Domingo, 30 de julio de 2006 | Hoy
El lanzamiento en Rosario de una cámara de supermercadistas
chinos, pone en evidencia el impacto que esta realidad tiene
en el comercio local. "Es una agremiación muy cerrada", acusan.
Esta semana se lanzó en Rosario la primera delegación del interior de la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Residentes Chinos (Casrech), poniendo de manifiesto la dimensión y crecimiento de este tipo de comercios en la ciudad. El titular de la entidad es Jorge Barraza, que no es empresario del rubro, pero preside el Instituto Rosario de Amistad Argentino-China. Barraza aseguró que el sentido del nucleamiento es "integrar a todos estos emprendimientos que tienen características particulares". Sin embargo, desde el Centro Unión Almaceneros de Rosario, señalaron que "este tipo de agremiación empresaria tan cerrada, no nos parece que sea un hecho positivo. Es como se genera una cuestión de discriminación a los comerciantes argentinos, es decir, lo mismo que estos comerciantes a veces dicen sufrir", explicó Juan Milito.
En el lanzamiento que se hizo en la Asociación Empresaria de Rosario, estuvo también el subsecretario de Defensa del Consumidor de la Nación, José Luis López. Barraza interpretó esta presencia en la "buena relación de estos comerciantes chinos con el gobierno nacional a partir de una política de acuerdos de precios" y destacó que "fueron los supermercados chinos los primeros que respondieron a la consigna de sumarse al combate de la inflación, el gobierno valora al sector y le brinda un paraguas para superar la discriminación que sufrieron durante mucho tiempo".
Pero Milito, desde el Centro Unión Almaceneros de Rosario aseguró que "nosotros también asumimos grandes compromisos en acuerdos de precios e incluso fuimos más allá todavía y creamos nuestra propia canasta de precios que publicitábamos cada semana. No es cierto que los supermercadistas chinos fueran los primeros en sumarse al combate contra la inflación".
Los supermercadistas locales afirman que "nosotros no nos oponemos a que gente de cualquier nacionalidad venga a ganarse la vida al país y a nuestra ciudad; pero lanzar asociaciones por nacionalidad -como ésta- no nos parece que sea la forma de contruibuir a la integración", dijo Milito. Y ejemplificó: "Es como si ahora, por la guerra, en calle San Luis los israelitas formarán una cámara propia y los árabes otra por su lado. Y esto no es así, todos conviven desde hace años en paz y como argentinos".
Las cifras del crecimiento de los supermercados y autoservicios chinos en Argentina es impresionante. En Capital Federal y San Isidro hay unos 1.400 autoservicios de entre una y tres cajas, de los cuáles quedan poco más de 100 argentinos. El resto son todos chinos. En Rosario, de 600 negocios de esa mismo tamaño y rubro, ya hay más de 120 que son propiedad de ciudadanos chinos.
"Lo que pasa es desde lo que es el capital de inversión en el sector, los chinos son muy fuertes. Nosotros no sabemos de dónde sale ese capital, pero allí está. Ellos eligieron un 'nicho' lo trabajaron durante unos años y hoy tienen una posición dominante, por ejemplo, en Capital Federal".
--¿Cree que en Rosario pasará lo mismo?- preguntó Rosario/12 a Milito.
--Seguramente. En pocos años más, me parece que la situación del sector en la ciudad será similiar a la de Buenos Aires hoy.
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