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Domingo, 30 de julio de 2006

SOCIEDAD

Un encuentro invisible para saber usar más sentidos que la vista

Mañana comienza en la Plaza Cívica el ciclo Encuentros Invisibles,
definida como "una puesta literaria a oscuras, con la participación
de un guía ciego" y con el objetivo de ponerse en el lugar del otro.

 Por Sonia Tessa

Los organizadores quieren rodear a Encuentros Invisibles de cierto misterio, ya que una parte del impacto que produce en el asistente se debe al efecto sorpresa. Los que la visitaron, aseguran que se trata de una experiencia conmovedora. "Vale la pena hacerlo, porque aprendés a usar otros sentidos, no sólo la vista. Te ponés en el lugar del otro", sintetizó un rosarino asistente a la puesta conjunta del fotógrafo David Beniluz y La Usina, que desde mañana y hasta el domingo próximo se podrá visitar en la Plaza Cívica de Rosario. "Es parte de la estrategia de La Usina de generar lugares de encuentro para acercarse a las personas con discapacidad y de esta forma generar un vínculo para que puedas darte cuenta de que es una persona como vos, que tiene intereses, tiene sueños y puede aportarte muchas cosas", afirmó Carolina Heidenhain, del área de Comunicaciones de la organización civil cuyo lema es "el cambio en discapacidad".

Reacia a dar mayores datos, apenas adelanta que "es una puesta literaria a oscuras, con la participación de un guía ciego". Los que no ven acompañan a los que ven en el descubrimiento de otras sensaciones. "Los guías son de Rosario y realizan un trabajo rentado. Esto es muy importante subrayarlo, porque nosotros queremos lograr que una persona con discapacidad sea considerada como un ciudadano, y una parte de este objetivo es que reciban una remuneración por lo que hacen", puntualizó Heidenhain. En todas las ocasiones que se realizó la puesta, la empresa de selección de personal Manpower donó la selección de los guías.

Cuando se le pregunta sobre la participación de un fotógrafo en la puesta, Heidenhain afirma que el mismo Beniluz realiza un taller de fotografía para personas ciegas. Y no es la primera vez que trabaja con La Usina, ya que presentaron en conjunto la muestra itinerante "Nos unen las diferencias, descubrí cuál es la tuya". "No era tan interactiva como esta, eran fotografías de desnudos de personas con y sin discapacidad, y tenía que ver con ampliar las pautas estéticas, cuestionarlas, ver la belleza de cada cuerpo", explicó la integrante de La Usina. Beniluz es un fotógrafo profesional que trabajó para la National Geographic y la BBC de Londres.

En las palabras de los propios organizadores: "El proyecto propone un lugar de encuentro y diálogo entre personas diferentes para reconocer y reconocernos desde la exploración y el disfrute de imprescindibles textos literarios, y así juntos descubrir otra forma de tejer la trama social". En realidad, el objetivo apunta también a ampliar el horizonte de los asistentes o, como dicen desde La Usina, "la conciencia individual. Se busca que a partir de la participación en la puesta, los visitantes se involucren, reflexionen sobre sus conductas cotidianas y que, en consecuencia, asuman el protagonismo de transformarlas en conductas responsables".

Encuentros Invisibles se presentó por primera vez en el Centro Cultural Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2004, donde fue visitada por 1300 personas que dejaron sus testimonios. Durante 2005, se realizó en el Cabildo Histórico de Córdoba. En 2006 irá a la ciudad de Mendoza, después de Rosario, donde estará abierta hasta el domingo 6, de lunes a viernes de 14 a 18 y durante el fin de semana, de 13 a 19.

Los testimonios de los asistentes son elocuentes. "Nos muestra a los que supuestamente vemos bien de qué otra forma puede apreciarse la vida, y a pesar de que no se vean las cosas, se pueden sentir de otra forma, a veces mucho más fuerte y tal vez mejor. Muchas gracias por ayudarme a apreciar la vida de otra forma", escribió Agustín. Fue uno de los 1300 testimonios que obligaron a renovar el stock de cuadernos a los organizadores. Otra de las asistentes, Carolina, expresó: "No hay palabras para describir esta experiencia. Quiero agradecer a la gente de La Usina por darnos la posibilidad de vivirla. Al principio estaba nerviosa, insegura, caminando en la oscuridad, pero gracias a Claudia, en este caso, pude confiar y disfrutar de los textos. Me encantó haber participado".

Desde el lado de los organizadores, Heidenhain recuerda que "tuvimos muy buenas experiencias donde la gente entraba con miedo, sin saber qué era lo que le iba a pasar y salía abrazada al guía, pidiéndole los teléfonos para seguir conversando después".

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Los que no ven acompañan a los que ven en el descubrimiento de otras sensaciones. "Acercarse a la persona con discapacidad para darse cuenta de que es una persona como vos".
 
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