Miércoles, 2 de abril de 2008 | Hoy
Ahí están de nuevo. Son los mismos. Fueron sus bisabuelos, sus abuelos, sus padres. Ahora son ellos. Y sus hijos, y sus nietos. Son los que se apoderaron siempre (siempre) del fruto del esfuerzo del resto de la Sociedad. Son los que robaron las tierras a los pueblos originarios a sangre y fuego; los que se unieron con otros de su misma "calaña" de otros Países para aniquilar la libertad del Pueblo Paraguayo; los que se aprovecharon del sacrificio sin límites de los inmigrantes; los que asesinaron a los obreros de "Vasena"; expulsaron a Irigoyen; los que derrocaron al gobierno más popular de la historia argentina (el del Gral. Perón); los que aplaudieron a Onganía; saltaron de alegría (literalmente) con la llegada de la más cruel y reaccionaria de las dictaduras en el 76; los que se volvieron a enriquecer a expensas del Estado con Menem y Caballo; los únicos que "salvaron" sus millones con el "corralito"; los que anunciaron el dólar a 10 pesos; los que volvieron a votar a Menem en el 2003; los que resultaron otra vez beneficiados (pero no saciados) con la política cambiaria progresista aplicada por el gobierno de Néstor Kirchner; los que arrasan con montes y selvas, con o sin personas adentro; los que arruinan las tierras con el monocultivo de soja; los que denostaban a los "piqueteros"; los que odian todo lo que tenga "olor" a pueblo. Pero si el pensamiento y la acción de estos vergonzantes habitantes de nuestro País (a los que no puede llamarse compatriotas) resulta denostable, peor aún es la repugnancia que produce ver a la famosa "clase media" (¿argentina?) con sus ridículas cacerolas, saltando y gritando insultos al Gobierno que les posibilitó un crecimiento económico incomparable con cualquier otro momento histórico de nuestro País; que les permite un nivel de consumo que resulta casi obsceno si se lo compara con los demás sectores populares. ¿Nos quedamos callados? ¿Los miramos destruir nuestra esperanza sin hacer nada? ¿Repetimos la historia eterna de nuestro Pueblo, perdiendo una oportunidad que costó miles de vidas encontrar? Este es uno de esos momentos en que más claro queda la importancia de contar con el respaldo popular masivo para contrarrestar esta avalancha de redivivos golpistas. Pero para hacerlo, no basta con pedirlo. Décadas de permanencia de mensajes directos e indirectos han formado conciencias favorables a sus pretensiones de mantenimiento de privilegios. Después de las náuseas que esto provoca, tenemos la obligación de descubrir las razones pero sobre todo, la posibilidad y los métodos que nos permitan, a quienes no dudamos ya sobre cual debe ser el camino a seguir, para cambiar para siempre estas posturas antipopulares de quienes tienen que ser nuestros compañeros. La coyuntura nos exige defender lo logrado y hacerlo con todas nuestras fuerzas.
Claudia Saldaña
Diputada provincial
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