La Cámara Penal confirmó ayer la pena de 17 años de prisión para un muchacho acusado por el crimen de su novia. El 27 de enero de 2011 la mujer fue internada en grave estado, con el 40 por ciento de su cuerpo quemado a partir de un supuesto accidente doméstico y falleció, después de agonizar 33 días. Franco Sebastián Aguirre no estaba sospechado, y para ese entonces se hablaba de un accidente doméstico: la chica se quemó cuando quiso apagar la hornalla donde calentaba una pava para tomar mates.

Sin embargo, meses después de la muerte de Lorena Giménez, su padre le dijo al juez Javier Beltramone que dudaba de Franco. En las sucesivas declaraciones, Aguirre modificó sus dichos y en ese contexto llegó a hablar de un suicidio. Pero el juez no encontró un "justificativo razonable" para ello y relacionó el fallecimiento de la mujer con un hecho de violencia de género.

La familia y amigos de la joven comenzaron a recordar episodios en los que Franco callaba a Lorena de mala manera, otros en los que la vieron con marcas y ella decía que se había caído, y otros indicios de violencia. Así, luego de que Beltramone lo procesara, el juez de Sentencia Nº 5, Gustavo Salvador, lo condenó en marzo a la pena de 17 años de prisión como autor de homicidio. Ahora, los camaristas Daniel Acosta, Georgina Depetris y Adolfo Prunotto, confirmaron la pena.