos de escribir canciones, y estar muy bien espiritualmente y físicamente".

¿Te has sorprendido al reveer algunos viejos temas?

Muchas veces me sorprende desempolvar algunas canciones de esas que uno las graba en un disco y luego no las toca más. Me sorprenden algunas que tienen una estructura armónica bastante compleja y también me sorprende cómo a través del tiempo ha ido madurando mi estilo. Un poco este álbum doble y lo que toquemos en vivo está organizado de tal manera que aparezcan guiños de un manojo de cuestiones que siempre mi música tiene presente. Que de pronto tomo la guitarra criolla y se escucha una rítmica medio folklórica, pero luego al piano canto un melódico y tiene un poco el clímax de la canción tanguera, ciudadana. Que también grupalmente me muevo tranquilo con espíritu jazzísitico cuando hace falta y de pronto puedo cantar un bolerito. Que al tomar la eléctrica puede sonar el rock "a la Berry" del '50. La bossa nova y el candombe siempre aparecen también. Todo esto, más allá de las canciones y su letra, tiene que ver con la música que escribo.

Tu obra como compositor no sólo es extensa, sino que además es amplia en cuanto a los géneros, las estéticas. ¿Podés reconocer períodos particulares en cuanto a tus intereses compositivos?

Mis inicios de adolescencia puedo recordarlos como un chico intuitivo con gran facilidad para crear melodías y realizar adornos y voces armónicas. Una vez que termina mi etapa Gatos empieza el desglose de mucha experimentación. Aventuras locas, casi anárquicas, siempre en pos de lograr un concepto armónico más evolucionado. Desde mis 30 años que estoy ya en el exilio por México comienza mi nuevo despertar. A comprender que uno si escribe algo auténtico y original puede tocar en cualquier lugar del planeta. Uno no escribe para competir, sino para expresarse por el Arte. Desde mis 50 años en adelante, viene para mí la etapa más productiva y placentera. Es cuando uno tiene más experiencia y puede entonces moverse con mayor seguridad. Puedo realizar una música despretensiosa. Una forma de Arte que le haga bien a la gente y, lógicamente, que signifique para mí un verdadero crecimiento espiritual.

El año pasado se publicó Mañana, un disco excepcional que es mucho más que un homenaje a Los Gatos: por un lado demuestra la fortaleza de esas canciones, que siguen funcionando perfectamente en manos de otros intérpretes, y por otra parte es un trabajo que evidencia la diversidad estética y la calidad de muchas bandas jóvenes de Rosario. ¿Qué sensación te generó ese proyecto?

Siempre es y será un halago que alguien toque alguna de tus canciones. Soy feliz justamente cuando quien las toca no trata de copiarme, sino que le dá su impronta. Este álbum, Mañana, tiene además la historia de que está tocado por mucha gente joven. Gente joven que además también en la mayoría de los casos, son autores.

Otra de las cuestiones que dejó en evidencia Mañana es que son cada vez más las bandas que, aún con sus particularidades a nivel sonido y búsqueda, se dedican a crear canciones. ¿Cómo ves el panorama de la canción argentina actual?

Por un lado me enorgullece que a partir de la "idea", una "necesidad" o el "destino" de haber comenzado uno a escribir canciones tan adolescente, luego cuando se transformaron en un éxito por todos lados eso hizo que todo mundo comenzara a escribir sus propias canciones. Viajo mucho tocando y hoy día hay jóvenes, adultos y gente de cualquier edad haciendo canciones por todos lados. Lo que noto en los últimos años es un exceso de búsqueda en lo comercial, y eso no le hace bien al Arte. Pero bueno, espero que sea una época de transición. Demasiado negocio. Los medios no ayudan, especialmente la televisión. Imaginate que no hay un solo programa de buena música, y cada vez más hay concursos de gente que no saber tocar nada (risas).

¿Qué rasgos buscás en los artistas al momento de decidir publicarlos a través de Melopea?

Produzco sólo cosas que me gustan estéticamente. A veces a músicos que son bien originales. Otras, a músicos que son maestros técnicamente. Otras veces, a gente muy humilde, pero auténtica y muy noble. Muchas veces también se me ocurren algunas ideas de producción donde convoco a artistas varios para un objetivo común. Siempre valoro al que compone su propia obra. Sin embargo noto que hay cierto estancamiento. Mucha gente es sensible a Spinetta, pero a la hora de escribir, hacen cosas intrascendentes que suenan medio "spinettianas". También están los admiradores de Piazzolla, pero que a la hora de componer, el resultado son temas que parecen "ejercicios" de Astor. Luego tenemos también una cantidad de buenos compositores, que viven desperdiciándose tratando de encontrar un "hit". Hay de todo. Y dentro de ese todo, hay excelentes escritores de canciones. Algunos quedan opacados por la excesiva cantidad de propuestas comerciales que hay. Y a otros no se los conoce, porque aún no les ha llegado su momento. Espero.

¿Sentís que el catálogo del sello goza del reconocimiento que merece?

Estamos desde 1989, y el haber logrado sobrevivir y trascender todos estos años ya es un verdadero premio en este ambiente tan cruel y descuidado de la música. Tenemos un catálogo de 600 álbumes de buena música. Más allá de los gustos. Música noble que no ofende y que no le tira mierda a la sensibilidad de la gente. Vendemos bastante por iTunes. Tenemos casi 50 albumes publicados por Europa y Japón. Todo eso, haciendo lo que nos gusta. ¿Qué más podemos pedir?