Domingo, 20 de mayo de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › IZASKUN BILBAO, PRESIDENTA DEL PARLAMENTO VASCO
Es la primera mujer que ocupa el cargo en Euskadi y está
convencida de las nuevas formas de participación ciudadana.
Una gestión con sesgo de género y trabajo por la inclusión.
Por Sonia Tessa
Izaskun Bilbao es la presidenta del Parlamento Vasco, la primera mujer que dirige ese órgano legislativo. Representante del Partido Nacionalista Vasco (PNV), electa en mayo de 2005, es a la vez impulsora y parte de los cambios que produce la ley de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, que en Euskadi rige desde dos años antes que en España. La ley de cuotas que estipula una presencia paritaria de mujeres y hombres en las listas hizo que el 52 por ciento de las parlamentarias sean mujeres. Es parte, además de un cambio cultural que no será sencillo, pero sí inevitable. Además de imprimir una mirada de género en la gestión, trabaja en la inclusión de herramientas de democracia directa. Cuenta orgullosa que hace apenas 15 días se trató en el Parlamento la primera ley surgida de la inquietud de una ciudadana que ingresó a través del programa de edemocracia que están desarrollando. "Los ciudadanos del siglo XXI van a exigir más cercanía y transparencia", asegura. Estuvo en Rosario para entrevistarse con delegadas del presupuesto participativo, un proyecto que apoyan. "Nos resultó altamente interesante", afirmó.
-¿Cuál es el interés que el presupuesto participativo de Rosario reviste para ustedes?
-Para nosotros es una experiencia interesante porque estamos trabajando con mucha profundidad en la participación desde el parlamento Vasco. De hecho hemos construido una herramienta a través de la página web para que los ciudadanos puedan participar formulando preguntas y sugerencias a todos los parlamentarios. Por tanto como proyecto filosófico político nos parecía interesante, y por otra parte porque incluye la perspectiva de género. Incluso les propusimos que incluyeran esa experiencia en una herramienta tecnológica en la que estamos trabajando a nivel europeo, que permite compartir todas las experiencias de los gobiernos regionales y locales para el desarrollo de la transparencia y la participación.
-¿La democracia participativa supera las crisis de representatividad?
-La ciudadanía está diciendo con sus lenguajes, con los instrumentos que tiene, que no comparte la manera de hacer la política, y yo creo que el siglo XXI va a tener ciudadanos que exigen, y van a exigir a las instituciones cada vez más cercanía, transparencia, una forma y unos lenguajes distintos, más cercanos a las personas. Además, es una ciudadanía que va a querer participar, por tanto desde los ámbitos políticos institucionales tenemos que poner los instrumentos para legitimar nuestras instituciones.
-¿Cuál es el valor de las nuevas tecnologías en esas iniciativas?
-Hemos utilizado las nuevas tecnologías. Dentro de la Federación de Asambleas Legislativas de las Regiones de Europa, nosotros somos los coordinadores de un grupo de trabajo que se llama edemocracia. Nosotros trasladamos esa reflexión al parlamento vasco y entendíamos que teníamos que desarrollar esa escalera a la e-democracia a través de las nuevas tecnologías de la siguiente manera: teníamos mucha información en el Parlamento y teníamos que darla a conocer a toda la ciudadanía. Además, teníamos que dar la información en tiempo real. Debíamos darla a la carta, para que cada ciudadano accediera a la que quisiera, entonces hemos construido un boletín de suscripción gratuita. Tenemos que dar el último paso que es la de la participación.
-Usted es la primera presidenta del Parlamento Vasco, ¿Le imprime algún sello particular a su gestión por ser mujer?
-Mi primera sorpresa fue ver cómo montones de mujeres a las que encontraba en la calle, al margen de las ideologías, me decían qué contentas estaban de que haya una mujer presidiendo el parlamento. En ese momento yo no pensaba que las mujeres estuvieran esperando que realmente una figura institucional fuera representada después de tantos años por una mujer. Yo siento que para ellas sirve también para demostrar que las mujeres también valemos para gestionar, para gobernar. Dicho eso, es una gran responsabilidad, porque además de la responsabilidad institucional que se le supone a cualquier persona, tengo la responsabilidad de lo que muchas mujeres esperan de mí. Que yo trabaje a favor de la igualdad, de los cambios culturales, del cambio de los estereotipos, y esa es otra misión que me corresponde por ser una mujer.
