Muchas veces las grandes ideas surgen de manera espontánea en circunstancias inesperadas. Un rapto de inspiración puede activar las llanuras del subconsciente y depositarnos en territorios insospechados. ¿Casualidad o causalidad? Más allá de cualquier análisis, lo cierto es que Ignacio Gorriz (rosarino, 36 años) director del Centro Cultural El Espiral, tuvo la capacidad de seguir su intuición y embarcarse en un sueño que no sólo transformó su vida sino también la de otros. El empuje, la actitud y la perseverancia son virtudes fundamentales para lograr un cambio. Y eso, Gorriz lo tiene muy presente.

Luego de un viaje estimulante que lo llevó a recorrer España, el músico y periodista tuvo una idea reveladora: gestar un espacio cultural que reuniera diferentes expresiones artísticas, generando una educación participativa e inclusiva. "Siempre estuve vinculado al arte. Cuando me fui a España toqué en algunos bares y la idea fue tomando forma. Llegué a Rosario en 2006 y en agosto de 2008 arranqué aquí con cinco o seis talleres. Todo surgió a partir del amor y el deseo. Ahí terminé de agarrarme fuerte del proyecto y no lo solté más", explicó a Rosario/12 el creador de este sitio ubicado en Ituzaingó al 1700.

En consonancia con las ideas de Paulo Freire, pedagogo brasileño que preconizaba una educación horizontal como método de concientización y liberación, más algunos lineamientos del psiquiatra suizo﷓argentino Enrique Pichón Riviere, generador de la teoría de grupo conocida como grupo operativo, Gorriz contagió su visión a los docentes que forman parte del Espiral. "Los profesores que vienen a trabajar acá saben que cuentan con el otro para destrabar situaciones en sus clases. La interdisciplina es gratuita. Le damos mucha importancia a la distribución de tareas y al aspecto educativo de los talleres. La institución tiene una organización con mucha autonomía en las distintas áreas. Eso me parece muy importante", destacó el directivo.

Guitarra, cine, literatura infantil, teatro, piano y canto son sólo algunos de los más de 25 talleres que se dictan de lunes a viernes. Junto con los eventos del fin de semana, las actividades allí realizadas configuran un mapa de inobjetable contribución instructiva que llega al público para transmutarlo, estrechando vínculos entre todos los participantes. Consultado sobre este punto, Gorriz aseguró que El Espiral abraza a la gente y la contiene: "Hacemos eje en la atención que brindamos y en el hecho de animarse. Si uno quiere se puede. Nuestra idea siempre fue ser inclusivos. Es un espacio de encuentro para todos y todas".

Hoy por hoy el local amplía sus horizontes a gran velocidad pero todavía faltan destrabar algunas cuestiones burocráticas. En ese sentido, Gorriz expresó su deseo de afianzar el trabajo junto al Estado. "En 2016 me gustaría que haya una normativa que nos contemple. Estar habilitados como bar con amenización musical y números en vivo dista muchísimo de lo que nosotros hacemos particularmente. De todas maneras, ya tenemos aval desde lo político así que espero que esta situación cambie", concluyó Gorriz.