Martes, 27 de abril de 2010 | Hoy
CARTELERA › DENUNCIA DE RUPERTA PéREZ
Por Lorena Panzerini
[HTML]Ruperta Pérez fue duramente golpeada por su ex pareja y sufrió un intento de abuso sexual. La víctima es una de las máximas referentes de la comunidad Qom, conocida como barrio toba, de Rouillón y Maradona, en la zona oeste de la ciudad. La agresión se produjo el sábado pasado en su propia casa. El hombre intentó abusar de ella con un elemento punzante, luego la ahorcó hasta desmayarla y escapó. Poco más tarde, cuando la mujer despertó y recuperó el conocimiento, pidió ayuda a los vecinos, quienes la llamaron a los hijos de Ruperta, que la trasladaron al Hospital Carrasco, donde estuvo internada hasta el domingo al mediodía. "Fue la gota que rebalsó el vaso", aseguró Ruperta, en diálogo con Rosario/12, luego de hacer la denuncia penal en los Tribunales de Rosario. "Hice siete denuncias en la comisaría 19º y nunca llamaron a declarar a este hombre. Yo no quiero volver a mi casa, tengo mucho miedo", confesó la referente qom. Además, aconsejó a las "mujeres maltratadas que no tienen por qué esconderse".
Luego de la tensión que le causó el miedo, y el dolor por las heridas que le dejaron los golpes, ayer, "más tranquila" y desde la casa de uno de sus cuatro hijos, esta luchadora por los derechos de las comunidades aborígenes, de 52 años, relató cómo fueron esos "siete minutos de terror": "Estaba sola en mi casa -donde vive con su hijo menor, de 21 años, su hermano y un sobrino- y el agresor, que era hace unos años mi concubino, entró de repente a golpearme y quiso violarme introduciéndome por la vagina un elemento punzante de unos 30 centímetros, envuelto en algo negro. Como yo me negué y forcejé, me golpeó con los puños en el rostro y en el cuerpo, y con uno de esos golpes en el pecho me quedé mal y sin fuerzas. Entonces intentó estrangularme y me decía que me iba a matar. Esta vez, se le fue la mano", contó con la voz entrecortada.
Según pudo narrar, convivió con el hombre que hoy tiene 51 años, quien el sábado la agredió, durante al menos cuatro años: "Fue una tortura", confesó Ruperta, quien se manifestó "cansada y lastimada", por "tanto sufrimiento". Hace poco más de dos años, Ruperta logró terminar con la relación y se fue a vivir con su hijo menor a la casa de su hermano. Sin embargo, el agresor, miembro de la misma comunidad, nunca dejó de buscarla. "Tengo siete denuncias hechas en la comisaría 19º, pero esa seccional es muy jodida en cuanto al acceso y la rapidez de resolución, y nunca lo citaron".
El sábado a la noche, en el intento del agresor de ahorcar a Ruperta, logró desvanecerla. "Quedé inconsciente y se ve que él se asustó, creyendo que me había matado, y se fue", dijo. Finalmente, cuando despertó, pocos minutos después, salió a la calle "con poca fuerza" a pedir ayuda a una vecina. "Lo primero que hicimos fue atender mi salud", comentó la mujer, aunque aseguró que tuvo que rogarle a sus hijos para que no vayan a buscar al atacante. "Si lo llegan a agarrar, lo hacen pedazos, y eso es lo que no quiero. No quiero que se ensucien las manos".
Ruperta pasó la noche del sábado en el Hospital Carrasco a causa de los golpes y heridas en su cuello y otras partes de su cuerpo. El domingo, alrededor de las 13, le dieron el alta, pero ella se negó a volver a su casa. "Prefiero estar con mi hijo porque tengo mucho miedo, y la situación es muy difícil", señaló.
Al enterarse de lo ocurrido, las integrantes de la Red de Mujeres que trabajan en el distrito Oeste, se pusieron a disposición de Ruperta, quien "trabajó y participó en muchas actividades de la agrupación". Las mujeres que sufran situaciones de violencia de género pueden comunicarse al teléfono gratuito 0800 444 0420.
Para Ruperta, los hechos del sábado fueron "la gota que colmó el vaso". Por eso, recurrió ayer a los Tribunales de Rosario, donde denunció penalmente al agresor. "Todo queda en manos de la Justicia -dijo-. Que vengan a buscarlo y que le tomen declaración de lo sucedido, porque ya hubo otras denuncias y esta persona me agredió y violó varias veces. No puedo seguir así, porque tengo que seguir por mis hijos y quiero continuar con mi trabajo", dijo.
Ruperta Pérez vive en Rosario desde hace 30 años, y es uno de los máximos referentes de la comunidad qom. Trabajó en importantes proyectos vinculados con el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades indígenas, y es una incansable luchadora.
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