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Si el siglo XX ha dejado algo en claro es, precisamente, que el malestar en la cultura ﷓-o sea, la incomodidad del sujeto ligada al estilo de vida que impone cada discurso dominante de la época-﷓, persiste hoy a pesar del aparente triunfo del capitalismo ligado a una política de mercados comunes. Mercado común: para todos, el mismo goce, para todos los mismos modos de satisfacción. Promoción que no hace más que rechazar algún tratamiento posible del respeto por la diferencia.

La notable crisis del vínculo social como resultante de la caída del referente simbólico -﷓este último necesario para poder hacer uso de una vía dialéctica-﷓, y la incesante promoción a la satisfacción inmediata a la luz de la disconformidad de los tiempos actuales, parece haber arrojado por tierra a lo propio de la cultura: efectos de filiación y transmisión de la vida.

Hoy, en los albores del siglo XXI, parece instaurarse la promoción de un sujeto sin historia que pondría de manifiesto un modo de vivir la pulsión que promovería la reducción del sujeto a su anonimato. Entonces, lo actual, a lo que estamos hoy confrontados es con el inminente subdesarrollo social derivado del rechazo del inconsciente, del rechazo de la subjetividad.

El jueves 29 de septiembre, a las 20.30, en el Anexo de la Facultad de Psicología (Corrientes e Ituzaingó) se debatirá a partir de haber visto con antelación los films Ceguera, dirigido por Fernando Meirelles y Hacia rutas salvajes, dirigida por Sean Penn. El tema del encuentro lleva el título Tiempos hipermodernos: pasaje al acto y acting out. En esa oportunidad disertará Javier Ojeda, junto al autor de esta nota, bajo la coordinación de Mónica Marinelich.

*Con Mónica Marinelich, responsables del ciclo Cine y Psicoanálisis 2011.