Miércoles, 18 de abril de 2007 | Hoy
La santafesina Noemí Ulla dictará un seminario sobre Juan Carlos Onetti y Felisberto Hernández. "El objetivo es acercar un amplio público a las propuestas literarias".
Por Sonia Scarabelli
La narradora y ensayista santafesina Noemía Ulla ha sido convocada en el marco del "Ciclo de Seminarios sobre Literatura Rioplatense" que se viene realizando en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, para dictar el Seminario "Juan Carlos Onetti/Felisberto Hernández: textos claves en la narrativa rioplatense. El pozo/ Primeras invenciones", los días 25 y 26 de abril. Aquellos que estén interesados pueden inscribirse gratuitamente en el 1º piso del CCBR, de lunes a viernes de 11 a 13, ya que los cupos son limitados. En una entrevista que concedió a este diario, Ulla responde algunas preguntas sobre los autores que abordará y aclara que su "propósito es procurar información, reflexiones y el mayor disfrute posible a los lectores", pues la convocatoria está pensada con el "objetivo de acercar un amplio público a diversas propuestas literarias". También habló con nosotros de su último libro de relatos, En el agua del río, recientemente publicado por la Editorial Fundación Ross de nuestra ciudad.
-¿Cómo describiría usted el panorama de la narrativa rioplatense en el momento en que tanto Felisberto Hernández como Juan Carlos Onetti comienzan a publicar sus relatos?
-En mi libro Identidad rioplatense: la escritura coloquial (Borges, Arlt, Hernández, Onetti) estudio este panorama. Tanto Onetti como Felisberto Hernández realizan una ruptura con las convenciones del relato, se rebelan contra la concepción realista de la literatura y contra la escritura consagrada. Proponen un lenguaje nuevo, una estética abierta a la imaginación, al mundo de los sueños que alterna con el mundo que llamamos real. Estos escritores, como también Borges en "Hombre de la esquina rosada" y Arlt en El juguete rabioso inician la búsqueda de un estilo que represente al idioma rioplatense, e integre los registros orales a nuestra literatura. Si hemos recibido un idioma desde otro continente debemos, según ellos y lo afirman alrededor de los años treinta, reconocer los cambios que se produjeron en la lengua heredada y afirmar la escritura rioplatense.
-¿Podría hablarnos de algunas de las claves que para usted aportan El pozo y los textos reunidos bajo el título de Primeras Invenciones, en tanto escritos inaugurales en la obra de estos autores, con respecto a su producción posterior y al desarrollo de la literatura rioplatense?
-El pozo, como bien afirma Hugo Verani, se adelanta a la moda existencialista. Tanto esta "nouvelle" como Primeras Invenciones de Felisberto Hernández, están escritas en contraste con la escuela del naturalismo, que se proponía informar desde un punto de vista lógico y cronológico. Con todas las imperfecciones que podemos encontrar en las primeras obras de Felisberto, éstas conducen a su autor al máximo nivel estético de los cuentos de Nadie encendía las lámparas o Por los tiempos de Clemente Colling y a Onetti a la excelencia de El astillero o de Juntacadáveres. Estos dos escritores construyen, por decir así, los cimientos para el desarrollo de escritores que los seguirán, como Armonía Somers, Cristina Peri Rossi, Julio Cortázar, Juan José Hernández, Juan José Saer.
-¿Considera que existen puntos de contacto entre la producción de ambos autores? ¿O, por el contrario, se trata de búsquedas que abren perspectivas absolutamente distintas?
-Hay algunas coincidencias en ambos, como la tendencia a animar cosas abstractas, la presentación de un mundo fragmentado o de un cuerpo dividido, la carga tan significativa que los dos otorgan al "misterio" referido a situaciones, a objetos, etc. y en especial los une la fuerte presencia del estilo coloquial.
-¿De qué manera han influido en la producción de los autores argentinos?
-Precisamente el uso de la lengua coloquial dio cabida a la obra de Julio Cortázar, de Juan José Saer, de Miguel Briante, de Germán Rozenmacher, de Manuel Puig, entre tantos otros, y de un modo general, diría que tanto Onetti como Felisberto Hernández contribuyeron a fortalecer la libertad de imaginación, a prescindir del estilo de la literatura tradicional para introducir, en cambio, los registros orales en armonía con la sintaxis. En los tiempos de mis primeras lecturas de aprendizaje, quien no leía a Onetti no estaba autorizado a hablar de narrativa. A Felisberto lo leí a partir de un seminario que dictó en Rosario, invitado por el Doctor Adolfo Prieto, el crítico y Profesor Angel Rama, a quien quedé para siempre agradecida.
-¿Cómo surgieron los relatos que integran En el agua del río?
-Silvina Ross y en especial la directora de la colección, la escritora Gloria Lenardón, me hablaron del proyecto para "Semillas de Eva" y me han hecho el honor de inaugurar esta colección con En el agua del río. La idea fue que los dos primeros relatos tuvieran relación con el mundo de la infancia. La mayoría de los relatos son recientes, otros muy anteriores, como "El pronóstico, el coco y la bomba". El libro como objeto se ve realmente hermoso y hay que destacar en él la labor de Gloria Lenardón y el singular trabajo de Damián Vezzani, el diseñador.
-¿Puede decirse que una de las constantes de los relatos es la reflexión sobre el tiempo y sobre el estrecho vínculo que existe entre la historia individual y la historia colectiva?
-Creo que muchas veces el lector hace una interpretación del relato que el autor ignoraba. Estas observaciones de su pregunta me llevan a pensar cómo describimos de manera inconsciente circunstancias de la historia de nuestro país sin la voluntad a veces de testimoniar hechos sociales y políticos. Supongo que debe ser evidente, como en todo ciudadano, la necesidad de imaginar un futuro que augure un orden político nuevo que termine con las inundaciones, con la delincuencia, con la pobreza, el hambre y la violencia, con la subordinación de la cultura a todo cambio político, con la falta de educación, madre de todos los desastres y obviamente, no me refiero sólo a modales y a no hablar a los gritos, sino a la introducción firme de los valores de la democracia en la escuela y en la universidad. Volvemos a Esteban Echeverría, y a su gran intérprete, Félix Weinberg, en la convicción de que los hombres y las mujeres de letras también participan en los acontecimientos políticos y sociales.
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