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Domingo, 18 de octubre de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › LA PRODUCCIóN PERIODíSTICA Y SU VíNCULO CON LA CULTURA ROSARINA

La mirada que se elabora a partir de otra preexistente

El próximo miércoles los periodistas de Cultura y Espectáculos de Rosario/12 se reunirán para debatir en la charla abierta "Crítica a la crítica". Con el objetivo de abrir el juego, de multiplicar las miradas, se propone aquí un repaso por las opiniones de ocho colegas con un extenso recorrido en los principales medios gráficos de la ciudad.

 Por Edgardo Pérez Castillo

A modo de cierre de la programación de actividades por los 25 años de Rosario/12, el próximo miércoles (desde las 19), en el Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España se llevará a cabo una charla debate, abierta al público, que contará con la participación de los periodistas de la sección de Cultura y Espectáculos de este diario: Emilio Bellon, Julio Cejas, Beatriz Vignoli, Leandro Arteaga y quien esto escribe. La propuesta no es otra que la de abrir el juego y clarificar conceptos en torno a la crítica, uno de los ejes esenciales ya no sólo de esta sección, sino del diario mismo. Franquear, de cara al público, los modos de producción, criterios y enfoques con los que cada uno lleva adelante su trabajo como crítico en distintas ramas del arte. Porque, al fin y al cabo, no existe crítica posible si la labor periodística se torna una tarea endogámica. O, peor aún, si se evade la autocrítica.

En su ensayo "Disparen contra el crítico" (http://www.teatroenrosario.com/notas/criticas/disparen-contra-el-critico.html), Miguel Passarini (periodista de El Ciudadano y referente de la crítica teatral a nivel nacional) ofrece una definición clara sobre el género: "Toda crítica debería entenderse, si es que el interlocutor puede garantizar algún rasgo de inteligencia, como una mirada que ensaya un nuevo discurso a partir de uno ya existente. A partir de este primer concepto (acuerdo de partes, convención) que se vuelve fundante, todo lo que venga después será eso, puro diálogo".

En ese sentido, el crítico no debe correrse del eje esencial de su rol como comunicador, estableciéndose como un mediador entre artistas y lectores, favoreciendo un diálogo en el cual su propia mirada, su subjetividad, aporte a la construcción de nuevos sentidos. "La crítica se produce en el instante mismo en que piensa su objeto y, por lo menos para mí, aspira a producir sentidos más allá del que pudiera surgir de la materia tratada --apunta Juan Aguzzi, editor de Espectáculos y Cultura en El Ciudadano--. Tal vez no el sentido de revelar un mundo porque ya la obra es un mundo revelado, pero sí uno movido por un afán hiperbólico para captar otras formas posibles del discurso enunciado, las que tienden a recuperar cierta tensión en tal o cual imagen, trazo, palabra, frase, movimientos, gestos para desmontar un significado único. La crítica es una construcción, se construye un decir sobre algo existente; hay que armar y desarmar para que en ese pase se abran un poco más los ojos, los propios primero, los de los que leerán después. La crítica que no suelta es la que está afectada por la emoción y la experiencia, ambos inmejorables puntos de partida. La crítica periodística está obligada, ampliando las fronteras del lenguaje, a nivelar para arriba desde ese impulso para encontrar, si se puede, un lector (o una escucha) más".

Especializado en el campo de la crítica literaria, el escritor Diego Colomba, quien actualmente se desempeña como columnista en La Capital, agrega: "Como la entiendo, la crítica literaria en el marco del periodismo cultural deber ser una actividad informativa y valorativa que haga de puente entre las obras y un público más amplio que el especializado. Aunque sea reducido, la crítica no debe renunciar a cierta impronta divulgativa y a un aire ligero y descontracturado que la haga interesante y amena, cuando no desprovista de humor. No debe dirigirse a los iniciados, aunque a veces sean sólo los iniciados los lectores reales de las obras tratadas, sino que debe aspirar a una figura más vaga e imprecisa que podríamos llamar público lector, actuar como si fuera posible que esa franja de lectores creciera con nuestro aporte".

Por su parte, Carolina Taffoni (hoy en el diario La Capital, pero con pasos previos por medios como El Ciudadano y la revista Rolling Stone), entiende que "leer una crítica debería ser todo un viaje y un descubrimiento para el lector, debería orientarlo pero también conducirlo a nuevos caminos, a hacerse preguntas y a relacionar la obra en cuestión con sus propias vivencias, sus experiencias personales y sociales". Sin embargo, advierte: "El problema de la crítica no es el poco espacio que se le otorga sino el tipo de crítica que se está haciendo, una crítica que se limita a la reseña y la descripción, gacetillas un poco adjetivadas y punto, propaganda y elogios entre amigos o determinados círculos culturales, críticas insulsas en un tono beige que ya aburren desde el primer párrafo, gente que no tiene la más mínima idea de lo que está criticando, gente que cree que el `name-dropping' es hacer crítica. Los ejemplos abundan. En ese sentido creo que la crítica de cine todavía goza de cierta salud y prestigio, pero la crítica de rock y de música popular en general está en un estado terminal".

