Lunes, 10 de septiembre de 2007 | Hoy
OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Binner, Lifschitz y las principales espadas del PS ya se concentran en los cuadros que necesitarán para mantener las dos gestiones en paralelo. Encima muchos hombres y mujeres de las segundas y terceras líneas se van al Concejo y la Legislatura. Y entre los aliados no hay mucho para elegir.
Por Leo Ricciardino
El socialismo enfrenta a partir de las elecciones del domingo pasado un problema que, si bien muchos quisieran tener, es un problema al fin. Y se trata de una crisis de crecimiento acelerado de la fuerza política que deberá ahora encontrar a sus cuadros para distribuirlos entre el gobierno provincial, la municipalidad de Rosario, el Concejo, la Legislatura y hasta la lista de diputados nacionales.
Puede parecer hasta un trance placentero, el de distribuir poder de sobra entre hombres y mujeres propios que no alcanzan a cubrir todos esos cargos. Pero a la larga, en una fuerza como la socialista acostumbrada a trabajar con su propio "semillero", no va a resultar nada sencillo.
Encima se dieron un par de situaciones que evidentemente complican las cosas. Al no alcanzar un acuerdo con las fuerzas del Frente Progresista a nivel local el intendente Miguel Lifschitz tuvo que recurrir a una mediadocena de funcionarios de segunda línea del gabinete para cubrir los puestos de las lista de candidatos a concejales. Y allí estarán a partir de diciembre, entre ellos Aldo Gómez, actual titular de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Teresa Beren, subsecretaria de Economía. Este hecho generará vancantes en el Ejecutivo que demandará hombres y mujeres que podrían haber sido citados por Hermes Binner para la provincia.
Pero hay otra situación. Un hombre "ministeriable" del Frente ganó las elecciones municipales en Santa Fe. El rector de la UNL Mario Barletta también se llevará a los cuadros que lo acompañan para la gestión municipal en la capital de la provincia.
De esta manera, los casi 200 hombres de primera, segunda y tercera línea que se necesitan para cubrir cargos clave en la administración provincial; deberán salir de lo que hay, del círculo de mayor confianza y experiencia y, necesariamente tendrán que promover a algunos que quizás todavía no estan a la altura de las circunstancias pero que deberán obligadamente foguearse en el terreno.
"Es como cuando un equipo chico clasifica para la Libertadores, tenes que armar dos equipos competitivos que se la banquen para los dos torneos y estás con lo justo", graficó días pasados un alto dirigente del PS aunque aún sonriendo por tener este "problema", derivado del contundente triunfo obtenido el pasado 2 de setiembre.
"No sé, ¿cómo voy a saberlo ahora?", responde invariablemente Hermes Binner cuando le preguntan por nombres y cargos. "Algunos ya quieren saber quién será el portero de una escuela en Mugueta, ¿cómo puedo saberlo?", insiste el gobernador electo.
Como sea, una vez superada la embriaguez de un festejo histórico habrá que ponerse a pensar en todo esto. Y es, sin duda, en lo que sobre todo Binner comienza a preocuparse por estas horas, además de la agenda provincial que lo tendrá concentrado durante toda esta corta pero compleja transición, hasta el 10 de diciembre.
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