"Justicia por Candela" es la consigna de la marcha que realizarán esta tarde, a las 18, en la esquina de la Municipalidad de Chañar Ladeado, a 162 kilómetros de Rosario. Candela es una niña de 12 años que fue violada por un estanciero del pueblo, R. F. La nena había cambiado su conducta en la escuela, estaba retraída y alejada de sus compañeras. En la casa, estaba asustada y no quería salir a la calle. A la maestra, le contó que le picaba "la cola". Los médicos del pueblo no la revisaron bien; por eso, la llevaron a un centro de salud de Corral de Bustos, donde la niña diagnosticada de herpe vaginal. Ahora, se espera el resultado del análisis que confirmará si se trata de sífilis.

La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Rosario acompaña a la familia de la nena, que se encuentra en soledad. La causa está a cargo del fiscal de Melincué, Matías Merlo, y el acusado se encuentra en prisión domiciliaria. Vecinos de la familia de Candela vieron al presunto violador en una carrera de autos. Los padres de la nena fueron a la comisaría a denunciar, pero el comisario pidió que concurrieran quienes lo habían visto. Los testigos no se animaron a ratificar la denuncia en la policía. "Nosotros somos una gente humilde, no vivimos en la parte rica, somos pobres. Mi marido trabaja de changas nomás, porque trabajo fijo no tiene", expresó Rosana con toda contundencia. En la radio del pueblo, nunca les dieron espacio para denunciar lo ocurrido. "La familia sufrió presiones y sugerencias para no hacer la marcha, con el argumento de que no victimicen a la nena. Pero consideramos que la nena siempre será víctima de abuso, y la familia organiza la marcha para evitar que haya impunidad, porque esta persona acusada se la vio en una carrera de autos y cuando lo fueron a denunciar a la comisaría de Chañar Ladeado no le tomaron la denuncia", expresó Sebastián Sancevich, abogado de la ADPH, que esta mañana se entrevistará con el fiscal Merlo, en Melincué, junto a la presidenta de la institución, Florencia Delnegro.

Candela tiene tres hermanos mayores. Su mamá, Rosana, de 41 años, trabaja en casas de familia y el papá es jardinero. El presunto agresor era amigo de la familia, comparten el espacio del club de bochas del pueblo. De allí se conocen todos. De hecho, cumple su prisión domiciliaria a muy pocos metros de la casa de Candela. El hombre había amenazado a la niña que si contaba lo ocurrido los padres la iban a castigar. La nena llegó a hablar con una tía abuela. "Nunca nos íbamos a imaginar lo que pasaba. Lamentablemente, fue algo que nunca pensamos que podía pasar", dijo Rosana sobre el impacto que produjo lo ocurrido en sus vidas.