Lunes, 2 de enero de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › PRESOS Y PRESAS CELEBRAN FIESTAS DE FIN DE AÑO
Inetgran un grupo mixto de teatro dentro de las cárceles y
festejaron navidad para pasarla un "poco mejor". Al igual que
aquellos que tienen permiso para salir a festejar con familiares.
Por Paula Kearney
En Rosario los presos también tuvieron sus fiestas de fin de año. El lunes 19 la Unidad V, de mujeres, festejó durante dos horas y a pura cumbia, mientras que en la Unidad III, de hombres, el jueves 22 festejaron con jugo, gaseosa, pizza y teatro. El único grupo mixto de teatro dentro de las cárceles del mundo cerró el año en un encuentro en el que hubo risas y emoción. Rosario/12 estuvo ahí y rescató algunas de las historias de sus protagonistas.
La realidad cotidiana detrás de las rejas es monótona pero esperanzada. Así es que los internos viven las fiestas "en parte bien y en parte mal", según sus propios testimonios. Hay quienes tienen permiso para salir a festejar con sus familias, y quienes tienen que pasar la nochebuena y la navidad con sus "compañeros", como ellos mismos llaman a los demás internos.
Gabriel, un interno de 31 años, dijo que él está "en un pabellón cristiano en el que la gente está saliendo afuera, salen con permiso a sus casas, y quedamos poquitos así que estamos organizando para manejarnos nosotros, apoyarnos unos a otros para pararnos la angustia y esperar al otro día a ver si podemos tener visitas. Es muy probable que comamos todos juntos, y después a las doce ya empezamos con el teléfono a llamar a nuestras familias para saludarlas. Uno tiene familia y sufre un poco por eso. Y por otra parte pensás que es un año más y ya es como que vas alcanzando la meta que es la libertad".
Distinto es el caso de Jorge, que después de "6 años, 3 meses y dos días" de reclusión puede salir a festejar con los suyos, y luego de un año de esfuerzos, está logrando rearmar su vida: "Me voy a ir a comer a un restaurante con mis sobrinos que de a poquito los estoy recuperando, tengo hijos que también tengo que recuperar. Mi vida fue muy desorganizada, entonces ahora estoy tratando de organizarme. Yo me recibí de técnico electricista, y el viernes (16 de diciembre) me entregaron en el Centro de la Juventud el diploma, y el director de acá está luchando para llevarme a trabajar a la nueva cárcel de Piñeiro. Todas esas cosas son las que te dan valor para seguir luchando".
Un caso parecido al de Jorge es el de Nancy, que luego de bailar cumbia durante el lunes por la mañana, festejó también en la Unidad III el jueves por la tarde con su marido y sus compañeros de teatro. "Yo este año gracias a Dios lo paso afuera junto a mi esposo y a mi familia, y en cambio mis compañeras no", dijo contenta, y relató que durante las ocho anteriores navidades que pasó allí dentro "(el pabellón de) planta alta lo pasa en su lugar y (el de) planta baja en su lugar, pero a las doce de la noche sube planta baja a planta alta a saludarse unas con otras y son cinco o diez minutos y vuelven a su lugar hasta la 1.30 más o menos".
Nancy aseguró que estando presa para las fiestas "por un lado vos estás acompañada porque están ellas, pero es muy triste pasar las fiestas adentro", y aseguró: "Nunca más quiero volver a pasar lo que yo pasé. Porque tengo a mis hijos afuera, y saber que llegan las doce de la noche y que está sólo el padre, o los tíos, o los abuelos, y que vos no estés que sos la principal, es triste". Por último, todavía emocionada dijo que este año está "viviendo una semana muy angustiada, esperando ese día para estar junto con ellos. Tengo nueve hijos, pero seis están casados, y 16 nietos -viene uno en camino para marzo-. Para mi es como volver a nacer, porque después de tantas navidades adentro, saber que te vas a encontrar afuera con los tuyos te parece mentira".
Pero el adentro también se renueva. Mary, una interna de 21 años que ya pasó tres navidades en la Unidad V, relató que durante la noche del 24 brindan "con gaseosa, con jugo, brindamos juntas, nos ponemos a llorar, nos reímos". Y Paola, de 28 años, que pasará con ella la navidad por primera vez, dijo que "es como una familia. Vivís todos los días. Hay chicas que hace dos o tres años que viven ahí adentro, otras que hace cuatro. Diferencias tenés en tu familia, como yo lo planteaba el otro día el hecho de que en tu familia te peleas con tu abuela, con tu hermano, con tu tío, hay parientes que querés y hay parientes que no. Y acá adentro es igual. O sea, vos llegás a un lugar adonde te encontrás con gente de todas partes que nunca en tu vida te cruzaste, y de repente tenés que empezar a convivir como si las conocieras de siempre. Y tenés que adecuarte a las costumbres de cada una, a la forma de ser de cada una. Es todo un tema. Es una familia grande en la que se van haciendo pequeñas familias, entonces después somos tres o cuatro con las que charlás, te juntás a tomar mate...".
Más allá de las similitudes y diferencias que se puedan encontrar entre las historias, lo que une a estas personas es que encontraron en el teatro una forma de seguir, de cambiar, de pasar el trance. "Es como que descubrí algo que estaba adentro mío que no sabía que existía. Lo vivo con emoción porque me mantengo estudiando libretos y cosas para poder progresar en la actuación", dijo Gabriel, mientras que Paola comentó que le "sirvió un poco como para pasar un poco el tiempo -porque los días se hacen un poco largos adentro-, conocer gente, otras historias. Sirve porque venís y son un par de horas que te olvidás que estás presa. Venís a otra cárcel, pero no parece que estás en otra cárcel. O sea, son un par de horas que salís del penal adonde vos estás, de la gente con la que convivís, porque es toda una rutina lo que vos vivís todos los días. Te levantás, ves a la misma gente, los mismos problemas, las mismas alegrías, todo lo mismo. Y es como que acá jodés con los chicos, hablás, sentís otras cosas".
Jorge, en cambio, luego de seis años de hacer teatro, dice que va patear el tablero: "Todas las cosas tienen su techo, yo soy de los que pienso así. Yo hasta acá llegué, no pienso seguir más con teatro porque tengo otros proyectos de vida, tengo cosas que hacer en mi vida que son quizás más importantes que el teatro. No quiere decir que no me guste, y que el día de mañana no haga teatro afuera, pero por ahora no estoy pensando en eso. Estoy pensando en hacer muchas cosas, entre ellas reorganizar mi vida, mi familia, lo poco que tengo". Aunque admite que el teatro le sirvió. "Yo acá después del teatro pasé a ser como uno de los referentes de la UR III", concluyó.
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