En enero de 1994, la cadena ABC puso en pantalla The critic, serie animada que, bajo la dirección de Al Jean y Mike Ress, ponía en el centro de la escena a Jay Sherman, conductor de un programa de televisión dedicado al análisis de películas. Focalizada en la sátira a las producciones de la industria cinematográfica, funcionó también como una parodia del propio crítico, un actor controvertido de la comunicación y las artes. Como inspirándose en el tono irónico de aquella serie, José Luis Cavazza, actual editor del suplemento Escenario de La Capital, propone una descripción dramatizada sobre los profesionales en cuestión: "Creo que los críticos son como los buitres, viven de la carroña, comen carne ajena. Suena fuerte, pero es la más pura verdad. ¿Recuerdan la crítica teatral que aparece en Birdman? Una serpiente superstar, una diva que pretende trascender a partir de la rapiña, y lo peor es que lo logra. Seguramente, ella represente un mero estereotipo del crítico. Debo confesar que cuando me he visto obligado a asumir el rol de crítico, al tocar el teclado pude ver mis dedos y mis manos convertirse en garras, y en el reflejo de la pantalla mis ojos se inyectaron de rojosangre. Por eso, mi más rotundo rechazo a los críticos, esos seres resentidos, llenos de odio".

Para el editor de Escenario, sin embargo, hay un camino posible de conexión con el lector: "De ser posible, yo prefiero para los diarios una reseña, es decir, orientar al lector sobre tal película o pieza teatral, telenovela o nuevo disco o libro. Una reseña, podríamos llamarla, orientativa, con información y algo de opinión -imposible desprendernos de lo subjetivo-, sin atisbo de petulancia y rapiñez".

Según la mirada del escritor Osvaldo Aguirre --ex editor del suplemento Señales de La Capital y actual colaborador de Perfil--, la labor de edición conlleva ya un aporte a la mediación entre productores y consumidores culturales. "La función básica de un editor consiste en elegir. No hay tiempo ni espacio suficiente para ocuparse de todas las actividades culturales. La cuestión pasa por seleccionar, dentro de ese espectro, lo que uno considera que debe ser tratado en un medio periodístico. El acto mismo de elegir un libro, una muestra, una película, etc., implica un juicio de valor. Si no todos los libros reciben comentarios, si no todos los artistas o los escritores son entrevistados, la publicación de un comentario, de una entrevista, produce cierto efecto de legitimación. La crítica tiene que ser consciente, entonces, de sus posibilidades y de sus efectos en una ciudad como Rosario".

Los vínculos en la patria chica

Para Aguirre, un aspecto esencial de la labor periodística es comprender precisamente que se produce para y desde Rosario. "El rol de la crítica es reconocer y dar valor a la producción cultural de la ciudad y su área de influencia. Lo que podemos ofrecer como propio y particular son notas e informaciones sobre la cultura de Rosario. Por supuesto que el lector tiene intereses muy diversos y complejos y quiere estar al tanto de lo que ocurre en el mundo, pero creo que sobre todo se trata de producir lo que no se encontrará en otros medios: la difusión, el análisis, la discusión sobre los hechos de la cultura de Rosario. No se trata solamente de desarrollar información sino de producir juicios de valor, de reconocer y decir que determinadas obras y autores del pasado y del presente son importantes y deben ser difundidos", analiza el escritor.

Ahora bien: ¿cómo producir críticamente en un medio en el cual la cercanía con los artistas es no sólo frecuente sino, muchas veces, inevitable? "Los periodistas no pueden tener relaciones estrechas con los autores de las obras que están criticando --afirma Taffoni--. Un crítico es lo más lejano que hay a un relaciones públicas. La crítica también es una actitud ante la vida. Si querés hacerlo, antes te tenés que preguntar: ¿Qué quiero realmente: ser un periodista enfocado en el terreno de la crítica o tener una vida social activa y vibrante? Hay que tenerlo claro porque son dos cosas incompatibles".

Por su parte, el músico y periodista Diego Giordano (con un amplio recorrido en medios como El Ciudadano y La Capital, y que hoy sostiene el muy recomendable laconspiraciondelruido.wordpress.com) reconoce: "En los textos que publico en mi blog intento analizar la producción local con sinceridad y buena leche, señalando lo que considero, en mi opinión, aciertos y metidas de pata. Creo que es la mejor manera de respetar al artista, su obra y mi profesión. En este sentido, el amiguismo es negativo porque una crítica honesta siempre es mejor que un elogio mentiroso".

