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Falta de tino, incomunicación o un liso y llano desacierto de parte del equipo de programación del Cine Arteón desataron una polémica el pasado martes, cuando desde la productora Pensar con las manos denunciaron la cancelación del estreno en esa sala del documental Pibe Chorro, de Andrea Testa. Luego de que su denuncia se multiplicara por las redes sociales, desde Arteón indicaron que la intención no fue otra que la de generar un marco más favorable para el estreno: el próximo jueves 8, día pautado originalmente para la emisión, se realizará la segunda marcha Rosario Sangra, por lo que, entendieron, se afectaría la concurrencia a sala, por lo que propusieron entonces su reprogramación para el martes 13 y jueves 15 de este mes.

Así lo explicó Néstor Zapata, fundador y referente de Arteón, a pesar de que fue la propia Testa la que indicó a este medio que el origen del conflicto tuvo como disparador el correo electrónico que el pasado martes les enviara Enrique Fenizi, actual director de la sala: "Lo que Arteón comunicó ayer es un poco la respuesta a todo lo que sucedió a partir de nuestro comunicado. Pero el mail de Enrique Fenizi dice que no veían con buenos ojos proyectar la película en el marco de lo que estaba ocurriendo en Rosario, que el título de la película podía llegar a generar situaciones que preferían evitar. No nos plantearon en ese correo nada acerca de una reprogramación concreta, sino que mencionan una posible reprogramación, a futuro, cuando 'se enfríe la situación'".

En la tarde de ayer, Zapata buscó matizar ese correo: "Nos pareció inoportuno estrenar la película el jueves 8, cuando por la marcha va a haber problemas de transporte, la gente no está tranquila, no iba a venir público. En 51 años no prohibimos ninguna película, en el Proceso dimos todas las películas que estaban prohibidas en salas comerciales. Buscamos siempre la mejor fecha de estreno. Se entendió mal, quisimos aportar algo positivo".

Para los productores de la obra, la explicación no termina de subsanar el tono desafortunado de aquella primera comunicación. "Que aludan a cuestiones de la película por su contenido nos parecía sumamente grave", apuntó Testa, que redobló la apuesta: "Es necesario que este tipo de películas se proyecten en estos contextos, porque nos lleva a pensar en qué es realmente la inseguridad, a quiénes afecta, qué son estas construcciones mediáticas, cuáles son las violencias que se condenan y cuáles quedan impunes".

Los cuestionamientos de Pibe Chorro --que tras su estreno en junio en el Cine Gaumont cosechó buenas críticas de la prensa porteña-- apuntan a la sociedad en conjunto. Su proyección se presume sustancial en un momento en el que las discusiones sobre emergencia en seguridad deberían, precisamente, ampliar la mirada, corriéndose de la comodidad de la mano dura para replantearse alternativas de inclusión y desestigmatización. Buscar, al fin, un debate que favorezca la concreción de políticas de Estado que desalienten un todos contra todos que sólo multiplicará las víctimas.

En ese marco, la polémica funcionó para abrir el interés de distintos espacios que se mostraron interesados en alojar al documental de Testa, que junto a su equipo mantendrá hoy una reunión con la coordinación nacional de Espacios Incaa a fines de evaluar la aceptación de la reprogramación propuesta por Arteón. "La idea es que la película se vea, que se multipliquen las pantallas", distinguió Testa, y concluyó: "Hay un equipo de gente que milita esta película, que la entiende como una intervención política y que, justamente, es necesario proyectarla en caliente".