Para aquellos que aceptan sin más el consumo guiado de las redes sociales, para los que se dejan mecer por la pasividad de la viralización, Zambayonny es simplemente el creador de canciones hiper reproducidas como "La incogible", "Volviste muy, muy puta de Gesell" o "No pude dejar la paja". Porque, claro, con esas letras directas, explícitas, atravesadas por el humor, el músico bonaerense fue sumando popularidad con un proyecto solista al que se lanzó luego de editar tres discos junto a Alfredo Gallinger, antes de que el nombre de Diego Perdomo fuera eclipsado por el de Zambayonny. Un seudónimo con el que también firma obras con una búsqueda poética que se corre del impacto directo, que va entre lo introspectivo y el retrato social. Ese perfil que en Hotel de canciones, su quinto disco y último disco solista, cobra vuelo en obras como "Cuentos chinos", "La mesa de Marechal" o "Una vida puede salir mal". Mañana, a las 21.30, esas canciones formarán parte del show con que Zambayonny lanzará formalmente su nueva obra en Rosario, concierto que tendrá al Teatro de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza) como escenario para que el creador bonaerense demuestre ese peculiar equilibrio autoral.

"Vamos a tocar los temas del disco nuevo pero, también, por supuesto, haremos un repaso por los discos anteriores, para que todo el mundo se vaya contento. Va a ser un repertorio bastante variado", anticipa Perdomo a Rosario/12, consciente de poseer una lista de hits que, a lo largo de diez años, lo acercaron a la masividad. "Desde el primer disco, salvando las distancias porque era un disco en vivo, había temas con un lenguaje más explícito, pero en el medio hay otras como 'El whisky de Dios', 'Las horas perdidas' o 'Me dejo hablando solo', que son totalmente opuestas --distingue--. Ya desde el primer disco veníamos con una línea difícil de encasillar, porque por un lado estaban esas canciones netamente de humor, más fuertes, con otras más emocionales. Con el tiempo hemos profundizado esa línea y dejando un poco de lado a la otra. Lo que sí mantenemos es el humor en los shows, que son muy desacartonados".

- En tu camino a la popularidad el público generalmente te asoció a esa línea de letras humorísticas, explícitas. ¿Sigue sorprendiéndose hoy cuando va en busca del estereotipo y se encuentra con esas otras canciones, con la otra veta de Zambayonny?

- Sí, por supuesto. Por eso en vivo hacemos esas canciones. Que al ser canciones más resultadistas se propagaron mucho más rápido por Internet. Si hubiera arrancado con un disco cuidando más las líricas por ahí no hubiera tenido ninguna chance. Mucha gente sigue acercándose por esas canciones, pero se sorprende en los shows al encontrarse con las otras, se sorprenden a sí mismos disfrutándolas. Porque también las canciones que uno hace más de humor, si no están sostenidos por otros versos dentro de esa misma canción, por ciertas ideas, hacen que el disco se convierta en uno de chistes, que dura sólo la escuchada. Aún las canciones que tienen ese lenguaje intentan tener otra cosa detrás. Porque sino generás algo que no resiste tres escuchadas, mientras que esas canciones tienen diez o doce años. Siempre trato de sostener con ideas detrás, que encuentres cosas en cada escucha. Lo que pasa también es que hay gente que se encuentra con que va a ver un show pensando que es muy fuerte y se encuentra con otra cosa. La canción de la paja a mí ahora me parece una cosa muy ingenua, pero en el momento generó cierto quilombo. Está bien, los años pasaron y también los medios empezaron a comportarse de otra manera. Ahora cuando tocamos esas canciones en vivo pasan desapercibidas en relación con las otras.