"Los periodistas culturales o quienes hacen crítica están muchas veces demasiado cerca de escritores, artistas, músicos o directores de cine, pero sucede lo mismo en otros ámbitos del periodismo", apunta por su parte Pablo Makovsky (cuya pluma dejó huellas en los tres diarios de la ciudad, y hoy sigue aportando una mirada lúcida desde su blog pifiada.blogspot.com.ar"), que además suma en su análisis a otro fenómeno: el de los periodistas que, a su vez, son productores de obras culturales. "Creo que un creador (en literatura, arte, cine, música) es primero un crítico, porque leemos, vemos o escuchamos algo y lo primero que hacemos es 'escuchar' el eco de cosas que ya vimos o leímos. Es como cuestionarle a la presidenta o el gobernador que hagan política. Sí, de eso se trata, de hacer política. Creo que los mejores críticos son aquellos que al señalar un libro y decir léanlo, dicen al mismo tiempo, léanme", explica Makovsky.

En esa línea, Colomba aporta: "No es ni beneficioso ni contraproducente el hecho de que muchos críticos sean, a su vez, artistas y productores culturales -esa condición explica además que acepten hacer un trabajo mal remunerado- o tengan estrecho contacto con otros autores o editores, mientras no olviden que cuando se desempeñan como críticos cumplen un rol social, cultural. En algunos casos puntuales de nuestra ciudad, deberían reservar sus propios mitos para la producción artística y leer sin anteojeras el libro que les llega a las manos. Esto es, dejar de señalar (a veces con inocultable desdén por el trabajo ajeno) lo que no son las obras para tratar de interpretar lo que sí son. En otros casos menosprecian -aun con algo de sorna- un libro como un modo de atacar estéticas o autores cercanos a quien lo escribió, en una suerte de tiro por elevación. Por supuesto que no se trata de impedir el ejercicio de la negatividad, sino de evitar que la crítica se vuelva la expresión irresponsable de las pasiones bajas de una persona que goza de cierta inimputabilidad mediática".

Para Giordano, el doble rol de crítico y productor "es beneficioso porque el conocimiento de primera mano de las condiciones de producción brinda más y mejores herramientas para un análisis serio y profundo". Aguzzi, por su parte, analiza: "Si algunos críticos ejercen otras prácticas artísticas y a la vez pueden descifrar la tensión entre el grado de realidad necesario para profundizar en la esencia de lo que se mira, se lee o escucha, y el poder imaginario para embellecer las incertidumbres surgido del acto creativo, a la corta resultan beneficiosos los roles a ambos lados del campo de juego, porque es en los pliegues entre ambas actividades, creo, en donde se obtienen recursos para abonar el jardín sensible de un goce entre el que hace y el que recibe. Por supuesto, no es para todos, y haría bien a la crítica y a los artistas que algunos se mantuvieran en un solo lugar".

La resistencia está en los márgenes

Con una tradición que, según la mirada de Aguirre, puede encontrar referencias en "la etapa del suplemento de La Capital que hizo Hugo MacDougall (a fines de los 50), las páginas literarias de La Tribuna que armaba Irma Peirano, las columnas de Raúl Gardelli, Víctor Sabato y Gary Vila Ortíz, el suplemento de cultura del diario Rosario, las extraordinarias crónicas y entrevistas de Fernando Toloza en la revista Lucera y en Vasto Mundo", en la actualidad la crítica periodística todavía subsiste, en mayor o menor medida, en los tres diarios de la ciudad. En ese contexto, y siempre acotado a su condición de suplemento de un diario nacional, Rosario/12 continúa otorgando un espacio de relevancia al género.

Afortunadamente, la crítica periodística sigue creciendo también en medios alternativos, aquellos que no suelen estar atravesados por los imperativos empresariales o las imposiciones de agenda, y desde los cuales nuevas generaciones de periodistas aportan a la construcción de una herramienta vital para devolverle créditos y reconocimientos a una profesión bastardeada (muchas veces, por impericias, negligencias y egolatrías de los propios protagonistas: los periodistas).

Si de crítica se trata, son muchos los nombres que aportaron a su historia, y no son menos aquellos que siguen produciendo desde el presente para darle vitalidad a un género que, sin embargo, debe ser revisado con frecuencia, debatido y puesto en discusión. Con honestidad y franqueza. El próximo miércoles, los periodistas de Cultura y Espectáculos de este diario intentaremos dar un paso en ese sentido. Esperando, además, que no sea el único.

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The Critic la sátira animada de la cadena ABC de 1994.
 
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