rosario

Martes, 25 de agosto de 2009

CONTRATAPA

Winter Sale

 Por Homs

Estimado público: estos dos disecados ruiseñores nos deleitarán con su refulgente show propio de los animales deshabitados de conciencia. El mero trinar, el reinado del canario amarillo que se cree Tweety o alguien más importante todavía. Un número que diezma y deletrea nombres, biselado que segrega falso margen; el lenguaje -fantasía animada de hoy y de siempre una llave que cierra y no abre...

En forma y fondo, al fin y al cabo, sus bocas apenas expelen palabras.

En cielo y lepra el inicio lo es todo.

En asfixia y en razón el pez por su boca muere.

El insomnio de morfeo.

¿Qué acaba o comienza en ese punto extremo de cero? a ustedes se los pregunto, ¡oh serpientes!, a ustedes que reptan por cielo y montaña, por salud y enfermedad, por decrepitud y esplendor.

Dos razones bastan pero ya estoy harto y no doy ninguna.

Nada es lo que se debe esperar del número, nada a falta de término más exacto.

Un hecho, dos involucrados, tres balas, cuatro cadáveres, cinco juicios, seis leguleyos, siete monjas, ocho cuartos, nueve ministros, diez pesos.

Catastro de construcción no acaecida.

Cosa escrita.

Conmensurable a su pesar.

Ahora ese líquido se filtra por un resquicio y entra con su frío al hueco también frío; líquido y hueco, una comunión de soga y cuello, así de exacta.

El poco margen que da el miedo.

Acantilado sin mar.

El desovar del ogro.

Anochece bajo el signo de la amenaza. El horizonte, esa remota línea recta, hace sombra del mismo sol. Perpetuo el viento eleva el halo de lo no nacido.

Pena opaco nácar.

Hilo perlado, ¿quién ha sido de alguien alguna vez?

En pleno invierno se pasean las penas del brazo de sus recuerdos por la avenida Costanera. Ellas, ígneas y tan persistentes, de fuego pétreo, impermeables a la lluvia, sin noción de frío, descalzas van...

Sus recuerdos colindan con el miasma mismo.

Hiedra y pared una a la otra entregada.

¿Quiénes vienen, quiénes van en desmedro de esta esquina que sus pies no pisarán?

Al pasado, fino polvo del desgaste, mejor ni pensarlo. No habría con qué. Atrás es el reino de los cuerpos que no ejercen sombra. Inorgánicos seres. Madres que paren piedras.

Para hoy basta y sobre con este frío.

Virgen infiel que cambias el color de tu manto.

Es una valva calcárea la que os protege de tanto mundo, insecto esbelto, sobre vuestra cabeza el sol de las dulces mañanas.

Mientras que nosotros, prematuros todos, fuimos con violencia arrojados a un cardal/ confundimos desde entonces el color de la sangre con el efluvio de la flor/ confundimos los contrastes, no así los números, sien perforada con clavos.

Clavo del que cuelga el lagrimal, el deseo de salud de los enfermos, algo afilado.

Desde el mar de los tiempos gotean ausencias sobre la epiléptica ciudad. Muñeca estaqueada por su reloj. Estatua en la espera siendo tan tarde ya para ver del río emerger la luna.

A la pena le sienta mejor esta noche visceral. Quintaesencia del olvido, los brazos de la falta son tan dulces. Si hubo felicidad se ha extraviado al fondo de la cortada con nombre de santo.

Niños con el alma estallada.

Esquirlas que ya te alcanzarán.

Pobrecitos nosotros todos con tanto miedo creyendo que más armas al servicio del estado suavizarán la ira que causa el hambre.

Camiones recolectores de basura desparraman la inmundicia en lugar de juntarla. Perros acuden al desahuciado festín. Bolsas despanzurradas de poliuretano le estrangulan el sentido de belleza al todo.

Le rezan las bocacalles un rosario a la mendicidad.

Ajadas estampitas han sido la cena de los niños descalzos dispuestos a atravesar la madrugada.

Sírvenos un poco del manjar del que comen los muertos.

Tweety y su epitafio: Soy el lápiz que se quiebra dentro del vaso de agua para probarte que sé salir airoso de cualquier contusión molecular.

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