Etur

Hace años que vivo en Rosario. Huí de la decadencia y del deterioro de lo público con que Buenos Aires nos asombró ante la indiferencia de los responsables de preservar el bienestar, los servicios, etc. Rosario crecía mientras otras grandes ciudades se pintaban de abandono y de suciedad. Los espacios verdes se multiplicaron, los baldíos descuidados y antros de todo tipo se convirtieron en plazoletas hermosas con juegos para los más chicos y lugar de paseo y disfrute para todos. Rosario empezó a ser mirada desde la Capital Federal con interés atraídos por sus verdes parques, sus museos, la ribera del Paraná, sus bares, su gente pero más que nada por el cuidado de lo mencionado, de todo aquello que significara un espacio público.

Hace pocos días vinieron como siempre amigos de la Capital Federal y con vergüenza ciudadana recorrimos bellos lugares del espacio urbano: museos, bares, el Monumento, las islas, etc. Creímos que el abandono era exclusividad de los barrios pero asombrados descubrimos que no. También el microcentro se veían las calles sucias (por la gente que no cuida y la municipalidad que no le importa) los espacios verdes con yuyales de consideración, estacionamientos en doble fila en lugares prohibidos que no permitían la normal circulación, etc.

¿No existe más el Etur? ¿Cuánto demorarán en repararlo del incendio? Una ciudad tan importante sin una oficina de Turismo que informe precios y lugares? Lástima lo que se ve y lo que no se ve: la indiferencia de nosotros acerca de esta despolítica del gobierno municipal.

Graciela López Dabat