Sigmund Freud advertía a quien practicaba el psicoanálisis que la enseñanza analítica abarcaría disciplinas ajenas al médico con las que no tiene trato en su actividad: historia de las culturas, mitología, literatura, psicología de la religión. En esto Freud es categórico ya que afirma que sin una buena orientación en estos campos, el analista quedaría inerme y sin recursos frente a gran parte de su material.

Jaques Lacan también recurre a otras disciplinas y se sirve de las matemáticas, la topología, el estructuralismo, la pintura, el teatro e inclusive el cine en el desarrollo de su enseñanza. Es conocido el interés de Lacan por la película "El" de Luis Buñuel que hizo que la recomendara llegando a proyectarla entre sus alumnos.

Podríamos preguntarnos si el psicoanálisis aplicado al cine resulta criticable. A modo de respuesta adelantamos que no se trata de psicoanalizar a nadie, sería imposible ya que no hay un dispositivo donde alguien sea el paciente ubicando a otro como analista a partir de una situación transferencial. Se trata de trasladar lo que el filme nos muestra al campo del psicoanálisis para que fecunde esta disciplina.

Algunas de las problemáticas de nuestro tiempo, como la decadencia del amor, del matrimonio, de la familia tradicional, el aumento de la violencia, la falta de límite entre público y privado, el incremento de un goce autista y solitario, son interrogantes acerca del estatuto actual del sujeto. La época deja sus huellas en cada sujeto y el psicoanálisis que no permanece ajeno a la subjetividad de la época a veces se vale del cine.

Cine y psicoanálisis nacen en el Siglo XX produciendo un impacto en la cultura que aún perdura y se van encargando de reflejar los cambios de cada época.

En 1895 Freud escribe en Viena: "Estudios sobre la histeria" y ese mismo año, en Paris, Lumière estrena lo que sería la primera proyección pública, su película "La llegada del tren a la estación de la ciudad".

Desde entonces ambas disciplinas se han vuelto populares y tienen en común la historia, la ficción, la imagen ya sea fantasmática o real. Un film puede ser analizado más allá de la imagen, tratando de ver algo más, guiado por la curiosidad de cada uno.

Lo bueno de esto es que el enigma, el equívoco, el detalle, el vacío que evoca toda obra de arte, nos muestran que en cualquier producción humana no se lee una verdad única, sino que se nos da la oportunidad de descifrar su entramado. Este interés por interpretar, por descifrar, permite hacer lazo con otros, ya sea el director, el autor, el personaje como así también aquellos con quienes luego de ver una película, tenemos la oportunidad de comentarla. Un buen remedio contra la soledad y el autismo contemporáneo.

Alan Badiou considera que hay dos posibilidades dentro del cine: puede ser un arte repleto de cosas mecánicas, estereotipadas, una repetición de imágenes no criticadas, que forme parte del carácter desolado o desencantado del mundo contemporáneo. Pero además tiene otra posibilidad que es luchar contra esto, propone una imagen del mundo totalmente nueva, que quiebre con las repeticiones, es decir tiene la posibilidad de introducir rupturas.

Todo gran creador de cine es alguien que propone otra cosa que la repetición y que introduce lo nuevo en la historia. ¿Acaso el psicoanálisis no trata también de terminar con la repetición que aqueja a un sujeto tratando de que se produzca una ruptura y que se de lugar a lo nuevo? En este punto, el psicoanálisis esta más cerca del arte y de la invención que de la ciencia.

* Psicoanalista. Miembro E. O. L. Rosario.