Jueves, 12 de noviembre de 2015 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. LLEGA A LAS SALAS BRISAS HELADAS, DE GUSTAVO POSTIGLIONE
El estreno comercial del film devuelve al
rosarino a la gran pantalla con una
historia de hermanos, traiciones y secretos.
Por Leandro Arteaga
"Es la historia de dos hermanos que se encuentran en el peor lugar, en el peor momento", dice Gustavo Postiglione de Brisas heladas, cuyo estreno lo devuelve a la gran pantalla. Si bien su film anterior fue Días de mayo (2009), Postiglione nunca estuvo inactivo, todo lo contrario. Televisión (La nieta de Gardel) y teatro lo movilizaron por igual. Brisas heladas tiene que ver con este ritmo y resultado. Es decir, se trata de la obra teatral de mismo título estrenada en la ciudad en 2013, suscitada como un paso más complejo, intensivo, respecto de la precedente Algo sobre el amor, de 2011. Las dos obras tuvieron recorrido también por Buenos Aires. Pero ahora es el turno del cine.
Se entiende que le toca al cine porque algo había en esta historia de dos hermanos al límite que no podía escindirse de sus posibilidades cinematográficas. En este sentido, bien vendrá al espectador de la obra teatral de origen validar los recursos de ese lenguaje de cara a los que son propios del cine. En otras palabras, pensar en la transposición que entre un medio y otro Postiglione oficia con la misma historia: dónde aparecen sus inquietudes y de qué maneras las elabora (esto mismo, pero al revés, había tenido misma operación artística con la película y posterior obra teatral El asadito).
Se decía que el cine no podía quedar al margen porque el argumento mismo se define con rasgos sórdidos, de historia negra. Bruno (Juan Nemirovsky) roba un bolso a su jefe, con la complicidad de la esposa de éste. Es el truco perfecto para tantas otras historias de mismo tono: un triángulo que no conduce a otra cosa más que al abismo, con un comentario que lacera los lazos sociales. El problema, eso sí, aparece con Mabel (María Celia Ferrero), la hermana de Bruno. Con ella resurge el pasado, a la par de una "relación particular, conflictiva, por momentos perversa" entre los hermanos, según el director.
Ahora bien, ¿cuál es el contenido o, en todo caso, qué es lo que se cifra en el bolso? Antes que responder mejor sostener la incógnita. El secreto hace avanzar la trama porque constituye, lección hitchcockiana, el MacGuffin del asunto. Allí está el poder del mafioso, interpretado por Norman Briski, quien sentencia a "la violencia como única manera de resolver los problemas". Su mujer es interpretada por la uruguaya Elli Medeiros, y acá vale detenerse porque no se trata de mencionar cualquier nombre, sino que la Medeiros ha sido, entre mucho más, la actriz y pareja de Brian De Palma en Femme Fatale. Sus ecos noir, se entiende, repercuten en Brisas heladas.
El reparto lo completa Gastón Pauls, en la figura del detective de corbata que intenta ordenar lo que sucede. De todos modos, se nota en el avance mismo del film, quien aparece como centro combustible es Mabel, quien rebota como una luz que enciende lo que toca. Pero, por las dudas, mejor prevenirse, porque se trata de "una historia de traiciones", según el director. Nadie es inocente.
Por último, destacar que la realización de Brisas heladas se valió del último piso del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario como locación, donde se armó el departamento de Bruno, con una vista suficiente desde donde poder apreciar la ciudad, acorde con el ánimo de los personajes y como ámbito también maleable, ya que fue utilizado durante el rodaje como parte de las muestras ofrecidas por el museo, siendo visitado como si se tratase de una instalación, de acuerdo con lo referido por Postiglione.
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