-¿Cree que las mujeres gestionan de una manera diferente?
-No sólo en Euskadi, si voy a otros foros del ámbito estatal, los europeos o aquí mismo, en Latinoamérica, hay algo común a las mujeres y es que percibimos de una manera distinta, porque tenemos unos chicles diferentes a los hombres, creo que somos normalmente más concretas, no nos pueden esas marcas de qué es débil y que no es débil.
-Los índices de violencia contra la mujer en España son alarmantes, ¿qué tipos de programas tienen en Euskadi contra esta problemática?
-La verdad es que los índices de asesinadas no son en Euskadi demasiado elevados, en lo que vamos del año fueron tres las mujeres asesinadas. Pero la violencia contra la mujer es un drama. El gobierno puso un teléfono de contacto directo y para nosotros fue una gran sorpresa que haya recibido, sólo en los tres primeros meses, 1200 llamadas, un 47 por ciento de mujeres directamente afectadas, y el resto un porcentaje repartido entre familiares, amigos, conocidos, que no sabían como abordar esa problemática.
-¿Qué están haciendo para combatir esta problemática desde el ámbito público?
-En el país Vasco desde el año 2001 tenemos un acuerdo interinstitucional donde colaboran el gobierno, la fiscalía, los abogados. Se definieron protocolos de actuación sanitarios, judiciales y policiales que ayudan a todos los profesionales de esos sectores a abordar esa situación, a homogeneizar el tratamiento de todas las mujeres y no obligarles a ir ventanilla por ventanilla contando lo que les ha ocurrido.
-Desde el ámbito político, muchas veces este tema no se aborda como un problema público de primer nivel.
-Hay que introducir en las políticas públicas, y en las agendas de los responsables políticos institucionales, políticas para poder abordarla. Es un problema cultural, no es sencillo. Si consideramos que es una sociedad democrática y creemos en la democracia, tenemos que poner las medidas para que tantas miles y miles de mujeres no resulten agredidas y asesinadas. Tiene que ser una solución que esté en lo alto de los programas de todos los partidos políticos institucionales. Mi pregunta es si hubiera otros tipos de violencia con esas cifras cómo reaccionarían los Estados. Si este nivel de violencia estuviera en otros ámbitos, cuál sería la reacción de los Estados, sabemos que no sería la misma. Por eso yo creo que hay que convencer a los hombres que tienen que liderar este problema tan grave, porque al final son mujeres asesinadas y no se puede estar callado ante una problemática de estas características. Algo desde el ámbito educacional estamos haciendo mal.
-La ley de igualdad tiene más de dos años en Euskadi, ¿comienzan a verse sus efectos?
-Sí, porque con la aprobación de este tipo de leyes estamos aprendiendo socialmente mujeres y hombres. Suelo contar una anécdota para reflejar cómo estamos avanzando como sociedad y no lo percibimos. Cuando hace cuatro años el Lehendakari Ibarretxe (líder del Partido Nacionalista Vasco y presidente del gobierno) empezaba sus discursos diciendo "las vascas y los vascos", para visibilizar la existencia de las mujeres, todo el mundo se reía, los sacaban en la televisión, veíamos un montón de chistes. Hoy en día nadie lo cuestiona, todo el mundo lo tiene incorporado en sus discursos, pero no sólo en los políticos, también en los privados. Aunque sea por lo políticamente correcto, está bien que como sociedad aprendamos que ese es un lenguaje, que está bien hacerlo, y además recuerdo en uno de los actos un grupo de mujeres empresarias se le acercó al Lehendakari y le dijo "gracias por acordarte de nosotras, porque hasta ahora nunca hemos estado presentes en ningún sitio". Esto que parece una tontería, socialmente hemos aprendido que está bien que hablemos de las mujeres cuando hablamos de cualquier otro tema. Es una manera de visibilizar.
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