Viernes, 6 de noviembre de 2015 | Hoy
"Juego"
Hace unos días junto a un grupo de docentes organizamos un festival por la convivencia escolar contra el acoso, el maltrato y la discriminación. Nuestro lema resume la idea y el deseo de que podamos divertirnos sin hacerlo a costa de los demás. ¿Resulta tan difícil reírnos entre todos sin hacerlo merced al otro? ¿Resulta tan difícil hablar de nuestros rasgos positivos y disfrutar de ello? ¿Es necesario para divertirnos hacerlo a costa de los "defectos" o "diferencias" de los demás? ¿Hasta dónde influyen en las actitudes de niños, jóvenes y adultos los contenidos de los medios de comunicación donde prima la burla, la cargada, la diversión a costa del malestar de otros?
Desde hace un tiempo venimos recibiendo diversos comentarios sobre un "juego" (si así puede llamársele) que practican en diversos salones de eventos, en cumpleaños para niños y pre adolescentes. Se denomina "la llave" y hoy es el momento culminante de muchos cumpleaños.
Se trata de llaves que da el coordinador/a al cumpleañero, las cuales tienen un significado y serán entregadas a distintos invitados: hay llave para el más inteligente, el más deportista, la más linda, el más lindo, la más simpática, el más divertido y la más divertida. Hasta ahí más o menos vamos bien, si no se considera que hay quienes pueden sentirse excluidos. Pero eso no es todo, lo que motiva nuestro escrito de hoy son las "otras llaves" que le tocan a otros chicos: el más aburrido, la más aburrida, él o la olfa, el o la chupamedias, el más burro y la más burra. Es por esto que nos manifestamos indignados. Niños que salen tristes de donde, supuestamente, fueron a divertirse, llegan a su casa y no hablan porque les dura la vergüenza y solo días después, cuando llega otra tarjeta, dicen que no quieren ir más a cumpleaños.
Si la "crueldad" infantil, debido a la falta de desarrollo de la empatía o consideración por el otro, nos es ya conocida, los adultos, y más los encargados de organizar ese tipo de eventos, deberían tenerlo en cuenta y evitarlo, no incentivarlo. Lo que parece un inocente juego es utilizado para efectuar acoso, discriminación.
Los adultos tenemos una responsabilidad en la formación de los niños y adolescentes en valores y respeto por el otro. Reírse y disfrutar a costa del sufrimiento de otro, poner etiquetas, no sólo cierra las mentes, aún tan jóvenes, a la compleja tarea de entender y aceptar al otro, por el contrario, "cosifica", deshumaniza a los grupos humanos en vez de humanizarlos y sensibilizarlos.
Claudia Giaccone, Diputada Nacional Arístides Alvarez, Director del instituto Educativo Zona Oeste.
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