Jueves, 14 de junio de 2007 | Hoy
El término difamación cuyo sinónimo equivale a descalificación fue una táctica política creada por el FBI a principios de los años 20 para luchar en contra de lo que la elite del poder de Estados Unidos llamó, los enemigos del sistema; obreros que pedían mejoras salariales llamados anarquistas o radicales, minorías raciales que luchaban por la integración, blancos pobres del Sur que solicitaban mejores condiciones de vida. La maniobra consistía en marcar a algunos de sus líderes a los cuales inventaban falsas historias sobre sus vidas privadas con la complicidad de la prensa amarilla de turno, si la maniobra no daba resultado, algunos de ellos eran asesinados en misteriosa forma. En nuestra subdesarrollada Argentina de pleno siglo XXI con una dirigencia tan proclive a utilizar y aplicar toda la basura que nos tiran los del norte asistimos azorados a una simbiosis política de los candidatos que sin ningún prurito ético ni moral se cruzan y entrecruzan de vereda ideológica partidaria para llegar al poder. Dado que ninguno de ellos propone un plan coherente que beneficie a todos la campaña se basa en difamarse y descalificarse mutuamente para quedar bien visto ante la opinión pública sin tener en cuenta que la mayoría de la gente conoce de sus andanzas en que más de una vez se juntaron para robar y saquear al pueblo al cuál pretenden seguir gobernando, pero para no perder la esperanza deberíamos hacer algo que parece difícil pero es muy fácil, elegir a los mas probos y honestos.
Ricardo Carreño
En una carta, la Fundación Apertura, del 22/05/07, hace apreciaciones por lo menos falaces, acerca de la cuestión fiscal de la provincia y su relación con las sumas pagadas no remunerativas en los salarios y/o los que cobran todo su sueldo en forma de contrato "en negro". Como es práctica en los últimos tiempos, la gran falacia es la economía o modelo económico, en sus hipótesis de gurúes, son como una cuestión de ciencia exacta o como un designio divino. Eso es solo una construcción discursiva para justificar las barbaridades que son injustificables. Economía, modelo, gestión, es una construcción social o mejor, política, donde sobresalen el poder permanente (grupos ecónomicos) y la conducta de la llamada corporación política. Es por lo tanto falaz también lo planteado sobre superávit / déficit ya que no discute, por ejemplo, que no es lo mismo obtener superávit bajando salarios, jubilaciones, presupuestos educativos, de salud, que impuestos progresivos o por ejemplo eliminar las exenciones del pago a ingresos brutos a grandes empresas (que es lo que sucede). Si hay superávit, cómo se usa ese dinero y a quién se favorece. Lo dicho antes hace imprescindible democratizar el Estado y sus decisiones, el control de acciones por el pueblo, como única manera de romper el cerco de las presiones del poder permanente y sus socios políticos. Sólo así se garantiza que los excedentes tengan como destino la mejora de los sectores populares.
Ermando Píccolo
Grupo de Formación ATE Rosario
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