Una buena cantidad de ejemplos funcionaría para demostrar que los humoristas gráficos pueden ser, en su contacto directo con el público, una oda al tedio (y no es necesario aquí dar nombres propios que ofendan a artista alguno). Hay, también, algunos casos que rompen con la norma y terminan resultando paradigmáticos. Por caso, cada una de las disertaciones públicas de Roberto Fontanarrosa. O bien, y desde hace apenas unos meses, las apariciones escénicas de Liniers y Alberto Montt, protagonistas e impulsores del "stand up ilustrado", género con el que este fin de semana llegarán a Rosario. Con un vermú previo: la apertura de la muestra Los Ilustres en la planta baja de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085), que hoy abrirá el juego para que mañana, a las 21.30, la dupla suba a escena en el Teatro de Sarmiento y Mendoza con una propuesta en la que palabras y dibujos van entrelazándose libremente.

Para Ricardi Siri Liniers, el cara a cara con el público no resulta una novedad. Sus extensas giras junto a Kevin Johansen y su banda funcionaron como plataforma de aprendizaje para el reconocido humorista gráfico argentino, cuyos compromisos editoriales establecieron nexo con Alberto Montt, diseñador y humorista nacido en Ecuador y radicado desde hace casi veinte años en Chile, país en el que, una década atrás, le dio forma a su celebrado blog Dosis Diarias (www.dosisdiarias.com). Y fue también una propuesta de la editorial Sexto Piso, que publica la obra de ambos en México, la que terminó habilitando la puesta en marcha de ese stand up ilustrado que ya venía siendo tema de conversación entre los dibujantes.

"La verdad es que en un principio, cuando empezamos a pensar esto, no teníamos claro lo que queríamos hacer --admite Montt en diálogo con Rosario/12--. Pensábamos que sería lindo hacer algo con una estructura, algo más pensado, y de repente se nos vino encima porque nuestros editores en México nos dijeron que ya tenían reservada una sala con fecha de presentación. Así fuimos armándolo, pero en principio ni siquiera nosotros sabíamos para dónde iba. Ahora estamos muy contentos de cómo va saliendo".

La propuesta de Los Ilustres va intercalando las intervenciones orales de un miembro de la dupla mientras su compañero le da vuelo a dibujos que se amplifican a través de una pantalla gigante. Y si bien hay estructuras de base sobre las que Montt y Liniers van transitando, la espontaneidad resulta clave en cada aparición pública. "Hay un juego entre palabra y dibujo, todo es muy veloz, entonces es impredecible aquello que va a salir. Si bien hay una estructura, esa imprevisibilidad es lo que hace que sea realmente divertido para nosotros. Cada show termina siendo una sorpresa", apunta Montt sobre un espectáculo atravesado, naturalmente, por el fino humor de la dupla.

Un humor que encuentra puntos de contacto en las creaciones de uno y otro (¿cómo no aunar la filosa mirada que ambos resguardan en una aparente ingenuidad?), algo que podrá verificarse también con el montaje de una muestra que, según entiende el artista chileno-ecuatoriano, funcionará esencialmente para que el público entre en contacto con sus trabajos. "La idea era, justamente, poner un contexto -explica--. Es imposible que la gente no conozca lo que hace Liniers, pero es probable que no conozca mi obra. De alguna forma este juego de contextualizar es el que quisimos poner en el tapete con la muestra. Respecto a la selección, el criterio fue inapelable: pusimos lo que nos dio la gana".

Para Montt, además, este proyecto le permite compartir camino con su amigo argentino, al que reconoce como guía: "Liniers es un tipo que se permite libertades que por ahí otros no nos permitimos. Desde esa perspectiva el hecho de que él esté abriendo puertas para otra gente, al ser una punta de lanza, lo convierte sin duda en un referente. Después, a nivel más micro, me gusta porque tiene la capacidad de generar universos absolutamente propios. Muy poca gente tiene la habilidad para que su mundo interior se convierta en su mundo exterior. Eso él lo hace de manera fantástica".