Finaliza esta noche en la ciudad de Rafaela, una nueva edición de un Festival de Teatro que comenzó el miércoles pasado y que volvió a confirmar la presencia y el protagonismo del público local que una vez más se transformó en eje de todos los comentarios. A pesar de la ausencia bastante llamativa de la mayoría de los medios de prensa nacionales que anteriormente cubrieron y le dieron trascendencia a esta movida, el evento se extendió en esta oportunidad a diferentes barrios y lugares no convencionales de Rafaela.

La misma apertura tuvo un rasgo particular con la presencia en las calles del grupo rosarino que presentó su performance "Familia al tuco", una colorida estrategia teatral que sumó ocasionales transeúntes a una caravana que partió desde las puertas del tradicional cine Belgrano hasta la Sala del Teatro Laserre donde se haría la inauguración oficial.

Por cierto que la inauguración "demasiado oficial", rompió el clima de fiesta que se había vivido en las calles e instaló una vez más los enfoques que del Festival tienen sus organizadores.

En este sentido, el director del Instituto Nacional del Teatro, Raúl Brambilla, precedió la ceremonia y volvió a reiterar sus deseos de "hacer de Rafaela un centro de un festival internacional", promesa que sólo se postergó "por problemas de calendario".

Esto vuelve a poner al Festival de Rafaela en la mira de los proyectos políticos del INT, que en su gacetilla informativa anuncia a ese Festival como producto de la "coproducción entre el Instituto Nacional del Teatro, la Municipalidad de Rafaela y la Secretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe".

Contrastando esta óptica, en el sitio oficial de la Municipalidad de Rafaela, puede leerse que "El Festival del Teatro de Rafaela surge por iniciativa del intendente municipal CPN Omar Perotti, organizado por la Municipalidad de Rafaela, la Secretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe y el Instituto Nacional del Teatro, con la colaboración del Centro Ciudad de Rafaela y el Centro Cultural La Máscara, y el apoyo de los teatristas rafaelinos".

El propio Intendente ratificó este protagonismo de la comunidad rafaelina que tiene sus antecedentes en la historia de sus propias instituciones culturales, hecho que se vio reflejado en el mismo acto oficial, con el homenaje tributado a los 75 años de vida del emblemático Teatro Lasserre.

La fiesta volvió a subir a escena con el espectáculo "Modestamente con bombos y platillos" a cargo del grupo cordobés Cirulaxia Contra Ataca, un verdadero homenaje a la historia de los artistas ambulantes vinculados a la marginalidad y las andanzas de los Podestá y el tradicional Juan Moreira.

La noche inaugural mostraría otros dos trabajos de fuerte peso dramático que provocaron la ovación de los espectadores que en algunos casos premiaban de pie a los responsables de "La Maña" y "Comunidad"

"La Maña" un impactante unipersonal a cargo del reconocido actor porteño Damian Dreizik, aquel dúctil integrante del Grupo Los Melli junto a Carlos Belloso, dirigido en esta oportunidad por Vanesa Weinberg.

La obra plantea una metáfora que sobrevuela el tema de un naúfrago que descubre sus imposibilidades para sobrevivir por su incapacidad para resolver problemas comunes.

Por su parte la obra "Comunidad" de Carolina Adamovsky, tambien de Buenos Aires, propone a partir de un cuento de Kafka, una reflexión inquietante acerca de los estrechos marcos de integración dentro de un espacio habitado por individuos que no siempre tienen los mismos intereses.

Un espectáculo que perturba por el dispositivo escénico donde seis actores se mueven e interactuan a partir de una especie de partitura que confía en lo corporal y lo gestual antes que en la palabra.

En las antípodas de esta concepción teatral y recuperando el valor del texto en el teatro, el jueves se presentó "Quien lo probó lo sabe", unipersonal de Mariano Moro, a cargo del notable actor Mariano Mazzei, que retoma la vida de Lope de Vega y sus andanzas como escritor, amante y protagonista fundamental del siglo de oro español.

Dos espectáculos amparados en el legítimo deseo de divertir, se alejaron del nivel que el Festival venia proponiendo, y plantearon un interrogante acerca de la participación del público que no siempre es tan exigente como parece.

"La mujer que al amor no se asoma" de Jazmin Stuart proveniente de Buenos Aires y "Verona" de Claudia Piñeiro, por el Grupo "Atacados por el Arte" de Cipoletti, dos propuestas que prometían desarrollar temas profundos relacionados con el universo femenino, lo hicieron desde un abordaje más cercano al humor frontal de la televisión que al teatro.

Un claro ejemplo de la instrumentación de lo cómico al servicio de un producto más genuino y sin concesiones, fue "El 3340, con humos de cabaret", un exquisito producto que recupera la tradición de un cabaret nostálgico con aires de renovación, aggiornado a los tiempos que corren.

Dentro de las producciones que se destacaron por una dramaturgia original puede mencionarse "Un amor de Chajari", obra escrita y dirigida por Alfredo Ramos a cargo del Teatro Berreta de Cámara, de la ciudad de Buenos Aires. Una estrategia dramática que abreva en la tradición del drama gauchesco y da una vuelta de tuerca sobre el tema del grotesco rural enmarcado por una sugerente escenografía y un equipo actoral en el que se destacan Karina Frau y Gaby Moyano.