Domingo, 2 de diciembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › PROPONEN CAMBIAR EL DIA DEL EMPLEADO PUBLICO AL 19 DE DICIEMBRE
Ese día se celebra actualmente el 1º de diciembre sin mucho fundamento. Una portera de escuela es la que propone el cambio.
Por Sonia Tessa
La inquietud nació el año pasado, y germinó desde entonces. La portera de la escuela 560 Provincia de Jujuy, Nancy Troilo, se preguntó por qué el día del empleado público se conmemora en Santa Fe el primer viernes de diciembre de cada año y no encontró respuesta. Entonces, comenzó a darle vueltas por la cabeza la idea de proponer que ese día se traslade al 19 de diciembre, en recuerdo del asesinato de Claudio Pocho Lepratti. "Queremos valorar el compromiso que tuvo con su trabajo, al salir a pedirle a la policía que no tire porque adentro había chicos comiendo. Es la forma de ponderar al que labura, se compromete y se hace responsable de aquellos a quienes tiene que cuidar", argumentó Troilo. La propuesta fue elevada a una delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Es que Nancy quiere llenar de significado una fecha que hoy no tiene valor simbólico. "La nada se llama viernes", sintetizó. A Nancy le molesta que la imagen del empleado público esté asociada con la vagancia, con sacarle el cuerpo al trabajo. "Siempre se nos acusa de estar tomando mates, de tratar mal a la gente, y en algunos casos puede ser verdad. Nos comparan con el personaje de (Antonio) Gasalla. Y esto de festejar el día del empleado público el primer viernes de diciembre parecía un chiste, iba en el mismo sentido", cuenta sobre la idea que comenzó a conversar el año pasado con sus compañeros porteros. Después, lo habló con algunas maestras de la escuela. La más entusiasta fue Silvia Cicconi, quien la impulsó a hacer pública la iniciativa. "Si el día del maestro es el 11 de septiembre, por qué el día del empleado público no tiene un día establecido. No recuerda nada. Es un viernes para formar un fin de semana largo, y nada más", se quejó.
Desde su tarea diaria en el lugar de trabajo, Nancy pone el acento en el compromiso con el trabajo. "Más allá de lo emblemático que es Pocho, creemos que el empleado público tiene un trabajo social importante, ya que cuando la gente recurre al Estado es porque lo necesita", confió Nancy. Su afirmación de la actitud como agente del Estado se imbrica en una perspectiva que responsabiliza a cada trabajador en el lugar que ocupa. Desde su experiencia de trabajo cotidiano en el Bajo Flores de la ciudad de Buenos Aires, la trabajadora social Verónica Moreira aportó en este sentido. "El Estado que abandona es también el trabajador que no pone el cuerpo ante la demanda concreta de una persona que necesita una respuesta. Esa responsabilidad no es sólo de los funcionarios políticos, aunque está claro que hay niveles diferentes", argumentó su posición.
Sin conocer a esta trabajadora, la posición de Nancy también hace hincapié en la dignidad del empleado público. "Lo que le pasó a Pocho podría haberle ocurrido a cualquiera que se comprometiera así con su trabajo. No lo buscaban a él para matarlo. Pero él salió a cumplir con su deber, a proteger a los chicos que estaban en la escuela. Y lo mataron en el lugar de trabajo, no fue en una manifestación, estaba en la escuela, cumpliendo sus funciones. No es lo mismo", indicó.
También marcó una identificación con la figura de Pocho Lepratti. "Era uno como nosotros, como yo, como vos. No se calzaba un gran auto, sino que era como nosotros. Un empleado público que andaba por la ciudad en bicicleta", apuntó. La idea es encontrarse con Celeste Lepratti para comentarle la iniciativa. Para Nancy, cuando un portero, o cualquier empleado público, cumple con sus funciones, tiene un rol social que excede los límites previamente demarcados. "Los chicos nos vienen a pedir lápices, o algún útil escolar que les falta, repartimos el yogur, siempre en complicidad con los alumnos. Desde darle una toallita higiénica a una nena de 9° año hasta rescatar los lápices, sacapuntas y demás útiles que necesitan, siempre estamos pendientes de las necesidades", describió.
Para Cicconi, la docente que apoyó con entusiasmo la propuesta, "la portería y el comedor son dos lugares especiales de la escuela. Allí está prendida la radio, la vida entra por ahí". Sobre el valor de la iniciativa, consideró que "es una forma de activar la memoria y conformarnos como personas que pertenecemos a la clase trabajadora".
Si algo rechaza Nancy es el estereotipo del empleado público desinteresado por trabajar. Considera, por el contrario, que las tareas a desempeñar son más amplias que las estipuladas. "Cuando te vas de la escuela, tenés que hacer tu tratamiento psicológico. Porque una maestra tiene 30 chicos que le demandan, a nosotros vienen los 600 alumnos de la escuela en busca de ayuda y contención", afirmó. Para ella, el trabajo no es sólo una obligación. "Mi vocación es ser portera. Me gusta la escuela", enfatizó.
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