Elogiada por la prensa porteña que, al igual que un millar de personas, decidió respaldar el estreno de la obra el primer miércoles de este año, Mi brillante divorcio llegará esta noche a la ciudad para brindar una única función, a las 21, en el Auditorio Fundación. Escrita por la dramaturga inglesa Geraldine Aron, la puesta cuenta con la solitaria actuación de Ana Acosta, la versátil actriz que con este proyecto vuelve al terreno de los unipersonales a casi diez años de las últimas funciones ofrecidas con Cómo llenar una bikini salvaje.

Porque luego de aquella exitosa propuesta, Acosta se sumó a distintos elencos teatrales y televisivos. Entre medio, la actriz desechó diversas propuestas para abordar textos unipersonales, hasta la aparición de este nuevo proyecto, en el que interpreta nada menos que a 18 personajes mediante los que relata los sucesos que rodean a una mujer que, con sus cuatro décadas a cuestas, se descubre sola en el mundo.

Consultada por este medio, Acosta detalló las razones que la llevaron a aceptar una nueva incursión solitaria a los escenarios: "La primera vez que hice un unipersonal fue en el 95, que estrené Cómo se relllena una bikini salvaje. A Rosario fui con esa obra no menos de cinco o seis veces, porque ese espectáculo me permitía que entre una obra de teatro y otra, en ese espacio de dos o tres meses que siempre queda entre los ensayos, me calzaba el bikini y salía con la obra. Desde ahí siempre me ofrecieron unipersonales, y la verdad nunca encontraba algo que tuviera que ver con lo que tenía ganas de contar. Pero el director de Un soltero con dos viudas, la obra que estaba haciendo de Gerardo Sofovich con Ileana Calabró, al mes de terminar me ofreció este espectáculo. Lo leí y me pareció muy interesante, no solamente por lo que cuenta sino cómo lo cuenta. A partir de ahí nos pusimos a laburar, incluso Gerardo me ofreció hacer una revista en Córdoba, pero yo me decidí por este unipersonal".

"Lo que más me gustó es que, si bien trata obviamente de una mujer que se divorcia a los 40 años, está contado sin instalarse en la queja, la venganza, y en culpar al ex marido de todos sus males y penurias. No se instala en el pasado, sino que es de ahí en adelante, eso es lo que tiene de interesante. Porque esta mujer se queda sola a los 40 años cuando su marido la deja por una chica más joven. Su hija también decide irse a vivir con su novio y ahí está esta mujer, a los 40 años y sin saber muy bien qué hacer de su vida", agregó.

Acosta profundizó en la situación que debe enfrentar la protagonista del relato: "Muchas veces me hacen la observación de que una mujer a esa edad tiene mucho por vivir. Justamente, lo que le pasa a este personaje es que no sabe cómo vivirlo, porque siempre estuvo muy aferrada a su marido, a su hija, y no sabe qué hacer con su vida. No es un caso aislado, porque si bien hay muchas mujeres que salen a trabajar y son el sostén de la familia, cuando se van su marido y su hija no saben muy bien qué hacer, porque el trabajar para llevar la comida a casa ya no se transforma en una prioridad. Lo que plantea es qué hacer en el tiempo libre que tiene esa mujer de 40 años".

-Además de esa trama, ¿al momento de aceptar trabajar en la obra influyó la multiplicidad de papeles que debe llevar adelante?

-Creo que sí, porque si bien hace muchísimos años que no hago "el bikini" en Buenos Aires, todo el mundo lo recuerda como un espectáculo en el que yo hacía once personajes, y fue muy premiado. Así que el día del estreno de Mi brillante divorcio, el 3 de enero de este año en el Teatro Astral que tiene 1200 localidades, había mil personas en la sala. Eso fue como una especie de atisbo de que el espectáculo iba a funcionar, porque había interés de parte del público y de la prensa, porque todos los principales diarios estaban esa noche. Ahí me di cuenta que interesaba el tema del divorcio, obviamente, pero también volver a verla a Ana Acosta haciendo 18 personajes. El que ha visto Cómo llenar... espera encontrar algo más en esta obra, y por suerte el espectáculo está bueno, lo que hace que la gente no se sienta defraudada.